Tempestad en cubierta

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-¿En serio estás bien?

-Yu Kwon, ya te he dicho más de diez veces que sí.

-Tampoco te lo he preguntado tanto - tomó la mano de Sun Gi entre las suyas y la besó - Aún me siento culpable por haberte dejado sola, suerte que llegó Zico.

-Sí -dijo a secas.

-Él, Zico ¿Te trató bien? ¿Te dijo algo?

-Me trató bien, normal ¿Y qué podría haberme dicho?

-Nada -sonrió levemente.

Yu Kwon confiaba en Zico y aún más en Sun Gi y aunque sabía que no sucedería nada si estaban solos, prefería que no volvieran a estarlo aunque fuera en cubierta. Temía que el capitán llegara a decirle algo acerca de sus sentimientos a la chica ya que esta podría sentirse mal al no poder corresponderle y él sufriría. Yu Kwon ya le advirtió a Zico que lo mejor era olvidarse de ella pero no sabía si lo haría y en cambio se aferrara más lo que aumentaría el sufrimiento.

-Sun Gi, no vuelvas a quedarte a solas con Zico.

-¿Estás celoso? No tienes porque estarlo, es Zico, yo no le agrado y él tampoco a mi así que tranquilo.

-¿En serio no te agrada? ¿Ni un poco?

-No...Bueno, no sé, aún no logro entenderlo del todo, a veces es bueno y otras veces no así que no estoy segura si me agrada o no...

Zico ya no pensaba en el tesoro como lo había hecho últimamente, no pensaba en lo que pudiera haber si monedas de oro, coronas, collares o cálices, no se imaginaba los peligros y los obstáculos que se le pondrían en el camino y en aquella monstruosa bestia que dicen que resguarda la isla. Ahora no podía sacar de su mente ese tesoro que tenían abordo, sus ojos con esa mirada tan dulce e inocente en la que se sumergía, su voz que retumbaba en su cabeza como un suave soplo de brisa, esas sonrisas que no eran para él y su personalidad tan osada que los hacía comenzar esas peleas que tenían constantemente y que ahora le parecían muy divertidas. Con una chica como Sun Gi nadie se aburriría, quien la tuviera sería el hombre más afortunado del planeta y ese quería ser él aunque sabía que ella no estaba interesada en su persona... ¿Cómo podía hacer para cambiar su opinión sobre él? ¿Cómo podía conquistarla? ¿Entre ellos dos podría haber algo verdadero? ¿Un amor que en vez de volverte débil te hiciera más fuerte?

El capitán tenía miles de inquietudes en ese momento y el ver a Sun Gi paseándose por la cubierta, asomándose por la borda y sonriendo al ver los delfines que les hacían compañía, hacia darle un vuelco al corazón y no lo ayudaba en nada. Sonreía ligeramente, con sus brazos reposando en el barandal de las escaleras, apoyando su peso en él. Observaba con atención a la chica, siguiéndola con los ojos a cada lado que se movía. En un momento se encontró con la mirada de Yu Kwon quien negó con la cabeza indicándole que olvidara sus sentimientos por Sun Gi, cortó el contacto visual y ahora se topó con los ojos de Taeil sobre él que lo juzgaba ¿Qué acaso todos se pondrían en contra de él? ¿Cuál era el problema si la chica le gustaba? No era como si estuviese cometiendo algún pecado. Sí, iba en contra sus creencias ¿Pero qué podía hacer? Su corazón actuó sólo e hizo que se enamorara de Sun Gi.

-¿Enamorado? - susurró y se enderezó. *Yo no la amo ¿O sí?* Pensó y sacudió su cabeza. Vio como Sun Gi subía al castillo de popa y volvió al timón.

-Zico.

El capitán no le respondió, tenía sus ojos fijos al frente. Escuchó que Sun Gi volvió a llamarlo pero igualmente se hizo el loco hasta que la chica se puso frente a él, con el timón en medio de los dos, llamando su atención.

-¿Qué quieres? - preguntó sin mirarla.

-Sólo quería ver como seguías.

-Estoy bien, ahora quítate del medio que no me dejas ver.

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