Nueva Casa, Nuevos Amigos

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Después de semanas de la rutina de ir a la casa de mis abuelos únicamente a comer, un día a mi abuela se le ocurre la grandiosa idea de regalarnos una mermelada para que tomáramos desayuno, ya que en la mañana hacía mal tiempo para que nos levantáramos tan temprano, y fue ahí cuando mi hermano hablo diciendo que nosotros no tomábamos desayuno y que solo cómo años cuando íbamos a su casa. A mi madre una tía que vivía en la casa de junto le intentaba dar de comer y con ello se mantenía todo el día, no sé cómo se mantenía con un plato de almuerzo todo el día, con cigarros y agua... mucha agua. Cuando mis abuelos se enteraron de lo que ocurría mandaron a llamar a mi mamá ese mismo día, el asunto como era de suponer era sobre nosotros, mis abuelos y mi madre no tenían una buena relación después de que la tratarán de puta era muy difícil para ella ir a aquella casa pero nosotros si podíamos ir, solo recuerdo que mi madre no quería que nos separáramos de ella, pero que era lo mejor en su mirada se podía ver claramente el dolor que le causaba dejarnos, pero siempre me dijo 'fue lo mejor que pude haber hecho'.

Cuando llegamos a la casa de mis abuelos no teníamos nada, absolutamente nada y la poca que teníamos para ser precisa la que llevábamos puesta estaba rota y vieja al igual que las zapatillas, los chicos del barrio nos molestaban, solo unos gemelos que teníamos de vecinos no nos molestaron y ellos fueron nuestros primeros amigos de verdad, los gemelos tenían un sobrino de mi edad y ellos eran un año mayor que yo, cuando nos fuimos a vivir a la casa de mis abuelos yo tenía 5 años y mi hermano tenía 8; el separarme de mi madre y mi padre el cual a pesar de todo yo aún tenía en un altar y lo quería muchísimo, esto fue muy fuerte para mí, me separaron de todo lo que conocía, esto era un nuevo comenzar para nosotros.

Los primeros días en la casa de mis abuelos tuve que compartir la cama con mi hermano, como nuestra llegaba había sido de un día para otro no nos tenían una cama para cada uno, aunque esa ya era la costumbre de cuando mi padre nos 'cuidaba', al pasar el tiempo mi abuelo nos hizo un camarote, el dormir sola me incomodaba y me causaba extrañeza pues desde que tenía memoria yo dormía o como mi hermano o con mi mamá y muchas noches me costaba conciliar el sueño, cuando no podía dormir hacia muchas cosas, con la poca luz que entraba por la ventana podía leer, contar los clavos del techo o leer los libros que tenía mi abuelo bajo el colchón de su cama, cuando me descubrieron leyendo las cosas de mi abuelo me dijeron que aquello eran cosas para mayores... eran historietas para adultos, con sexo explícito y ahí comencé a interesarme por las cosas en pocas palabras "pervertidas", al poco tiempo mis abuelos se deshicieron de todas las historietas dejándome leyendo una y otra vez el primer libro que tuve, se trataba de un fantasmita que vivía solo en un palacio, me encantaba ese libro y me hacía sentir como si yo fuera aquel fantasma en busca de amigos que lo quieran de verdad. Mi hermano parecía tomarse las cosas mucho mejor que yo, yo nunca fui como él y nunca supe cómo enfrentar las cosas que me fueron sucediendo en la vida, lo intenté miles de veces y jamás lo logre, me era terriblemente difícil, incluso a adaptarme a la forma de vida de mis abuelos, ellos no son malos y nos amaban, nos daban lo más que podían para que pudiéramos sonreír.

Un día uno de los tíos de los gemelos nos llevó de regalo sacos llenos de ropa y zapatillas, yo me sentía muy agradecida de todo aquello estaba muy feliz sabiendo que alguien fuera de la familia se preocupaba por nosotros, unas niñas que vivían en el barrio nos miraban como si ellas fueran superiores a nosotros e incluso a mí me decían cosas para bajarme la autoestima, la cual ya estaba algo baja; En ese momento me miraron con envidia mientras mi hermano y yo nos regocijábamos en la suerte que poco a poco nos iba llegando.

Con mi hermano éramos inseparables pues lo único que teníamos era el uno al otro, pero eso cambió cuando comenzó a hacer amigos y se alejaba poco a poco de mí, al ser 3 años menor que él no me dejaban salir y tenía que distraerme dentro de casa, me quedaba rayando las paredes (cosa que mi abuelo odiaba) en lugares en los que solo yo podía ver, como en las noches yo sentía ruidos extraños abajo de mi cama, pensaba que eran ratones y escribí casi como una advertencia "No lauchas (ratones) no" dibujando ratones crucificados, escribí y dibuje lo mismo en la pared de la cabecilla y la del término de la cama. Recuerdo que me la pasaba casi todo el día sola, ya que no habían niñas por ahí aparte de las que nombre anteriormente, me quedaba jugando con mis amigas imaginarias: Alexa y Marry, aunque en realidad era más un nombre como "Maggi" ya que tengo un leve problema para pronunciar la petra "R" y si lo escuchabas con atención te sonaba como un nombre totalmente exótico, ellas eran mis compañeras de juegos y amigas pero casi siempre pasaba algo muy raro para una niña de mi edad, Alexa maltrataba a Marry la golpeaba muchas veces y solo yo podía verlas pues se escondían si venia alguien más.

Las pesadillas por todo lo ocurrido nos perseguían noche tras noche, hasta que un día con mi hermano hartos por aquél maltrato psicológico de cada noche nos dispusimos a hablar de todo lo que había pasado con mi padre lo cual dejó perplejos a todos e incluso a mi madre, todos creían que eramos una familia perfectamente feliz cuando en realidad nunca fue así, mi padre era un alcohólico que maltrataba a mi hermano mientras yo lo venía, mi madre se enfureció y decía una y otra vez que lo quería matar, mi abuela tuvo que esconder todos los cuchillos de la casa, en el fondo yo siempre supe que todo esto pasaría, pero yo protegía a mi padre a pesar de todo pues lo quería y creía que llegaría a arrepentirse pero estaba ciega, ciega respecto a que él era un maldito que solo nos hizo sufrir por un largo tiempo, él para mi estaba en una especie de altar que al pasar del tiempo se fue desmoronando poco a poco, mi madre al final no le hizo nada pues no quería dejar a sus hijos sin padre y menos terminar en la cárcel por un arrebato como ese, está de más decir que mi padre negó todo lo ocurrido y para variar me dejo de 'Vil Mentirosa'.

Después de aquello si mal no lo recuerdo mi abuela nos llevó al psicólogo a mi hermano y a mí, nos hacía muy bien poder hablar con alguien cosas que no queríamos decirle a nuestros abuelos, recuerdo por sobre todo la última vez que fuimos donde debíamos hablar de las noches que nuestro padre nos cuidaba, nos hizo recordar todo lo que habíamos pasado y por ello mi hermano comenzó a gritar y llorar sin control, mi abuela al escucharlo se asustó y no nos llevó más allí, mi hermano siempre me decía que se sentía bien hablar con alguien y que fue malo que no nos llevara más, claro que los recuerdos hacían daño pero desahogarse era la mejor manera de curar y superar aquel dolor mental.

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