Segundo Año En El Liceo

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Justo en el verano antes de entrar al segundo año mi madre puso un pequeño local en la feria textil que se establecía a las afueras de la ciudad todos los años. Yo llevaba años hablando con un chico a través de Facebook, cada vez que salía la oportunidad de vernos en en persona yo entraba en pánico y lo dejaba esperándome una y otra y otra vez.

Después de años por fin quedamos de reunirnos en la feria donde yo iba a ayudar a mi madre, Allan (ese era su nombre) me propuso ir a visitarme al trabajo. Nunca nos habíamos visto y tampoco habíamos hablado por teléfono, así que mientras esperaba a por fin tenerlo frente a mí, me lo imaginaba. Imagine su voz ronca y sus brazos llenos de músculos, de piel canela y cabello negro, pero no.

Una hora después de que confirmáramos todo a través de Facebook me llama desde su número solo para decirme que estaba llegando a la feria, que lo llamara si lo veía pasar. Entre sonrisas y miradas nerviosas vi pasar un chico de piel oscura y pelo negro, de ojos negros y voz de pito. Era él y como si la decepción fuera poca cuando lo llame por teléfono para decirle donde estaba, su teléfono tenía como tono "call me maybe".

Me encontró con la mirada cuando escucho una sonora carcajada tras el mesón de uno de los locales, la gente que pasaba me miraba como si estuviera loca y él se acercó a mí para saludarme. Nuestro primer encuentro fue algo que no olvidaría con facilidad, algo por lo que me mofe de él durante todo lo que duro nuestra relación. Caminamos por casi toda la feria, no nos subimos a ningún juego y mejor ni hablar de comer algo, al final cuando me comenzaron a doler los pies fuimos a un puesto de bromas donde un amigo de él atendía y me dejo parada, sola y aburrida. ¡VAYA PRIMERA CITA!

Al rato después intento robarme un beso y yo corrí lo más rápido que pude, bastante enojada por lo capullo que era y emocionada pues él gustaba de mí. A los días me pidió que fuera su polola/novia y así transcurrió el verano; caminando y subiéndonos a los árboles. Todo fue perfecto hasta que tuve que volver al colegio, donde todo se desmoronaría para mí.

Por culpa de rumores inventados por un ex amigo de él, nuestra pequeña historia de amor se fue a la basura, lo intentamos y aun así no había caso... él no quería estar conmigo lo demostraba con sus acciones, nunca podíamos vernos y yo debía buscarlo cuando lo necesitaba.

Los primeros días de clases donde prácticamente vas a solo saber cuál es tu sala y quienes serán tus compañeros el resto del año. Esos días solo fui para ver donde me sentaría y con quien. Para mi desgracia varias de mis amigas quedaron repitiendo, pero la más importante estaba junto a mí. Karla, mi hermosa niña, mi amiga, confidente y cuidadora estaba en mi curso, después de todo el año no iba a ser tan malo como yo creía... pero me equivoque.

El día ocho de marzo era un día normal, de una semana normal, de un mes normal; hasta que Karla me dice que se ira de la ciudad. Todo lo normal que era mi día se fue al carajo, ella se iría y me quedaría sola otra vez salvo por un detalle, Francisca. Ella era nuestro tercer mosquetero, pero nunca tuvo tanta afinidad con nosotras era muy emo y le gustaba mucho irse a alcoholizar con los chicos del grupo al que pertenecíamos. Cuando Karla me contó que se iba a ir por motivos familiares, no mentiré llore como nunca y me costó mucho aceptar que se iría.

Cuando por fin llego el día de su partida nos despedimos como siempre, como si nos volviéramos a ver el día siguiente, yo fui a casa de mis abuelos pues los visitaba todos los días después de clase y en el atardecer me iba a la casa de mi madre, llevaba cerca de 2 años viviendo con ella. Ese día por causas desconocidas dije que me iría más temprano a la casa y justo cuando estoy por llegar a la calle por la que debía irme, la veo con bolso gigante y una maleta y con sus ojos rojizos por el llanto, la acompañaba una amiga de ella y la ayudaba a llevar aquel gigantesco bolso.

Le pregunte si quería ayuda y al final la fui a dejar al terminal, su amiga se despidió y se fue. Yo me quede con ella hasta el final y justo antes de irse me paso unas canciones, la grabe despidiéndose de mi antes de que llegara su bus, no quería dejarla ir. Cuando por fin era hora me fui escuchando "Why Cry" de Panic! at the Disco, unas de las canciones que me paso al celular, mientras veía el bus alejarse de la ciudad y las lágrimas caían desde mis ojos y la misma frase se repetía desde mis audífonos "Why cry for you? (¿por qué llorar por ti?)".

Adaptarme a la rutina sin ella fue sin duda lo más difícil, todos los días debía levantarme e irme por otro camino recordarme que no estaría esperándome en la misma escalera, que no me esperaría en la puerta para ir a almorzar, ni se pararía junto a mi silla para que nos fuéramos juntas hacia la casa. Ahora debía aceptar por una vez por todas que no volvería a verla.

A medida que pasaban los días me iba alejando de todos, leyendo su carta una y otra y otra vez. Leyendo las cosas que escribíamos en la nuestra mesa y ahí me quedaba, con suerte salía para ir al baño. Hasta que un día Francisca entro a mi sala para sacarme de la auto tortura en la que me encontraba y saliera al patio, a los días después de la partida de Karla había llegado un chico nuevo al liceo, a segundo medio E. No lo había visto porque me encontraba lamentándome por la partida de mi amiga hasta que lo vi en la puerta de mi sala junto a Francisca y se presentó con un "Hola, soy Miguel... ven al patio con nosotros". Después de ignorarlos por cerca de una semana finalmente accedí a salir de mi lamento.

Las semanas volaban y mis altibajos aparecían una y otra vez, estuve a punto de repetir curso, no quería ir a clases y mi madre por su trabajo no se enteró de nada, hasta que... mi profesor a cargo, quien también era mi profesor de inglés, llamo a mi madre y le dijo que yo faltaba mucho y que me volví muy aislada, le sugirió retirarse de su trabajo y que hablara conmigo sobre lo que pasaba. Me negué y al final entre conversaciones con mi profesor jefe, accedí a ver a la psicóloga del establecimiento.

Descubrí que la mayoría de los integrantes del grupo con los que me juntaba, iban a ver a la psicóloga solamente para perder clases y yo, bueno... me uní al club. Fui con suerte a cuatro sesiones con ella antes de retirarme y decirle que estaba bien. Si quieren saber porque lo digo, es bastante siempre, mi psicóloga estaba más loca que yo.

Mi primera sesión fue simple, me conto toda su vida y después me pidió que le contara la mía para que entráramos en confianza y poder avanzar, me negué a contarle varias cosas y como noto que no podría jamás hacerme hablar, me dijo que escribiera mi día a día y que dentro de una semana nos volveríamos a ver.

En la segunda sesión volvió a contarme cosas de ellas y algunas de mis amigos, su consejo esta vez era alejarme de ellos y bla bla bla. En la tercera sesión leyó lo que escribí y me dijo que tenía un poco de talento, que si quería estudiar algo; según lo que me dijo ella era como yo a mi edad y fue por sus problemas por los que decidió ser psicóloga.

En la última sesión yo quise contarle mi vida y justo al terminar dijo algo que nunca olvidaría "haz tenido una vida difícil, no sé cómo haz aguantado tanto... si yo hubiera sido tú. Me habría suicidado". La quede mirando con cara de "esto tiene que ser una broma ¿verdad?". Después de ese comentario me fui y nunca más volví, era lo menos que podía hacer. Sé que no todas las psicólogas son así, pero ella les trajo muy mala fama.

Con el tiempo me volví muy cercana a Miguel quien entablo una muy hermosa relación con Francisca. Ellos se volvieron mis mejores amigos y los únicos que siempre estaban conmigo. Intentaban que no volviera a encerrarme tanto y a decir verdad, tengo muchos hermosos recuerdos con ella.

Nuevamente me vi sola cuando por los celos de ella comenzaron a alejarse de mí los dos, pero esta vez me quede junto a Fabián mi fiel amigo del año anterior, quien me estuvo acompañando durante todo el proceso. Entre más tiempo pasaba sola más arisca y violenta me volvía y más me apasionaba por la lectura, escritura y el dibujo.

Escribí mucho durante el tiempo que estuve sola y así nació la idea de escribir esta pequeña novela en primer lugar, pero aun no llego a la razón verdadera por la que ahora lees mi vida. Quizás nos volvamos a encontrar pronto o quizás no, sinceramente no lo sé ahora.


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