Solo me quedaba una opcion.
Mirar por debajo de la puerta.
Me agache hasta quedar totalmente extendida en el suelo.
Ahí estaba el, Jeremi, sentado con la camiseta llena de sangre, parecía ipnotizado. Me extrañé porque estuviera aquí, y me dí cuenta de que había entrado en el baño de los tios, mas no me importo, ahora solo podía pensar en Jeremi y en como sacarlo de ahí.
Salí a la puerta y chillé buscando a Kath, mientras los ojos se me nublaban y las manos y las piernas me temblaban.
Volví de nuevo hacia el baño, y Jeremí había movido la posición de su mano para ahora aguantarse la herida de su barriga, supongo que de una navaja.
¿Como había podido pasar?.
Aporreé la puerta una y otra vez gritandole, pero mi esfuerzo no valía la pena, y para frustrarme mas, era demasiado bajita como para colarme por el hueco que quedaba entre la puerta y el techo y estaba demasiado gorda para caber por debajo de la puerta.
Entro Kath corriendo y cerró la puerta para que nadie pudiera entrar.
Corrió hacia mí y observo por ella misma lo que pasaba.
- Hay que sacarlo de ahí - Dijo observando las maneras que yo había hecho antes. - Esta bien, subete a mis manos y cuélate por arriba.
Solo me limité a seguir sus ordenes, todo un éxito.
Abrí inmedoatamente la puerta y entre las dos llevamos a Jeremi a la enfermería.
Nos echaron.
1 hora mas tarde.
- Compañeros de Jeremi, el esta bien, solo necesita descansar.
Una alegría impresionante entro por mi cuerpo.
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¿Hermanastros?
Teen Fiction- ¡¿Pero porque me haceis esto?! - Pregunté alzando la voz con lagrimas en los ojos - Annastasia, tienes que entenderlo, tu madre y yo ya no podemos seguir juntos, hemos esperado este tiempo para que tu fueras creciendo y lo entendieras - Dijo papa...