Tercer Año en el Liceo

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Primer día de clases, ahora sabía que definitivamente podría empezar otra vez. Se suponía que para ese año iba a llegar un técnico en electricidad al liceo, pero se atrasó. Así que no me quedo más opción que inscribirme en el técnico de Administración de Empresas.

Emocionada me dirigí a la que sería mi sala por los próximos dos años. Sin contar que por un pequeño error de cálculo terminaría entrando en la sala del 4° de gastronomía; interrumpí la clase con mi tosca entrada y termine con las miradas confusas del profesor y los alumnos que estaban ahí presentes, mientras la vergüenza me consumía y con la voz temblorosa pregunte finalmente cual era mi salón.

Quizás si no hubiera llegado tan tarde y si me hubiera fijado más en el número de salón y sobretodo en el letrero que tenía la puerta, todo hubiera sido distinto; quizás también esa era una señal de que nada me iba a salir bien ese año.

Totalmente avergonzada pedí permiso y entre a mi salón caris baja, fue en eso que escuche a alguien gritar mi nombre. Vi muchas caras conocidas entre ellas una chica que estaba en mi grupo de amigos, digámosle C.

La tarde avanzo lenta y un tanto aburrida después de todo era el primer día, no hacían más que hacernos charlas sobre la carrera, los ramos que nos harían y sobre lo amplio que sería el campo laboral una vez saliéramos del liceo.

En el primer receso me reuní con francisca a través de la cerca pues ella había decidido dejar los estudios, mientras hablábamos llego Miguel, su novio. Con el pasar del tiempo él y yo nos fuimos haciendo cada vez más cercanos casi siempre hablando de su relación con francisca y como la misma iba cada vez más en declive, fue así como me entere que ambos querían terminar pues ella encontró el amor en brazos de alguien más.

Para mi incomodidad ambos me pidieron ayuda para terminar la relación pues ninguno tenía el coraje para hablar de ello con el otro, quizás mi error más grande fue haberme metido y también quizás fue mi error haberlos ayudado.

Cuando todo acabo ella se alejó de mi lado porque no quería verlo y él se fue acercándose cada vez más a mí porque tenía el corazón roto.

C y yo con el pasar del tiempo nos hicimos cada vez más cercanas; ella me contaba su historia y yo le contaba la mía. Estábamos la mayoría del tiempo juntas tanto fuera como dentro del liceo, ella fue mi roble por bastante tiempo y quiero imaginar que yo fui el de ella, al final no había nada que no supiéramos de la otra.

Mientras avanzaba el año otra chica se sumó a nuestro grupo, Magdalena era una chica alegre que disfrutaba de fumar mariguana y pasar noches de fiesta. Fue una buena amiga y la pude conocer un poco más en el ámbito personal una de las veces en que nos quedamos solas y nos sinceramos entre el humo de un cigarrillo, de verdad le agradezco los consejos que me dio y como me acogió en mis malos momentos.

Con C por otro lado de vez en cuando hacíamos pequeñas reuniones, unas cuantas solo ella y yo, otras con amigos y varias con mi primo Matías, en esos tiempos nuestra misión era hacerlo más sociable pues no hablaba con casi nadie.

Así fue como el día 15 de mayo de ese año durante una festividad en nuestro liceo cometí mi peor error.

Ese día C, Matías, Miguel y yo decidimos escaparnos para ir a beber; compramos muchas coas. Pero no teníamos donde ir y finalmente nos decidimos por ir a un bosque que estaba en un lugar alejado para que no nos molestaran. Estábamos eufóricos jugando esos típicos juegos de borrachera, conversando de todo e intentando disfrutar el momento, fue en eso, cuando los tragos comenzaron a pasar la cuenta cuando Matías se fue porque su madre lo llamaba, C tuvo que irse porque su bus ya se iba y nos quedamos solos con miguel.

Me quede más que nada porque creí que estaba muy ebrio para caminar, no sería la primera vez que pasaba, solo que aquellas veces estaba francisca. Aun no sé cómo paso, pero él y yo terminamos besándonos y teniendo relaciones sexuales. Así fue como por primera vez me deje llevar por el alcohol y como conocí la famosa culpa que te viene después del sexo.

Sin quererlo después de eso cometí mi segundo gran error, hice que un simple revolcón que jamás debió suceder significara más de lo que quería admitir.

Un mes después de eso comenzó la relación más toxica que tuve en toda mi vida, él no era la inocente paloma que creí conocer, era un monstro manipulador y sin corazón que jugo conmigo por casi ocho meses. Me engaño con tres mujeres y siempre llegaba pidiéndome perdón o con la frase "no importa con quien este siempre volveré a ti"; no me dejaba hablar con ningún hombre y si lo hacia lo amenazaba, iba a mi casa de la nada solo para ver si estaba con alguien más.

Para más remate en ese tiempo mi madre estaba con un tipo igual o peor que él, el cual intento abusar de mí repetidas veces y por resistirme puso a mi madre en mi contra. Según ella él nunca le pego, pero los hematomas sin explicación en su cuerpo decían otra cosa. La relación con mi madre se quebró a tal punto que incluso hoy es difícil para mí hablar con ella.

Miguel siempre me juro que estaría conmigo y la verdad en momentos de crisis siempre me protegió, pero ¿Quién me protegería de él?

Durante el periodo más duro, donde mi madre me gritaba porque corría a su novio de la casa, donde con él nos peleamos casi llegando a los puñetazos, donde la policía llego varias veces a mi casa porque los llamaba por el miedo que el tipo terminara matándonos a las dos y a mi hermana pequeña. Miguel me dejo, por una tipa que era igual de toxica que él, pero eso no hizo de dejar de ir a mi casa y celarme. Quede tan sola que mis únicos amigos eran C y Dante.

Dante era un chico que conocí en un grupo de una banda que a ambos nos gustaba, nos hicimos grandes amigos y con el tiempo fuimos el pañuelo de lágrimas del otro, miguel me dejaba hablar con él porque dante era de muy lejos y no significaba un peligro.

Nunca había entendido a las mujeres que sufrían de maltrato hasta ese entonces, de cómo el miedo no te deja irte, de cómo te pueden manipular hasta quedarte sola y ser solo un envase vacío, de cómo te consumes hasta llegar a ser la sombra de ti misma y un títere en sus manos. Cuando sabes que obedecer sumisamente puede significar la diferencia entre una paliza y un beso. Solo sabemos eso las que estuvimos en esa piel y también sabemos en como la ira puede significar el renacer de nosotras mismas.

La mujer es sorprendente en cada sentido y es admirable como puede salir adelante cuando no tiene nada, cuando su cuerpo es hecho despojos siempre saca la fuerza para levantarse las veces que sea necesarias y yo lo logre, con mi madre dándome la espalda, con un amigo a kilómetros de distancia y C ofreciéndome patadas si no abría los ojos y me daba cuenta.

Finalmente mi historia con Miguel se acabó, al menos por el momento, pero la de mi madre seguía.

Una vez terminado el año escolar la cosa no término en casa, fue el infierno en la tierra hasta que ella quiso comenzar a vivir con él y todo se calmó finalmente, al menos por el momento.

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