La culpa

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Cuatro horas, o eso es lo que había calculado. Cuatro horas caminando de un lado a otro viendo como sus pies descalzos dejaban huellas en la arena y ésta se metía entre sus dedos. Ni siquiera Zico le dio oportunidad de ponerse sus botas, tan sólo lo sacó a cubierta y lo hizo caminar por la plancha. Ni siquiera le dejó una pistola para meterse un tiro por sí se quedaba días allí sin comer y prefería acabar con su vida antes de seguir sufriendo, pero no, debía mantenerse con vida, debía regresar al Wild Beast y buscar a Sun Gi. Ya no le importaba ir al Caribe, ya no le importaba el tesoro de los siete mares, el conocer a Sun Gi lo hizo darse cuenta que no servía para ser un pirata y descubrió lo que de verdad quería. Quería estar con ella y vivir una vida tranquila junto a su amada.

-¡AHH! - gritó de la desesperación, la rabia e indignación ¿Qué culpa tenía él de haberse enamorado de Sun Gi y ella de él? ¿Por qué Zico tuvo que comportarse así simplemente por celos?

Yu Kwon se dejó caer sentado sobre la arena, lamentándose en silencio, sintiendo como el sol le quemaba la cabeza y el calor lo abrazaba. Podía meterse más adentro en la isla, bajo alguna palmera pero estaba deprimido y no tenía ganas de moverse, sólo de llorar.

-Yu Kwon, eres un hombre, no puedes llorar - se decía y suspiraba para tranquilizarse.

A lo lejos visualizo una silueta, entrecerró los ojos y puso una mano perpendicularmente sobre ellos para taparse del sol y poder ver mejor. Era la silueta de un navío y no era el Wild Beast pues éste estaba más alejado y de él sólo veía un punto. Yu Kwon se puso de pie y comenzó a gritar por ayuda y a hacer señas con los brazos. No sabía si desde esa distancia podían verlo pero nada perdía con intentarlo. Cogió unas hojas que estaban sobre la arena las cuales habían caído de una alta palmera y comenzó a agitarlas en el aire para hacerse notar más.

-¡AYUDA! ¡POR AQUÍ! - seguía intentando que lo vieran y el barco comenzó a acercarse a la isla -¡SÍ ACÉRQUENSE! – ya veía su salida de esa isla acercándose más y más, sólo tenía que hacer que siguieran al Wild Beast para regresar.

El barco tardó unos cuantos minutos en aproximarse a tierra y una vez que estuvieron los suficientemente cerca, bajaron una cuerda y Yu Kwon se metió al mar para alcanzarla y subir por ella.

-Muchas gracias, de ver...-la punta de una espada se posicionó a escasos milímetros de su cuello a la altura de su manzana de Adán, no quiso ni tragar pues un pequeño movimiento haría que su piel tocase el filo – Mejor me hubiese quedado en la isla.

-Baja la espada Jin.

Yu Kwon desvió la mirada en dirección a quien había hablado y reconoció inmediatamente al pirata, igual a aquel que hace unas horas lo hizo caminar por la plancha y luego lo empujó al agua dejándolo a su suerte. Aquel que quiso hacerle daño a Sun Gi y que deseaba en esos momentos tirarle los dientes y quitarle ese porte altanero de "Yo soy el que manda aquí".

-Ji Seok – pronunció apretando las palabras.

-Wuno es mi nombre.

-¿No te han dicho lo ridículo que suena?

Ji Seok lo ignoró y se acercó a Yu Kwon, con un semblante calmado que en él lucía muy inquietante. Tanta tranquilidad en su persona no era confiable.

-¿Y qué hace el niño fuera de su barco? ¿Te olvidaron en esa isla o hiciste alguna cosa y te abandonaron allí?

-Eso no es asunto tuyo.

-Estás en mi barco, yo te rescaté así que debería saber el motivo por el cual estabas solo allí.

-Zico se molestó y me lanzó al agua.

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