XX - Mejor Tarde Que Nunca (Parte 2)

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Kyouhei limpió las lágrimas de la roja mejilla del ojigris, quien sonrió con los ojos cerrados al sentir la gran palma del ojiazul sobre su piel, tan cálido.

-¿Ya estás mejor?

Yukki asintió. Seguían en la azotea, pasó media hora desde que Kyouhei fue allí, quizá más, pero lo que importaba era que el ojiazul logró hacer sonreía a Yukki diciendo estupideces, recordando cosas graciosas del pasado.

-Yuu -lo miró a directamente con esos hermosos ojos azules que le hacían recordar al cielo- ¿Quieres hablar... De esto?

-No -dijo casi inmediatamente-. No.

-Yuu, tranquilo, debemos de hacerlo, debemos de arreglar esto de una vez.

Kyouhei tenía razón y Yukki lo sabía, realmente lo sabía pero tenía tanto miedo de recordar, de vivir por todo de nuevo, esas miradas de nuevo, todo otra vez, no lo soportaría.

-Yuu, no te quiero precionar pero creo... Creo que ya es hora de sacarte ese gran peso de encima, solo debes hablar

-Eso es lo que más quiero pero... Kyouhei, yo...

-Podemos denunciar a Kuro

Lo que dijo hizo que el ojigris se sobresaltara.

-¿Qué? ¿Cómo lo...? ¿Qué?

-Tu mismo me lo confesaste ¿recuerdas? No dije nada por que estúpidamente pensé que todo iba a estar bien, me equivoqué, con esto que ha pasado me he dado cuenta de que no podemos simplemente quedarnos sentados esperando a que las cosas mejoren -lo agarró de las manos, sus manos eran tan grandes que cubrian por completo las de Yukki-. Por favor Yuu, denuncia

Había súplica en la mirada del ojiazul, demasiada súplica como para aguantar mirarlo a los ojos. Yukki bajó la mirada y casi susurrando dijo:

-Tengo miedo... De lo que pueda pasar

Kyouhei lo agarró del mentón con ternura y lentamente hizo que Yukki alzara la cabeza y sus ojos se volvieran a encontrar. El beso que posicionó en sus labios fue tan hermoso, tan dulce, tierno, cálido y protector como solo las estrellas pueden ser, como solo Kyouhei puede besar, haciéndote sentir el ser más importante del mundo.

-No temas por que yo estoy aquí y mientras yo esté aquí nada malo pasará

Yukki asintió.

****

Al final el permiso se extendió por todo el día, Kyouhei agradeció al cielo tener una buena relación con la jefa de recursos humanos. Había pedido permiso también para Yuu con el director.

-Mi hermano no se encuentra en condiciones de hablar con alguien en estos momentos ¿podría llevarlo a casa para que descanse y ya mañana pueda hablar con usted? -le había dicho

-Claro, el bienestar del señorito Domyouji está por sobre todo en este momento, pero debe de saber que no puede escapar de esto -respondió el director Kageyashi con tono severo.

-Y le aseguro que no lo hará, con permiso -salió de la oficina antes de que el director pudiera responder.

Realmente creía que el sr. Kageyashi se equivocó de profesión, debería de haber sido policía, había pasión en sus ojos cuando hablaba acerca de interrogar a los alumnos. Era un maldito enfermo. Un maldito enfermo con una intuición malditamente increíble.

El receso ya había terminado pero aún estaban algunos alumnos y profesores afuera, ya sea por tener clases de deporte, mudarse de sala o simplemente para escabullirse de alguna clase aburrida. Mientras iban hacia la salida el rubio pudo observar como todos -incluso los maestros- miraban a Yuu: con desagrado, asco, con desprecio, unos pocos lo miraban con pena, pero quizá solo fueran el 2% de los allí presentes.

Secreto de hermanos [YAOI / GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora