Capítulo 7

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(Farah)

Alba conduce en silencio.

(Nota: lo que está en alineación izquierda y en cursiva son Flashbacks)

- Yo tómo mis decisiones, no tú y ahora rápido antes de que sea tarde - dice interrumpiendome.

Me tóma del brazo y me arrastra hasta su auto, ambas subimos, enciede el auto y acelera.

Maldito Dereck Villan.

Siento dolor en el cuello así que pongo dos dedos sobre el para revisarlo, hago una mueca de dolor y veo mis dedos manchados con sangre.

- ¿Alguna vez te dijeron como te encontramos? - pregunta Alba y yo niego con la cabeza sin verla, suspira - Farah. - me llama dulcemente y volteo mientras ella ve el camino - Tus padres... tus padres te vendieron. - trato de convencerme de que eso no tiene importancia hasta que siento un par de lágrimas deslizarse por mis mejillas - Realmente no recuerdo como se llamaban, tampoco recuerdo el nombre de la persona que te compró - niego con la cabeza no quiero seguir escuchando - pero la persona que te compró también le debía a las personas equivocadas.

Alba

Por primera vez en mi vida, no me importa si lo que estoy diciendo le hace daño o no a Farah, ella tiene que saber la verdad por muy dolorosa que sea.

- Les tengo un nuevo trabajo - el líder de nuestra división deja caer una pila de archivos sobre el escritorio - un traficante de poca importancia se ha metido con la gente equivocada.
Debe estar muerto antes de que comience Octubre, la recompensa es buena así que espero hagan bien este trabajo - hace una seña para que nos retiremos y lo hacemos al instante.

Unos días después nos encontramos a las afueras de la ciudad en la casa del traficante. Entramos por una de las tantas ventanas y tratamos de hacer el menor ruido posible, irrumpimos  en una habitación con las armas listas y disparamos sin detenernos a ver quien o que recibe los disparos.

El hombre al que buscábamos está tirado en el suelo con tres disparos distribuidos por todo el cuerpo.

- No saben con quien se están metiendo - nos amenaza.

- Te equivocas, si lo sabemos. Por eso te ha pasado esto - Gerald  le dedica una sonrisa mientras prepara su arma para acabar con él.

- Puedo darles lo que quieran, más dinero del que puedan ver en sus miserables vidas.

- ¿Realmente piensas que responder de ese modo te salvará? Quienes tienen las armas somos nosotros y tú, tú no...

- Hay algo más - interrumpe mi pequeño monólogo.

- ¿Qué cosa? - Gerald no oculta la impaciencia que tiene por terminar con él de una buena vez.

- Está en una de las habitaciones de arriba - mi compañero asiente y luego le dispara en la frente.

- Creo que no era su día de suerte

Gerald, Bernard y yo comenzamos a buscar en todas las habitaciones.

Estabamos a punto de irnos cuando Bernard encontró lo que buscabamos.
Estaba profundamente dormida o increíblemente sedada, una niña. Una niña que se confundía perfectamente con cualquier cosa en esta habitación, se veía pequeña, frágil.

- ¿Creen que la acepten? -  Bernard se acerca a ella y la toma en brazos tratando de no despertarla.

- Lo dudo - Gerald no era alguien sentimental, era sobrio y frío. Pero ahora era diferente.

- Después de eso encontramos ciertos archivos que tenían tú información y pues lo demás ya lo sabes - volteo hacia ella con la esperanza de ver un poco de tristeza o dolor, pero es inútil.

Farah ya no es aquella niña que encontramos dormida y en peligro, nosotros la volvimos una asesina fría y despiadada. Nosotros destruimos aquella dulce inocencia que poseía y la volvimos algo totalmente diferente.
No hay manera de recuperar a aquella niña y aunque la hubiera Farah se resistiría hasta el final.

Octubre en AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora