"Si te hubiera hablado"

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 Al verte me di cuenta de que eres una mujer maravillosa; distante y hermosa como un atardecer de invierno, poseedora de una belleza que no conocía limites. Si tan solo te hubiera hablado y tú me hubieras rechazado, hoy no estaría extrañándote sin nunca haberte tenido, pues mi alma habría seguido adelante en lugar de detenerse en el tiempo, cuando mi mirada encontró tu rostro, tu fino y bello rostro.

Si te hubiera hablado, hoy el tormento no sería peor. Si te hubiera hablado, hoy no desearía ser el viento para poder viajar sigiloso hasta tu ventana y entrar adoptando la forma de la brisa, acariciarte el rostro y besarte el cuello, para luego mezclarme con el oxigeno y escabullirme en tu respiración, recorrerte por dentro e impregnar todo tu ser hasta agradarle a tus sentidos, y conseguir ser el dueño de tus anhelos, de tus insomnios; así como tú, eres dueña de los míos.

Pero no. Hoy no eres más que la más distante de mis musas, un ridículo dolor no correspondido, que me hizo darme cuenta de que los pasos que uno no se atreve a dar, también dejan huellas, y además duelen, duelen como el odio de Dios.

Pensar en ti es doloroso pero me gusta, al grado de hacerlo con la misma frecuencia que se mueve el minutero del reloj, y con la misma fascinación con la que un suicida piensa en una bala o una soga. Pensarte, es un veneno que me mantiene vivo, pues me mantiene escribiéndote un poema tras otro, ya habría muerto de aburrimiento o inanición si no tuviera la facultad de pensar en ti.

Escribirte es mejor que pensarte, escribirte, es recordar que debajo de estos huesos hay un corazón palpitante, que ahoga a la mente racional cada que la sangre fluye de regreso hacia él. Escribirte es recordar que estoy vivo, aunque me sienta más muerto que un cadáver, es avivar un fuego que quema aunque nunca se haya encendido, escribirte es retar a muerte a la melancolía, y a veces ella gana, como hoy.

Una Amarga MelancolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora