Cristalino

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Gray soltó un suspiro y dejó caer su cabeza sobre la superficie de la barra. Mantenía apretado el vaso en su mano, este igual sobre el mueble, mientras que intentaba pensar en algo bueno.

En dos días sería el cumpleaños de su novia, y como buen inexperto, ni idea de qué jodidos regalarle.
Eso sí, debía agradecerle a su amiga, Lisanna, que pudiera ayudarlo llevándose a Lucy de misión.

Mirajane había llegado a su lado, al tiempo que una gran curiosidad le embargaba al ver de esa manera a Gray.

—¿Pasa algo? —preguntó, exaltándolo un poco. Gray al instante se irguió en su lugar, con sus dedos aún al rededor del vaso con jugo, sorprendido por la voz de Mirajane.

La miró por unos segundos, se pasó la mano por el rostro y suspiró. Dejó caer su mano en el mesón y la volvió a mirar.

—Mañana es el cumpleaños de Lucy.

—Are, ya veo —rió—. No sabes qué regalarle.

Gray asintió ante la afirmación de Mirajane.

—Al menos tienes hasta las once de la noche como máximo y aun son las diez... —murmuró—. ¿Tienes alguna idea?

Gray miró el vaso por unos segundos, y entonces volvió a mirar a la albina a los ojos.

—¿Chocolates? —dudó.

Luego de recibir la respuesta, la mayor Strauss bufó poniendo sus manos en las caderas.

—Sé que Lucy es una chica amable y que ama los chocolates hasta cierto punto, pero Gray, en serio, necesitas algo mejor que eso —negó brevemente con la cabeza.

Gray abrió la boca para decir algo, pero se retracto. Soltó un suspiro.

—Mira, no soy el mejor con las chicas, y Lucy es la primera chica que dejo que se acerque más que las otras —se detuvo—. ¿Cómo demonios voy a saber qué regalarle si es el primer jodido cumpleaños que pasa como mi novia? —alzó un poco más la voz y se pasó la mano por el cabello, desordenándolo.

—Ese no es el Gray que yo conozco.

Los dos se giraron para ver a Cana que se llevaba el barril a los labios con parsimonia.

¿Cuándo se había acercado?

—Yo estoy de acuerdo con Cana —asintió Mira.

Gray entonces las miró a las dos, alternando su mirada entre la castaña y la albina.

—Pero es que no tengo ni idea de qué le pueda gustar —murmuró.

—¿Y nos dices a nosotras? Tú eres su novio, antes eras uno de sus mejores amigos... —Cana negó con la cabeza—. Te desconozco, Gary.

—No me digas así —gruñó el chico, apoyando su codo en el mesón y luego su barbilla en su mano, desviando la mirada.

—Oh —articuló Cana—. Te pones igual que antes —se burló.

—Ciertamente, Gray se ve bastante lindo frustrado —le siguió Mira.

Gray las miró de reojo a las dos y bufó.

—Yo me largo.

Cana y Mira rieron, sin embargo, la primera lo detuvo tomándole el antebrazo. Él se volteó un poco para observarla, pero aun fastidiado.

—Qué.

—Sólo necesitas algo especial y original. ¿Sabes? Lucy me ha comentado muchas veces que ama tu magia, ¿no es eso útil? —alzó una ceja con una expresión algo coqueta.

Una vida juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora