Capitulo 12: El abismo del vacío

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Viernes otra vez. Fue una semana de mierda, pero al menos ya terminó. Juro que no sé qué hubiera sido de mí si hubiera habido seis días de escuela y no cinco.

Esa noche en la playa todos nos divertimos, aunque en un principio Heath y yo discutimos, el por qué es muy simple; no quería dejar que se drogara. Y lo sé, la invité con nosotros a la playa, donde todos nos drogaríamos y claro, me arrepentí de haberlo hecho, no me arrepentí de invitarla con nosotros, me arrepentí de invitarla a drogarse con nosotros.

Heath se enfureció conmigo. Básicamente me grito que no tenía derecho alguno en decirle que hacer, porque apenas y somos amigos, y que ella hacía con su vida lo que le daba la gana y tiene razón. Me molesté y también le grite, y creo que todos se sorprendieron por eso, menos Travis. Al parecer me gane la fama de pacifista y por eso se impresionaron o al menos eso fue lo que me dio a entender Jesse.

-No te ves como una persona que se altera por algo. –Sus palabras resuenan en mi cabeza mientras las recuerdo.

Tal vez es cierto, no luzco como una persona que se altere por algo, pero como dicen, las apariencias engañan. Cliché, eso sonó tan cliché.

En fin, Heath estuvo fría conmigo lo que resto de la semana, por lo cual decidí darle un poco de espacio. Ella siguió estando con sus viejos amigos, de ellos no se distanció. Pero aun así me sigue rondando la misma pregunta, ¿Por qué ellos actuaron como si no la conocieran en absoluto?

Pronto notarán lo loco que estas.

¿Pacifista dices? Una bomba nuclear es más pacífica.

No parecías muy pacifista con Sofía.

Me veo al espejo y hago una mueca al ver la camisa blanca de mangas cortas que llevo puesta, siento que me ahorca. Tengo dos botones desabrochados y decido desabotonar uno más. Listo. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras al mismo tiempo que mi hermano.

Con los chicos decidimos que hoy saldríamos en la noche, ya que la segunda semana de clases que también dijimos que saldríamos, ninguno pudo hacerlo.

Travis, el saldrá con su nuevo grupo de amigos y claro, Ginny también. Al parecer le está yendo bien con ella.

-Mis bebes, se ven tan lindos –nos piropea nuestra madre, provocando una risa por parte nuestra –Usan jeans más ajustados que las chicas –Travis y yo miramos nuestros jeans negros, y reímos por eso. Mi hermano a diferencia mía, no lleva una camisa, lleva puesta una polera gris.

-Mis amigos llegaran por mí en cualquier momento –anuncia mi hermano y al segundo se escucha una bocina fuera de la casa –Y al parecer ese momento es ahora. Adiós, mama –le da un beso en la mejilla y se despide de mi con un puño.

-A las dos de la mañana te quiero en casa –le recuerda nuestra madre y Travis rueda los ojos, no de manera ruda.

-También debería irme –dejo un beso en la mejilla de mi madre.

-Tres y media, máximo cuatro de la mañana –sonrío a mi madre y salgo de mi casa.

Mejor si no llegas y te matas.

Dejarías de ser una carga para tu pobre madre.

Entro a mi auto y pongo el motor en marcha y me dirijo a recoger a mis amigos. Matt tiene auto, pero decidieron que yo sería el conductor designado. No me quejé al respecto, no me embriago desde... me llena de rabia ni siquiera poder decirlo en mis pensamientos.

Al cabo de quince minutos llego a casa de los hermanos Linwood, donde también se encuentra Jesse. Toco la bocina dos veces y en un minuto ellos salen. Jesse y Ariana se pelean por quien irá en el asiento de adelante, y Matt aprovechó el momento para subirse en el asiento del copiloto y ponerle el seguro. Ariana y Jesse al darse cuenta, hicieron un berrinche, pero terminaron subiéndose al asiento trasero.

Voces del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora