Capítulo 4

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Sus labios vagan por la piel de mi pubis, estoy enloqueciendo.
Siento que estoy por morir de excitación aunque solo sus labios están rozándose contra mi pubis.

Gruño.

-Hazlo.
Suplico nuevamente.

_____ me mira mal, toca la punta de mi polla y la presiona haciéndome gemir de placer.

-¿Y si no lo hago?

-Te recostaré en el frío piso, me pondré encima tuyo y haré que me chupes la polla aún así.

Ella ríe.
Su rostro se ilumina, es bonita, más de lo que pensé.
Pasa mis labios por la punta de mi amigo, y lo introduce en su boca.

Muerdo mi labio inferior y trato de sostenerme de la pared.

Oh Dios mío...
Es una sensación simplemente increíble, puedo sentir como su lengua recorre toda mi extensión, y a sus dientes morderme suavemente.

-Sí, sí...
Susurró intentando sostenerme de la pared.

______ chupa mi miembro haciéndome tocar las putas nubes del bendito cielo, una de sus manos comienza a tocar mis testículos suavemente. Estoy ardiendo. Estoy quemándome de tanto placer.

-¡Oh!
Gimo.

Siento que estoy por correrme pero ella se detiene, se levanta del piso y me mira traviesa, puedo verle los senos, y también el abdomen mejor que antes.

-Estoy por correrme, tócame.
Suplico.

______ se aproxima a mí, beso sus labios con bastante fuerza y me relajo al sentir su mano en mi miembro.

Juega con el mientras nos besamos, sus dedos a penas rozan con mi punto más sensible. Le muerdo los labios haciéndola gemir.

Estoy por decir algo pero el orgasmo de interrumpe, siento algo en la parte baja de mi abdomen y finalmente me corro sin poder resistirlo más.

Ella se agacha y bebe todo el semen que sale de mí.

-¡AH!
Grito intentando conseguir fuerzas para no caerme en el piso y seguir apoyado en la pared.

Suspiro de alivio cuando ella termina, vuelve a mirarme. Sonrió y ella me devuelve el gesto, mis manos toman sus mejillas y las acarician.

Sonrió al notar que un poco de semen a resbalado por su mentón, así que la beso nuevamente, encargándome de llevarla directo a la cama de la gran habitación.

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Despedida de soltero | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora