Ganado.

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Despúes de dos horas de correr, Mika consideró que era hora de tomar un descanso. Dejo al niño dormido recostado en el suelo, y se sentó en una roca a recuperar aliento.

Yuu-chan, ¿por qué? ¿por qué nuestros encuentros son siempre así?

El muchacho apretó la mandíbula, molestó consigo mismo.

No lloraré,   juro por la vida de Ferid, que no lloraré.

Así que lo hizo, porque después de todo, odiaba a Ferid. Lloró todo lo que había estado reteniendo, lloró por Yuu, por su familia, por la chica que había matado Lacus, por el niño que estaba con él y finalmente, por él mismo, por lo que tenía que pasar y por lo que pasaría.

Cuando se volteó con el rostro hinchado por las lágrimas, vio que unos ojos color miel lo observaban con curiosidad.

-Eres un vampiro,- dijo con indiferencia, como un hecho científico.- matas gente y bebes su sangre.

Mika guardó silencio, de verdad, ¿qué estaba mal en este niñito?

- Papá y mamá creían en eso,- continuó, sus ojos ámbar clavados en él- en que algún día terminarían de matarlos a todos. Los comparaban con cucarachas.

Mika no pudo evitar soltar una carcajada, a pesar de que la tensión del encuentro con Yuu seguía en el aire.

-¿Cucarachas?

El niño asintió con los ojos muy abiertos.

-Sí.

El híbrido soltó otra risotada por la seriedad con la que lo decía.

-Oh, bueno. Fingiré no estar ofendido.

El niño hizo una mueca decepcionada.

-Eso era exactamente lo que pretendía.

Mikaela lo miró con los labios entreabiertos, no esperaba tal insulto.

-¿Disculpa?- el chico lo miró con autentica incredulidad. Y el niño, sorprendentemente,  sacó la lengua.

Mika sintió que sus comisuras de sus labios se alzaban en...¿una sonrisa...? ¿hace cuánto que no sonreía?

-Soy mayor que tú,- masculló el vampiro fingiendo molestia, en realidad no estaba sintiendo nada parecido, incluso estaba complacido.

-Si, obvio. - se apartó un mechón azabache de la frente - ¿Cuántos años tienes? ¿unos quinientos?

-En realidad, tengo dieciséis.

La mirada curiosa en los ojos del infante decayó.

-Oh.

Se hizo un largo silencio y el vampiro vio que al niño le temblaban las manos. Pensó en la chica que lo había perseguido con la katana. Aunque los dos no compartían facciones, tal vez ni parentesco..., aún así, aún así ...

-¿Te preocupa la muchacha de cabello castaño?- el niño no respondió,  abrazó sus rodillas con los brazos y escondió la cabeza entre el hueco que quedó.

-Si... no, estoy molesto con ella- su voz sonaba frágil, como un cristal . Bah, pensó Mika , resentimiento de niños.

El blondo estaba apunto de replicar, cuando una figura se lanzó sobre el niño, clavando unos colmillos blancos justo en su clavícula. El niño forcejeó un poco y finalmente, con un movimiento lento, sus párpados se cerraron.

Krul.

-Oye,- dijo el rubio. La vampiresa se apartó sus mechas rosadas y  sonrió , el tipo de sonrisa que haría alguien que ve que te ahogas y no te ayuda.-¿qué haces?

Sed - Owari no seraphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora