Secreto de hermanos [YAOI / GAY]

I - Regreso

El despertador volvió a sonar y Yukki lo volvió a apagar, a decir verdad no tenia ni la más mínimas ganas de ir al instituto ese día ¿Por qué tenían que existir los jueves? Algunas personas odiaban el lunes, pues bien, él odiaba los jueves.
La puerta se abrió de golpa y unas manos lo destaparon y tiraron de la cama violentamente

-¡Levántate! ¡Deja de flojear y ve al instituto! -le gritó una fina (aunque en ese momento no era tan fina, realmente cuando se enojaba sonaba como a una mafiosa furiosa por que le debes dinero) voz femenina, obligándolo a abrir sus ojos.
La luz de la habitación lo dejó ciego por un instante y lo primero que pudo ver bien fueron los grandes y hermosos ojos grises de su madre. Su madre, Tsubaki, era una mujer de mediana edad y estatura, delgada, con el cabello color lila oscuro enrulado y ojos grises, igual que Yukki, todos siempre le decían lo mucho que se parecía a su madre pero el nunca lo vió así "No le llego ni a los talones" pensaba cada vez que alguien le decía eso, su madre era una mujer hermosa.

-¿No vas a decir nada? ¡Vas a llegar tarde! ¡Apúrate!

-Ya, ya... -lo dijo el joven muchacho mientras se levantaba y fregaba sus ojos para acostumbrarse a la luz.

-sinceramente no entiendo por qué no quieres ir, de todas formas, creo que hoy tienen la clase de deporte ¿Qué los jóvenes no aman la clase de deporte?

Yukki abrió la puerta del baño que estaba en su habitación y se cepilló los dientes primero antes de contestar. Cuando salió del baño ya estaba con su uniforme escolar (aunque bastante despeinado)

-Pues no se si te has dado cuenta mamá pero no soy exactamente 'igual a los jóvenes de mi edad' -lo dijo poniendo las comillas con los dedos.

-Oh, vamos -le dió una palmada en la espalda-. Que te cueste socializar un poco más que a los demás no te debe de detener -esbozó una gran sonrisa-. Recuerda que lo que es muy normal es aburrido, está bien ser un poco diferente - Yukki hizo una mueca por lo que dijo "Claro mamá, a ti no te hacen bullyng por ser el cerebrito callado de la clase" pensó -. ¡Bueno ya vete! ¡Se te hace tarde!

-¿Y el desayuno?

-Hoy no desayunas por dormilón. Ahora... ¡VETE!

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Llegó tarde y lo regañaron pero como era buen alumno lo dejaron pasar, ser un cerebrito tiene sus ventajas.
Cuando llegó al salón todos se callaron, como lo hacían siempre que el entraba, odiaba eso con todo su corazón. Fue hasta su mesa (la cual estaba llena de mensajes obsenos, crueles y violentos sobre su persona, obra de Kuro y su pandilla de ignorántes con mal aliento), y mientras buscaba sus cosas dentro de su mochila una mano que golpeó muy fuerte su mesa lo hizo soltar un grito ahogado. Kuro.

-Hola cuatrojos -Cuatrojos. Uno de los tantos motes/sobrenombres que le había puesto ese neandertal a lo largo de esos dos años. Lo peor de todo era que ni siquiera era ingenioso, solo usaba sus anteojos al escribir por que tenía cansancio ya que si no los usaba le dolía la cabeza, además, por favor, "cuatrojos"¿Enserio? ¿No podía buscarse un sobrenombre menos común?-. Me dijeron que llegaste tarde -continuó-. ¿Por qué? ¿Te quedaste a dormir en la casa de algún hombre?

Yukki se estremeció, ese no era un tema que quisiera tocar incluso en sus pensamientos. "Ignóralo, ignóralo y se irá"

-hmm... ¿No me digas que si? ¡JA! ¿Y ahora quién es tu víctima? Marica.

-¡Ya basta! -Y la dulce voz de su ángel guardián lo rescató-. Kuro, eres un reverendo estúpido. Por qué mejor no te vas a comprarle pasta de dientes a tus tan adorados súbditos en vez de estar molestando a Yukki. Mira que realmente lo necesitan, su aliento a mugre se huele hasta América -Tsuki, la tan genial y alegre Tsuki, posiblemente su única amiga en esa cárcel llamada instituto. Ella era genial, con su vivaz cabello rojo corto, sus ojos color verde y gran sentido del humor logró sacarle una sonrisa a Yukki más de mil veces. La veía como si fuera el sol saliente de madrugada, iluminando cada parte oscura del horizonte.