Capítulo 2: Un trabajo extraño

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Proust subió las persianas del salón y tanto Valquiria como los gatos entrecerraron los ojos poniendo una expresión de disgusto.

-No me gusta la luz- se quejó- Eso también estaba en la lista Alex ya deberías saberlo.

Él se rio pero siguió subiendo las persianas. El profesor y Valquiria debían de llevarse bastante bien, ella le llamaba por su nombre y él ignoraba sus normas. Supongo que serían bastante cercanos. Yo estaba tan intimidada que no me atrevía a moverme del sitio.

-Fui el editor de Kira hace tres años, antes de que empezase a dar clases en la universidad. A mí también me hizo estudiarme su lista de normas extrañas- dijo el profesor Proust riendo.

Yo me relajé un poco. Me alegraba de que él hubiese venido, si ya me parecía alguien agradable durante las clases, ahora que estábamos fuera de la universidad y no se comportaba como un profesor era aún más simpático. Nada que ver con la escritora extraña que nos miraba enfadada.

-Si no te gustan mis normas, ya sabes dónde está la puerta.

-Olvida eso Kira, haz el favor de comportarte.

Ella refunfuñó pero inexplicablemente le hizo caso. Se levantó de pronto, se acercó a mí y se quedó mirándome con una atención desmesurada. Me miraba tan fijamente que me ruboricé. ¿Pero qué le pasa? Pensé agitada.

-Soy Kira Baker, si vas a trabajar conmigo a partir de ahora tienes que acatar mis normas.

Yo asentí rápidamente y de alguna forma parecía satisfecha. Ahora que el profesor subido las persianas y había luz en la habitación, pude comprobar que todo estaba muy desordenado. Había montañas de libros por todas partes, en el suelo, en los sofás, en las mesas, y entre los libros varios recipientes vacíos de comida rápida. Suspiré. Siempre he sido una maniática de la limpieza, si ella no pensaba limpiar todo ese desorden tendría que hacerlo yo misma. No pensaba trabajar en un lugar así.

El profesor Proust –me pidió que fuera de la universidad le llamase Alex- hizo un poco de café y nos sirvió a las dos. Estuvo un buen rato contándome historias sobre el tiempo que pasó como editor de Valquiria. Yo escuchaba con atención, realmente estaba bastante intrigada por saber más cosas de ella, era sin lugar a dudas la persona más extraña que había conocido nunca. Valquiria por su parte no nos prestaba atención, se terminó el café de dos sorbos y se puso a jugar con el gato negro que había pisado sin querer antes.

Media hora después, Proust me deseó suerte y se fue, dejándome sola con la loca de los gatos. Ella ni quiera levantó la cabeza cuando se  marchó, sólo susurró un “nos vemos” y siguió jugando con el gato. Me ignoraba completamente y empezaba a sentirme a sentirme bastante incómoda.

-Bueno… Entonces… ¿Qué trabajo quieres que haga? El profesor Proust sólo me dijo que tenía que ayudarte a documentarte pero no sé muy bien a qué se refería… ¿Quieres que te busque información?

Intentaba desesperadamente romper el hielo. Además era cierto que no tenía muy claro en qué consistía mi trabajo. Ella me miró fijamente de nuevo antes de contestar.

-Es justamente eso, quiero que me ayudes a documentarme.

La miré esperando a que continuase pero no lo hizo.

-¿Y… sobre qué tema quieres que busque información? No sé de qué va el libro que estás escribiendo…

Ella dejó al gato en el suelo por fin y se giró hacia mí.

-No necesito que busques nada, lo que quiero saber son tus sentimientos.

La miré horrorizada. ¿De qué iba todo esto?

El misterio de Valquiria (YURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora