Los Cursos "C" (Parte 2)

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Cuando entre en sexto año esperaba con ansias tener una sala mucho mas grande que la del año anterior, pero al parecer mi deseo fue escuchado y en exceso. Esta vez nosotros tendríamos clases con los más grandes, osea en la mañana, nuestro primer día de clases fue en una sala bonita y espaciosa, pero que para nuestra desgracia era de otro curso. El primer día me senté en una mesa con las chicas más malas del curso, estábamos en eso cuando llego una tipa a la que nombraremos "Sue" la invitamos a sentarse junto a nosotras y una al ver que ella hablaba muy correctamente lo primero que le dijo fue "si no dices groserías no puedes estar con nosotras" ella como un molde se adaptó a nuestro grupo, estábamos con eso cuando veo pasar por la puerta a un bombón moreno de ojos marrones y de casi 1,70, me puse estúpida automáticamente cuando nuestros ojos se encontraron y cuando lo ví chocar contra una mesa pude ver que el también se puso idiota, él tenia una voz genial y tenía un físico de deportista. 

Ese mismo día nos cambiaron a la que seria nuestra sala, la que era en verdad el salón de eventos del centro cívico una sala bastante espaciosa, pero no tengo mucho que decir respecto a eso, en cambio de los profesores hay alguna cosilla que puedo decir; en sexto básico tenía un profesor de lenguaje que era gay, él era lejos uno de los mejores profesores que tuve. Él tuvo serios problemas en el colegio, pues había rumores de que él se acercaba a los alumnos varones con intenciones sexuales. Era a mediados de año cuando lo remplazaron por una profesora que se parecía a todas luces a Otto de Los Simpson, ella nos enseñó varias cosas, pero no era lo mismo. Ella era muy buena gente y sinceramente no le preste mucha atención a sus clases, pues mis ojos estaban fijos en "el niño de las zapatillas", me pregunto qué tanto cambiaron las cosas antes de darme cuenta de que me estaba quedando sola, mis amigas se alejaban de mi cada vez más y eso dolía, siempre fuimos bastante diferentes entre nosotras, y eso se aplica incluso en la música que nos agradaba y la forma de ser, yo escuchaba todo tipo de género musical, pero no soportaba demasiado el 'reggaetón'. En cambio mis amigas eran fan de esos grupos, yo siempre tuve una gran preferencia por el rock, algunas personas de mi familia materna tenían un gusto por esta música y creo que parte de eso lo que obtenido yo.

Yo siempre fui una chica muy enamoradiza, era demasiado fácil para mí encariñarme con las personas y eso me ha roto el corazón de demasiadas maneras, no siempre fui la piedra sin corazón que muchas personas pudieron conocer. El primer chico que me gusto, fue mi mejor amigo, pero el primero en el colegio, no me daba ni la hora. Eso pasaba por mi forma de ser tan 'femenina'. Él tenía un nombre religioso, no diré cuál era exactamente, pero les diré que hasta el día de hoy lo tengo que mirar con un balde para no babear el suelo. Ese tipo me gustaba desde que yo iba en primero básico, pero cuando llegue a sexto ví como mi corazón se dividía, ente el hombre que me hacía reír como ningún otro y mi platónico de años. Él chico que me hacía reír fue el que nombre anteriormente, el imbécil que choco contra la mesa, uno de los sobrenombres que le tenía y el que lejos más me gustaba era 'Alegría'. Él era muy divertido e incluso talentoso, ignorando el hecho de que repitiera el año, Alegría era un año mayor que yo, y era casi vente centímetros más alto que yo, con una piel como el azúcar morena, y unos ojos de un café profundo. Su voz, es algo que aunque pasaran mil años nunca olvidaría, su risa y su voz eran de esa clase de las cuales no puedes describir, así como el aroma de un jazmín o una rosa, aromas que no olvidas, pero te son imposibles de explicar. Mi tiempo junto a él fue efímero, nuestra amistad estuvo llena de intervalos, no siempre éramos los mismos. Me refiero al hecho de que en un momento podíamos estar de acuerdo en todo y al otro nos odiábamos y nos llevábamos la contraria como si no hubiera un mañana.

Fue por la banda de guerra del colegio por lo que lo conocí, antes de siquiera saber su nombre, el solo hecho de ver su rostro cuando tocaba o mejor dicho la concentración que mostraba me volvía loca, aquello más el traje de la banda era algo muy cautivador. Siempre he tenido una debilidad por los hombres uniformados, sobre todo cuando tienen un rostro serio y a la vez atractivo; eso era lo que el poseía y lo que me hacía babear cada vez que se cruzaba en mi camino, créanme cuando digo que no exagero, porque no lo hago.

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