Escape Anormal

3. SE TÚ MISMO

Estoy paralizada. Últimamente cada que él está cerca termino estando estática en su frente. No puedo terminar como todas las demás, ser iguales a ella. No es que sea malo, pero prefiero ser diferente, a veces rara a sus ojos, pero soy yo y eso es lo que debe de importar.

Todo parece subreal.

Les tengo un gran respeto y admiración a las personas que pueden ponerse en pie, salir a la calle, levantar la mano, decir lo piensan sin temor a nada. Amo que cada persona sea tal cual es, porque eso es lo que todos deberíamos hacer, ser nosotros mismo. ¿Qué importa si el mundo se ríe de nosotros? Solo podemos ser felices una vez, el vivir feliz solo nos da el ser tú, sin sus capas por encima que nos ocultan de todos, sin actuar frente a las personas.

Que hipócrita, Kerd.

Madito subconciente, pero tiene razón aunque no del todo. Yo no siempre fuí lo que soy, siempre viví escondida del "¿Qué dirá la gente?"  Pero me alegro mucho de haber salido de ese infierno. La única que se estaba haciendo daño: Era yo.

-¿Siempre te quedas muda? Mejor voy a bucar a alguién más.

Y esas palabras me sacan de mis pensamiento. Debo dejar de pensar mucho. Me recito a mi misma.

-¿Qué libro buscas? -Digo luego de soltar un suspiro.

-¿Cuál crees tú? -Espera durante un momento y al ver que no respondo, lo hace él.- Bioquímica.

Parpadeo un par de veces. Hago el camino directo a libros Teóricos, busco en sección de Bioquímica y lo encuentro, se lo tiendo sin antes pasar la máquina de precios por él formando así una factura instantánea. Él lo toma y revisa.

-¿Algo más?

-No. -Que cáracter. Digo interiormente.- Ah... ¿Dónde cancelo?

-En caja, con la chica castaña.

No dice ni gracias ni un nos vemos. Nada. Solo se da vuelta con el libro en sus manos y se va, dejándome más confudida que nunca, con tantas preguntas acerca de su personalidad. Dirías que él no tiene nada que esconder, que él es así simplemente; pero después de ciento setenta y siete libros leídos, no creo en eso. Cada uno de los libros que he leído me ha enseñado que una persona como él, esconde mucho más que una persona ruda. Para mi que esté chico está metido en una grande.

Y tú quieres saber que és y meterte también.

-Cállate. -Murmuro en un grito.

Tengo que sacar una cita con un psicólogo. Me estoy volviendo más loca que de costumbre. Ya sabía que era rara porque hablaba con mi yo interno y hasta le llegue a poner nombre, pero que ahora él me esté reclamando y leyendo los pensamientos de mi corazón tonto. Eso es pasarse de locura.

Termino de colocar cada libro en su estante y los de lectura en la cafetería. Son las cinco de la tarde, así que tengo tiempo para tomar el libro que estoy leyendo ahora y continuar. Me hecho en mi lugar favorito, en la ventana que da a la calle, ahora el tiempo ha cambiado y la suave lluvia se hace presente. Amo cuando llueve porque Mattew siempre me trae un late o un Moccacino y suele venir casi siempre acompañado por un pastel de chocolate o un par de panes franceses, mi favorito. Ese es el mejor momento del día, porque puedo disfrutar de las cosas que más me gustan.

Las horas parecen volar, me despego por séptima vez del libro cuando son las ocho de la noche. Hoy es viernes y como todo fin de semana los jóvenes universitarios corren entre lado y lado en busca de sus cosas para la noche de farra. ¿Qué tiene salir todos los fines de semana a emborracharse? Lo único que sacas es terminar a la mañana siguiente con una fuerte resaca, arrepentirte de las cosas que hiciste o dijiste. Por experiencia, no quiero volver a eso. Terminando de atender al último cliente hacemos las cuentas y damor por terminado nuestro día laboral. No ha salido nada malo; si no cantamos lo sucedido con Riden.