La tarde

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-Pásala lindo y si algún niño osa molestarte puedes utilizar los golpes que te enseñé- susurro Jace a Lena- Ve a divertirte- le estampó un sonoro beso en la mejilla y la niña salió corriendo con entusiasmo hasta perderse detrás de las enormes puertas del Instituto.
Jace dio media vuelta y se encaminó nuevamente hacia su apartamento, aún faltaba un par de horas para la fiesta de Magnus... De repente el celular comenzó a vibrarle en el bolsillo.
-Alec- saludó Jace.
-Jace, puedes hablar?- preguntó su parabatai del otro lado de la línea.
-Claro, ¿qué ocurre?
-Estoy teniendo una situación...-Alec sonaba nervioso- Verás, Magnus quiere que me disfracé de gatito esta noche..
Jace no pudo evitar soltar una fuerte carcajada.
-Es una gran idea, serás el felino más temible de la noche. Causarás más miedo que Presidente Miau e Iglesia juntos.
-Es ridículo y lo sabes- se quejó Alec- necesito que me des una idea mejor de disfraz. A mí no se me ocurre ninguna.
-Puedes ir vestido de unicornio zombie... A Lena le quedó perfecto el disfraz, creo que a Clary aún le sobra algo de sangre falsa...
-Ja-ja, que chistoso.
-¿Qué te parece ir de zombie?-sugirió Jace- ropa algo desgarrada, un poco de pintura simulando sangre y te despeinas el pelo... No te tardarás ni cinco minutos en prepararte.
-Eso es una buena idea, sabia que se te ocurriría algo. Debo irme, nos vemos esta noche.
-Hasta entonces.
Jace cortó la llamada y se guardó el móvil en el bolsillo. Se había detenido junto a una panadería y se le ocurrió que sería una buena idea comprar un pastel de fresas para llevarle a Clary. Era su favorito y Jace se sentía un poco culpable por haberla molestado toda la mañana. Sin pensarlo demasiado se metió al local.
-Hola, bienvenido a Cakes & Cupcakes. ¿En qué te puedo ayudar?- dijo la vendedora con esa mirada que siempre tenían las chicas cuando él se acercaba. Siempre le había molestado como lo miraban las mujeres, con una mezcla de deseo y desesperación, desde que era adolescente. La única chica que no lo había mirado así jamás había sido Isabelle y por eso el siempre se había sentido cómodo en su presencia hasta que claro, Clary se había aparecido en su vida y Jace no tardó en darse cuenta de dos cosas: que Clary no lo miraba como las demás y que era él el que la miraba con deseo y desesperación a ella.
-Sí, quiero una tarta de fresa- pidió él.
-Claro, como no. Enseguida la traigo- río tontamente la vendedora y desapareció detrás del mostrador.
A los minutos Jace salió del local cargando el paquete con la tarta. Ya en la vereda, se detuvo y  sacó con cuidado la tarjeta que la vendedora había colocado dentro del paquete. Disimuladamente ella había escrito su número de teléfono, Jace tomó la tarjeta y haciéndola un bollo la lanzó al cesto de basura.
A Jace Halloween no le daba miedo pero lo que sí lo asustaría de muerte sería el escándalo que Clary haría si llegara a ver esa tarjeta que la muchacha había escrito para él.

Cazadores de sombras: especial de HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora