El tiempo en el que estuve estudiando en el colegio tuvo altos y bajos, entre ellos podemos contar muchas penas e intentos de suicidio y horas y horas de llantos. Como dice mi película favorita <<comienza por el comienzo y cuando termines de hablar, te callas>> así que podría comenzar contando a que me refiero.
Bueno, como toda familia la mía nunca estuvo exenta de peleas familiares y de todo tipo, mis padres como muchas parejas separadas <<no divorciados, al menos en ese entonces para la ley ellos seguían siendo un matrimonio>> se llevaban pésimo y cada vez que se veían, sin exagerar se ponían a pelear como si yo <<para mi pésima suerte siempre estaba presente>> no estuviera ahí.
Una de las peores experiencias que viví lejos siempre fue la perdida de mi bisabuelo, es algo que me marco realmente de una forma muy especial. Con él siempre tuvimos una relación bastante interesante, mi abuelo ya tenía una edad muy alta, sus 80 años por lo menos, mi abuela materna <<su hija>> y yo siempre lo íbamos a ver casi todos los días domingos, cuando no íbamos él siempre caía enfermo y nos mandaba a llamar. Mi abuelo fue alguien más que importante para mi pues a pesar de su avanzada edad él siempre jugaba conmigo, jugábamos a las muñecas o me tiraba una pelota y yo la perseguía como si fuera un perrito. Uno de los hermanos de mi abuela junto con su esposa cuidaban del abuelo, ellos tenían un mini almacén en una parte del terreno, no tan cerca de la casa, como a unos 5 metros de distancia. Ellos vendían golosinas y yo siempre traía dinero, una de las cosas que siempre me repetían y yo nunca cumplía era <<no le des tanto dulces al abuelito>>, mi abuelo era muy bueno para comer cosas dulces y siendo sincera hasta el día de hoy se me parte el alma comprar dulces como lo hacía cuando estaba con él, además de que el abuelito tenía la manía de que nadie le cambiara la tele cuando él estaba viendo algo, pero yo no caía en sus normas; cada vez que llegaba a la casa le cambiaba el canal y me ponía a ver Art Attack . Le debo quizás los momentos más felices de mi vida y ese es un vínculo que ya no se rompe.
El día en el que me entere de que se había ido nunca lo olvide, no voy divagar intentando decir algo para que el recuerdo de aquel día sea menos doloroso, ese día fue jueves y a mí me tocaba educación física, así que tenía que ir con buzo, mi madre me fue a buscar al colegio y estuvo rara en casi todo el camino, cuando llegamos a la casa de mis abuelos ella me sirvió un té y me dijo que mi abuelo estaba grave, que algo le había ocurrido y que lo iban a trasladar a otro hospital. Mi abuela se encontraba en la casa del abuelo junto con todos sus hermanos mientras esperaban noticias de lo que ocurría, al parecer mi hermano había ido con ella. Me cambie ropa y me dispuse a ir a ver a mi abuela, tenía que calmarla o ver como se encontraba; no íbamos ni a medio camino cuando mi madre me dio la fatídica noticia <<el abuelito falleció>> llore tanto como podía, intentando mantenerme en pie y ser lo más fuerte de lo que puede ser una niña de 10 años, sin importar cuantas lágrimas derramara el dolor opresor en el pecho no desaparecía y con cada recuerdo que cruzaba en mi mente el sufrimiento empeoraba. Cuando ya había llorado todo lo que podía antes de que me doliera la cabeza o me diera fiebre mi madre me miro y me dijo "tienes que ser fuerte por tu abuela, intenta no llorar", increíblemente y ni yo me lo creo cuando digo que la promesa que le hice en ese momento a mi madre la cumplí, me seque los ojos y con la mayor fortaleza que podía le dije <<no te preocupes mama, ya no llorare más>>.
Momentos como esos me hicieron caer a un pozo sin fondo, donde la luz de la salida se encontraba tan lejos para mí en ese entonces que no podía mirar más allá de mis propias manos. Está de más decir que termine peor de lo que me encontraba ya, ni los días que estaba con mi papa me ayudaban a superar el dolor de perder a uno de los hombres más importantes en mi vida, era como si me encontrara sonámbula o en una pesadilla sin final. Estaba tan devastaba que en lo único que podía pensar era en acabar todo eso, acabar con la desgracia que era mi vida, acabar con esa serie de sucesos desafortunados que parecían no tener fin. Por qué sigo aquí es bastante simple, no pude, después de tanto intento fallido no pude irme a "descansar", y no es por no querer hacerle daño a mi madre o mi padre, más bien era porque no quería causarles dolor a mis abuelos y mi hermano. Esas tres personas eran lo que más quería en el mundo y sin duda eran mi razón para seguir, pero sin duda en cada altibajo me daban esas ganas incontenibles de escapar, huir de aquel lugar que por años llame hogar.
Como toda persona normal me sentía mal de vez en cuando, y mi vida tenía sus episodios agridulces. Uno de los mejores recuerdos que tengo con mi padre son de esos entonces. Él siempre que podía nos llevaba a su local de comida rápida favorito a comer lo que acá llamamos "completos", que son hotdogs con tomate y cacahuate, hay personas que además le agregan algo que parece repollo o col hervida. En fin ese día fuimos a comer completos con él y mi hermano. A los tres nos fascinaba el kétchup y yo por un error estúpido en lugar de agregarle de una forma incontrolada el famoso kétchup le eché sin querer queriendo 'ají'. No quería comer, me ardió/pico/quemo hasta la misma conciencia, y eso que solo lamí un poco que se estaba derramando del borde. Mi padre al ver mi error además de partirse de risa me miro y me intercambio su completo por el mío.
Otro recuerdo muy preciado que tengo es sin duda el día que me convertí en mujer o mejor dicho el día que termine en cama con dolores horribles en mi interior, ya saben cómo si me partieran dos por dentro con una motosierra y además necesitara un exorcismo con urgencia. Solo las mujeres entendemos lo que se siente ese hermoso y fatídico día en el que todos se sienten orgullosos de ti mientras tú te retuerces de dolor. Yo ese día mas que estar asustada o confundida me sentía bastante preparada y feliz, con mucha felicidad le dije a mi hermano la nueva buena y el solo me miro y me dijo <<así que después de todo si eras mujer>>. Un hermano muy comprensivo y sarcástico cuando se lo proponía, para que decir como se lo tomaron mis abuelos, les falto bastante poco para que se pusieran a llorar de la emoción, mientras mi madre por otro lado me contaba experiencias de ella que yo no quería escuchar.
Con mi hermano por todos los sucesos que tuvimos que atravesar juntos nos teníamos una confianza enorme, éramos el confidente del otro, así que cuando le pasaba algo o tenía algo que contar casi siempre a la que primero acudía era a mí. Fue así como me entere que mi hermano/mejor-amigo/confidente estaba comenzando a consumir marihuana, que en realidad estaba hace bastante tiempo en ese mundo y yo tendría que lidiar con la impotencia de verlo perderse en un mundo al que yo tanto le temía. No sé exactamente como lo convencí de que dejara todo eso o que al menos se calmara un poco.
Cuando tenía 10 años, para ser exacta un tiempo después de lo que paso con mi abuelo yo me hice una promesa que no tardaría mucho tiempo en querer romper. Estaba tan harta de todo lo que había pasado y tenía la certeza de que venían cosas peores, que luego de leer una frase que decía algo como <<Es mejor morir por algo, que vivir por nada>>, yo me prometí que si no encontraba una razón por la que seguir hasta que cumpliera los veinticinco años, yo acabaría con mi vida. En esos entonces esa fecha era muy lejana, pero no paso mucho tiempo o quizás sí, para que yo me enterara por la boca de mi madre que ella estaba embarazaba.
No les mentiré, mi primera reacción no fue muy buena. A decir verdad fue bastante mala e inmadura. Estaba buscando algo que ahora no recuerdo, cuando yo le regalo una muñequita a mi madre. Ella me miraba como buscando una forma de decirme aquella noticia que cambiaría mi vida para siempre. Sin dudar mucho me soltó un balde de agua fría en forma de una frase <<vas a tener una hermanita y esta muñequita va a ser su primer regalo>>. No sé porque lo hice y me arrepiento, pero mi primera reacción fue golpearla en la barriga mientras gritaba <<YO NO QUIERO UNA HERMANA>>.
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Mira En Mi Mente
Teen FictionLa caja de los lamentos de una chica suicida, por fin después de tantos años se abrirá. Por mucho tiempo no fue capaz de hablar de sus primeros recuerdos y menos de su infancia... Pero ya es tiempo de dejar sus miedos a un lado y contar su histori...