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Estoy intentado no salpicar más. Hasta ahora, he dibujado cuatro carteles y he salpicado todo el suelo de mi habitación de pintura azul. Y los suelos de mi casa son de madera maciza, imposibles de limpiar...

Para hacer estos carteles que colgaré en los contenedores de reciclaje dela cafetería, estoy usando colores lisos y letras grandes. También voy a ponerles purpurina y voy a repasar las letras con rotuladores metalizados.Quiero que a la gente le resulte imposible no fijarse en el contenedor que pone Latas y botellas. Estoy harta de que los alumnos sigan usando la excusa de que no han visto el cartel cada vez que tiran las botellas de agua

en el cubo de la basura orgánica.


Se suponía que Marnie y Bianca me iban a ayudar con los carteles pero,


a última hora, me dijeron que no podían. Ojalá no estuvieran en la


asociación. Es evidente que se apuntaron solo para ponerlo en sus


solicitudes universitarias. Aunque Danielle ha venido a ayudarme un par de


horas. Nos hicimos muy amigas cuando yo rompí con el Círculo de Oro.


Últimamente tengo más cosas en común con Danielle que con Erin. Es la


única persona del instituto a la que le interesa salvar el planeta tanto como


a mí.


Soy la presidenta de One World, la asociación para la defensa del medio


ambiente del instituto. Los estudiantes de tercer curso pueden ejercer como


presidentes durante dos años, así que a finales del curso que viene se votará


al nuevo presidente. Supongo que mi amor por la Madre Tierra es genético:


mi madre es especialista en salud medioambiental y mi padre construye


invernaderos. El medio ambiente es lo que los une, pero mi madre es


quince años más joven que mi padre, así que ahí es donde se terminan sus


cosas en común. Para mi padre, una noche ideal consiste en quedarse en el


sofá haciendo crucigramas o leyendo novelas de misterio mientras que a


mi madre le encanta salir, conocer gente nueva e instruirlos sobre cómo


vivir de manera ecológica. Hasta tenemos un huerto en el jardín trasero. Mi


madre vende las hortalizas que cultivamos en el mercado ecológico todos


los veranos.


Todo el mundo en la ciudad la conoce. Vivimos en una de esas pequeñas ciudades de Nueva Jersey que se parece a tantas otras pequeñas ciudades de


Nueva Jersey con nombres como Tranquility, Peapack o Gladstone.


En estas ciudades, todo el mundo se conoce. Por eso, mis amigos están


familiarizados con las normas que mi madre impone en casa. Cuando


vienen a verme, tienen que apagar las luces cuando salen de una habitación


y no pueden dejar los grifos abiertos si no van a usar el agua. También


tenemos que desenchufar la tele o el ordenador cuando dejamos de usarlos


porque, si se dejan enchufados, aunque no estén funcionando, consumen


electricidad.


Una de las cosas que me gustan de mi casa es que tenemos muchísima

El  novio de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora