DÍA UNO.
SEGUNDA PARTENunca hubiera imaginado que volar por los cielos hubiera sido lo mas maravilloso del mundo. Es muy gratificante el poder sentir el aire fresco rozar tus mejillas. La vista desde lo alto es magnifico y no quiero bajar nunca más. Aquí me siento tranquila, me siento ser yo misma, no tengo que preocuparme por peleas entre el bien y el mal o sobre chicos tontos que quieren algo conmigo. Simplemente soy yo.
-Disfrutando la vista? -Me habla Daniel.
Por un momento había olvidado que estaba con él. Que es él quien me tiene en brazos mientras volamos a dónde sea que vayamos.
-A dónde vamos, Daniel?
Alzo la mirada para encontrarme con sus ojos bellos. Él no me mira, está tan concentrado en el camino hacia el lugar dónde todo según él empezará. Lo llamo varias veces hasta que por fin me mira. Alza ambas cejas castañas.
-Qué dijiste?
-A dónde vamos?
-A un lugar especial.
Suelto un bufido y me dedico a apreciar la vista. Mejor respiro y me calmo antes de que me dé alguna clase de paro cardíaco. El cielo esta claro, el viento fresco y las nubes son tan blancas y parecen hechas de algodón de azúcar. Los rayos de la estrella roja se reflejan en las nubes y nos dejan ver claramente el camino hacia el lugar especial. Cierro los ojos y me dejo imaginar que soy solo yo la que esta volando por los aires. Sonrío al recordar que hace solo unos meses creía que esto es imposible, solo podía verlo en mis imaginaciones y Dios, sabe cuánto había soñado y esperando que esto un día se haga realidad. Y aquí estoy, en los brazos de un ángel, Daniel Grigori, volando por las nubes del cielo azul. Una sensación de estar descendiendo me llena. Abro los ojos y me doy cuenta de que eso mismo estamos haciendo. Daniel baja despacio hacia lo que parece una cúpula de alguna iglesia. Sus pies de repente están sobre la baldosa de piedra. Delicadamente me deja sobre mis pies y empieza a caminar por el angosto camino hacia una puerta metálica. Le sigo sin tratar de mirar hacia el piso que debe estar en sus cincuenta metros hacia abajo.
La puerta metálica se encuentra cerrada con un candado negro, pero eso no representa problema para Daniel, ya que de un solo tirón rompe el candado, abre la puerta e ingresa, me hace señas con la mano para que haga lo mismo pero al momento en que doy dos pasos cuando ingreso choco contra unas cajas y un ruido escandaloso se escucha en toda la cúpula. Daniel me envía una mirada de desaprobación y poniendo un dedo sobre sus labios me manda a callar. Yo sonrío suavemente mientras que alzo ambos hombros. Daniel cierra la puerta y se dirige hacia unas escaleras de madera vieja que tienen un camino hacia abajo.
Luego de casi diez minutos bajando gradas llegamos al piso bajo. Un montón de sillas compartidas se extienden desde el altar hasta la gran puerta de madera. Estamos en una iglesia. Toda la iglesia se encontraba oscura pero aún así puedo apreciar los detalles dorados, las grandes lámparas que cuelgan desde el enorme techo que a su vez se encuentra decorado con un sin fin de imágenes sobre la creación de la vida, diversos cuadros se encuentran colgados en las paredes de piedra que representan el Vía Crusis que realizó nuestro Señor hace ya más de dos mil años. El altar de la iglesia es absurdamente grande para un sacerdote y un par de monaguillos, tiene una mesa de mármol en el medio tapada por un mantel blanco con bordes dorados y encima de él hay un micrófono antiguo. Una gran silla se impone en el medio del altar y detrás de esta se encuentra un Jesús de cerámica que en su centro tiene un sagrario bañado en oro...
-Deja de mirar y apresúrate.
Llevo la vista hacía Daniel, quién esta sosteniendo un pedazo de madera que se ancla al piso de la pequeña capilla que hay en una de las alas de la iglesia. Camino rápidamente hacia él e ingreso por ese túnel oscuro, al poner los pies el frío suelo de la caverna, Daniel me tiende una antorcha que ha sacado de la capilla, esta ya esta encendida permitiéndome ver los alrededores. El suelo es el mismo de piedra que note en la cúpula de la iglesia. Las paredes son de piedra blanca que parece roca que ha sido tallada. Tiene unas gradas talladas que llevan más hacia abajo. Daniel entra y cierra sin hacer ninguna clase de ruido la puerta. Toma la antorcha y parándose en mi delante empieza la caminata hacia lo que parece la entrada al infierno.
El camino duraría si quiera unos tormentosos diez minutos. Todo el lugar era oscuro, lleno de frío y un olor repugnante, sé que por un par me veces pude ver a unas ratas pasearse por uno de los túneles secundarios. Daniel me regañó por ser tan asquienta, pero quién puede caminar cuando hay ratas por todos lados? Pero el lugar al que llegamos era simplemente maravilloso. Puedo quedarme a vivir allí por siempre.
Todo el lugar es tallado en piedra blanca. Unos estantes de madera café oscura se expanden desde el suelo hasta el techo, dando a ser si quiera a cuenta de ojo unos veinte metros de altura. cada cinco metros de alto se extiende a lo largo unos balcones anchos y en ellos unas escaleras movedizas. Hacia la parte baja hay un sin número de mesas antiguas y pesadas que en su centro tienen unas lámparas que trabajan con aceite, unos cuantos bolígrafos de todas las eras se esparcen sobre las mesas y algunos libros están en un carrito de metal. Unas grandes lámparas cuelgan de cada columna gruesa redonda.
Daniel se encamina hacia una estantería vieja, más vieja que las demás. Sube en una de las escaleras y toma un libro realmente grueso. Ninguno libro que he visto se compara con este. Hala una silla y pone el libro en la mesa central, toma asiento y empieza a ojear las hojas.
-Ven a aprender sobre tu vida y la nuestra. Es hora de empezar.
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Escape Anormal
Fantasy¿Te das cuenta? ¿Alguna vez te has decidido por mirar a tu alrededor? Si lo haces y observar cada pulgada con nuevos ojos... No es necesario salir a conocer un mundo en el exterior, no es necesario tener miles de amigos para vivir una aventura o ser...