¿Qué hay de mi?

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¿Yo?

Siempre me he expresado mejor escribiendo.

Cuando tengo una página en blanco delante de mí, mil posibilidades surgen, cada una llevándome a un universo lejos de aquí, donde yo gobierno todo y al mismo tiempo mis personajes tienen vida y voluntad propia. Es un universo donde sonrío, grito, odio, lloro, amo, soy yo misma. Las letras pintan mi voz interior, me llevan a un lugar desconocido. Ahí no tengo que preocuparme por el qué dirán, porque yo soy quien dicta las reglas. ¿Eso me hace mandona?

Sin embargo, cuando estoy frente a una persona, parezco convertirme en la página; en blanco y totalmente inmóvil e inútil como piedra. Se me ocurren respuestas geniales diez segundos después, o suelto lo primero que se me viene a la mente, que suele ser algo estúpido. O raro. O, normalmente, gruñón. Sí. Tengo humor de oso viejo.

Tengo amigos, claro, pocos pero reales. No soy la clase de chica por la que se mueren, o a quien siempre invitan a las fiestas. Los chicos no me miran, y las chicas no me envidian. Y eso me gusta, en serio. Es genial. No soy muy divertida, talentosa, simpática, ni guapa. Verme con vestido es como ponerle ropa humana a una marmota. Y eso no es del tipo "Oh, creo que soy fea cuando en verdad tengo más culo que Nicky Minaj", esas idiotas bellas que no se reconocen en el espejo. No, en mi caso es mas bien como "Hey, mira, una morsa. Oh, eres tú, no te reconocí". Aprendí a vivir con ello hace mucho tiempo.

Me gusta platicar, pero sólo con ciertas personas. Con los demás, mis nervios se cirspan. Ese pequeño grupo de amigos con los que puedes pensar en voz alta y no te preocupas por lo que vayan a decir, amigos a los que puedes mirar a los ojos sin sentirte en caída libre desde el espacio y con los que puedes decir tontería y media. Con los demás, odio mirar a los ojos, odio los cumplidos y coqueteos, y detesto profundamente la hipocresía y la presunción. Nunca lo verbalizo, claro. No. Podría odiar a todos y apenas unos cuantos se enterarían.

No soy una diosa, ni mucho menos. Acaso un demonio de las profundidades, un orco siniestro que se ha perdido de su mundo original, tratando de encontrar algo que le recuerde a la fantasía que su mundo solía ser.

Esa soy yo. Perdida. ¿O pérdida?

Oh, mierda.


Dentro de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora