El misterio de Valquiria (YURI)

Capítulo 17: "Para Érica"

A pesar de que hubiese conseguido mantener todo mi aplomo cuando hablé con ella, en cuanto puse un pie en mi cuarto comencé a llorar y ya no pude parar de soltar lágrimas durante tres días enteros.

Algo dolía horriblemente en mi pecho y por muchas veces que me repitiese a mí misma que había hecho lo que debía y que todo estaría bien a partir de ahora, no era capaz de calmarme. Era como si toda mi alegría hubiese desaparecido. Mi mente se llenaba de recuerdos a cada segundo y no podía evitar escuchar a esa vocecilla que me decía que quizás si me disculpase, quizás si aceptase llevarlo en secreto, quizás si me controlase, quizás podríamos volver a estar juntas. Pero ya estaba hecho. Lo habíamos dejado y no había ningún quizás que valiese. Yo había sufrido todos estos meses por quererla, había sufrido incluso por estar con ella. Hiciese lo que hiciese no podía estar con Kira y esa verdad me pesaba como una losa.

Para poder salir adelante intenté sacar de mí todo lo que quedaba de ella. Bloqueé su número por si intentaba llamarme, le dije a Proust que dejaba el trabajo y también le pedí que hablase por mí con los de la editorial. Si quería pasar página no podía arriesgarme a encontrármela, no podía arriesgarme a verla porque sabía que si lo hacía no podría continuar. Por mucho que doliese había tomado la decisión correcta. Ahora tenía que salir adelante. Volví a clase a los pocos días. Volví a ser la alumna aplicada de siempre. Volví a salir con Sara los fines de semana. Volví a ser una hija ejemplar. Y aunque las semanas iban pasando lo único que no cambiaba era ese sentimiento de vació que tenía en el pecho cuando me acordaba de ella.

Y así poco a poco, llegó el verano, y con él, llegó el día que no quería que llegase. Llevaban más de un mes anunciándolo en televisión, debías de ser un extraterrestre para no saber que hoy, salía a la venta la nueva novela de Valquiria y que Valquiria en persona la presentaría dando una rueda de prensa en televisión. Kira no había vuelto a aparecer en público después de la gira y era la primera vez que consentía que la grabasen las cámaras. Yo llevaba varias semanas pensando en qué haría este día. Es cierto que había sabido de ella por Proust pero no la había vuelto a ver, aunque sólo fuese en televisión, no sabría si podría soportarlo.

El programa empezaba en media hora y yo estaba metida en la cama pensando en qué hacer, cuando el timbre de la puerta comenzó a sonar y tuve que arrastrarme a regañadientes fuera de la cama para abrir. Era un repartidor que me entregó un paquete marrón, me dio los buenos días y se marchó. Abrí el paquete con curiosidad y cuando vi su contenido comencé a ponerme nerviosa. Era un libro, con una portada de flores de cerezo firmado por Valquiria. En la primera página sólo ponía "Para Érica". Pasé la hoja sintiendo que comenzaba a llorar. Leí las primeras líneas y mis piernas empezaron a temblar de nuevo.

"La conocí en otoño, cuando todo se muere. Yo no era más que una persona extraña perdida en mis miedos, que llevaba demasiado tiempo alejada de todo como para poder saber lo que era el amor. Ella era todo lo opuesto a mí. Era demasiado dulce y tenía miedo de que se corrompiese a mi lado. Lo que yo no sabía era que también era fuerte. No sólo no se dejó vencer por mis tinieblas si no que, antes de que me diese cuenta, trajo a mi vida la primavera. Y sin que supiese cómo ni cuándo, me enamoré de ella. "

Esa no era la novela que había escrito cuando estaba con ella. Era otra completamente nueva y hablaba de nosotras. Kira había escrito sus sentimientos por mí en una novela. Quería leerla entera de inmediato pero su presentación en la televisión estaba comenzando y también quería verla. Me senté en el salón con el libro en las manos y aguantando las lágrimas. Estaba en todas las cadenas, era sorprendente ver hasta qué punto era famosa.

Estaba mucho más guapa de lo que recordaba, con vaqueros, camisa y americana y su pelo hecho un desastre como siempre. Sentado a su lado el presentador del programa parecía emocionado mientras sujetaba entre sus manos el mismo libro que yo tenía entre las mías.