Mierda.
A veces creo que el universo nos juega una gran broma cósmica de la que somos protagonistas, víctimas. Algunos terminan volviéndose estrellas, mientras que otros, se hunden más y más en el papel de bufones.
Y, vaya, a veces siento que yo soy parte de este grupo.
¿Por qué? ¿Por qué justo cuando comenzaba a sentirme liberada y feliz, llega de nuevo la estúpida mil veces maldita ola de huracanes en el estómago? ¿Por qué tuviste que ser tan amable conmigo hoy?
¿Por qué tuviste que defenderme cuando un chico del salón amenazó con empujarme?
¿Por qué callaste a todos para que yo pudiera leer en voz alta en clase?
¿Por qué dijiste que era la que más te agradaba de las chicas?
¡En serio, no te entiendo! Primero vienes y me cuentas todo acerca de esta chica, sus bonitos ojos verdes, su completa perfección, lo mucho que te gusta. Mientras yo río y bromeo, pero tus palabras son como vidrio molido. Y luego, al día siguiente, llegas y dices que prefieres los ojos castaños, que hay muchas otras chicas y que Ojitos Verdes es una zorra. ¿¡Qué!?
Sería más fácil si siguieras un solo camino, ¿sabes? Si fueras siempre un imbécil, te superaría en cosa de nada. Pero tienes que darme tus estúpidas ilusiones en flirteos disimulados, ser gentil y dulce y sonreír y reírte por todo lo que digo. ¡No se vale, chico!
Bueno, supongo que es mi culpa.
Me vanaglorié tanto de que por fin te había superado, y aquí estoy.
Estancada de nuevo.
Me odio a mi misma cada día más.
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Dentro de mí
Teen Fiction¿Quien soy yo? ¿Quien quiero ser? Eso no lo se. Soy pequeña, a veces estoy triste sin razon, a veces sonrío porque si. Algunas veces puedo tocar el cielo con tan solo ponerme de puntillas y otras mi voluntad se rasga para dar el siguiente paso. Me r...