Lunes otra vez, no es que pueda quejarme, fue un fin de semana horrible. Travis y yo vimos a papá con la zorra apunto de tener acción. Ellos no nos vieron, pero Travis y yo tuvimos que aguantarnos las ganas de tirarlos a patadas a la calle. Odio a mi padre, sobre todo a esa zorra hipócrita.
Quiero ver sangre. Hazlo. Ahora.
Suspiro al escuchar una de las voces, cada vez están empeorando y no sé qué hacer. No quiero más drogas psiquiátricas y lo peor es que hoy tengo cita con un puto psiquiatra. Como si eso fuera a ayudarme, ¡No lo hará! Soy un caso perdido. No tiene sentido que siquiera trate de ayudarme. Literalmente solo me queda hacer caso a las voces o simplemente ignorarlas, lo cual a veces es imposible, porque son manipuladoras.
Toma la navaja.
Navaja. Navaja. Navaja. Navaja.
Jalo mi cabello con frustración al escuchar tantas voces al mismo tiempo pidiendo lo mismo. Tomo la navaja y con rudeza la paso por la piel de ambos brazos, una y otra vez, sin piedad. Cuando escucho las risas en mi cabeza, decido que es momento de parar.
Voy hacia mi baño, abro la llave del lavamanos y meto mis antebrazos en el chorro de agua, viendo como la sangre cae y se va por el desagüe. Por lo que veo, los cortes son profundos y no me puede importar menos, realmente no me importa.
Una parte de mí se encuentra deseando haber hecho un corte en falso que, ocasione mi muerte. Creo que nadie entendería las ganas que tengo de quitarme la vida. No quiero que alguien cualquiera me mate, ese alguien quiero ser yo.
Suicídate.
Débil.
Cobarde.
Cobarde por querer matarte.
Cobarde por querer vivir.
Una vez listo para la escuela, voy escaleras abajo como siempre, parece que hoy es uno de esos días en los que todo me molesta y encuentro a dos indeseables junto a mi mamá y a Travis. Solo los saludo a ellos, a mi padre y a la zorra, ni siquiera les dirijo la mirada.
Rebana la garganta de esos dos.
No te quieren.
Esa aventura es tu culpa.
Todos son miserables por ti.
No desayuno nada, no tengo ganas, así que espero a Travis y nos vamos.
-Vas a tener un mal día, ¿no? –pregunta Travis, tratando de aligerar el ambiente en el auto.
-Al parecer –nos quedamos en silencio hasta que llegamos a la puñetera escuela. Ambos bajamos del auto y nos despedimos.
No veo a mis amigos por ningún lado, así que me quedo por ahí sin hacer nada. Suena el timbre y no me muevo de donde estoy. Y espero a que todos entren a sus clases, cuando me aseguro que no hay nadie, resoplo con frustración y escucho risas en mi cabeza, combinado del sonido de estática y alarmas.
- ¡Maldita sea! –golpeo con mis dos puños el casillero en el que estaba apoyado. Siento como las heridas se abren, en realidad no pude sentir como se abrían, solo sentí un ardor y que algo se escurría por mi antebrazo.
-Hey, tranquilo, ¿Qué ocurre? –escucho la voz de Heather, me doy vuelta para mirarla.
-Nada, estoy excelente –creo que el sarcasmo me salió natural en esa frase. La expresión de Heather cambia y ladea la cabeza.
-Vamos –empieza a caminar. No necesito preguntar a donde vamos, pues vamos a nuestro sitio. Nuestro sitio. Vaya... es tan cliché. Tiene razón, esto es un jodido cliché.
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Voces del Viento
Teen FictionEsta historia inicio en Wattpad y me parece justo que vuelta a estar en su versión completa y renovada. Es mi primer libro publicado tanto en digital como en físico y realmente llegué a la conclusión de que soy artista, no vendedora, así que ya no...