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Hoy es uno de esos típicos domingos de primavera. Mi madre está en el jardín, plantando semillas de girasol. Mi padre está en la mecedora, entretenido con un libro de crucigramas. Erin ha venido a casa. Estamos viendo una peli en mi habitación. Es una escena que se ha repetido millones de veces. Solo que hoy es distinta.

Hoy me siento culpable.

A Erin no le importa que Jason y yo nos sentemos juntos a la hora de la comida. Le encanta que seamos amigos. Antes de que nos lo presentara en la pizzería, le preocupaba que no nos cayéramos bien, lo que habría sido fatal para sus planes de que hiciéramos cosas juntos. Así que se siente aliviada de que Blake le haya dado el visto bueno a Jason y de que a mí me guste pasar tiempo con él. Con todo el asunto de las miraditas, no sé si el Círculo de Oro le ha hecho algún comentario. Y, aunque lo hayan hecho, no creo que a Erin se le ocurra tomarse en serio los cotilleos. En la mente de Erin, Jason y yo solo existimos en relación a ella.

A veces es así; solo ve lo que quiere ver. Es como si mirara el mundo por un agujerito que le permitiera permanecer ajena a la realidad. Erin quiere saber qué me ha estado contando Jason de ella, pero la verdad es que Jason nunca habla de Erin. Cada vez que intento que hablemos de ella, cambia de tema a los tres segundos. Aunque yo tampoco saco el tema tan a menudo como debiera. Y, precisamente por eso, me está costando un poco responder a sus preguntas.

—Pero, ¿Qué dijo? — pregunta.

—Nada.

—¿Le preguntaste si le gustaba mi pelo y no dijo nada?

Erin tiene el pelo rubio y ondulado, pero ha empezado a alisárselo hace poco. Se suponía que tenía que averiguar si Jason la prefiere con el pelo liso u ondulado... Supongo que lo habría hecho si se lo hubiera preguntado, claro. Aunque creo que lo hice. Estoy segura de que se lo pregunté. Pero no me acuerdo de qué me contestó.

—Bueno, me dijo que te queda bien — le digo.

—¿Lo prefiere liso a ondulado?

—Creo que le gusta igual de las dos maneras.

—Mmm. Qué raro.

—¿Por qué?

—Porque los chicos suelen tener claro cómo les gustan más las chicas.

Normalmente prefieren el pelo liso u ondulado, pero no los dos.

—Supongo que Jason no es tan cuadriculado.

—Es verdad. ¿No es alucinante?

—Totalmente.

Seguimos viendo Thirteen, una película de dos amigas adolescentes que tontean con las drogas. Pero no estoy prestando mucha atención; últimamente no soy capaz de concentrarme ni con las actividades más simples. Si me pongo a leer un libro, empiezo a pensar en otra cosa y me paso veinte minutos en la misma página. O me pongo a ver una película y pasa una escena entera sin que pille ni una palabra de lo que han dicho.

—¿Qué es lo que más te gusta de él? — pregunta Erin.

—¿De quién?

—¡De Jason!

—Ah — Creo que no soy la mejor persona a la que preguntarle eso. No sé qué contestar. Quizá porque tengo demasiadas respuestas —. Mmm... Es divertido.

—Muy divertido.

—E inteligente.

—Super inteligente.

Gromit, mi pez ángel reina, me mira desde su rinconcito de coral. Me acerco al acuario y presiono el dedo contra el cristal. Gromit me mira con curiosidad. Cuando deduce que no soy comida, se aleja.

—El año que viene va a ser guay — dice Erin.

—Seguro.

—Deberíamos hacer un viaje en coche.

—Mmm...

—Podríamos conducir hasta Arizona y ver el panel solar más grande del mundo, ese que llevas tanto tiempo queriendo visitar.

—¿Te refieres a la granja eólica del centro solar?

—Sí, como se llame. ¡Sería genial! Nos turnaríamos para conducir y dormiríamos en moteles de carretera. Y, pararíamos a comer en estaciones de servicio. ¡Te encantan las estaciones de servicio!

No me queda más remedio que reírme del entusiasmo de Erin. A veces, lo único que le importa es divertirse. Su empeño porque todo el mundo se lo pase bien es algo admirable.

—¿Qué más te ha dicho de mí?

—¿Cuándo?

—No sé. Cuando sea. ¿De qué suele hablar?

—Pues...

No sé qué decir. No puedo contarle que en el último almuerzo le estuve enseñando cuadros y gráficos para convencerlo de que reciclara (algo que me prometió que haría, porque lo convertí completamente a la causa, por cierto), ni que me ha enseñado a escribir en código porque, ¿qué pensaría Erin si a ella no le ha enseñado esas cosas? ¿Pensará que tenemos secretos?

Erin se pondrá celosa si a mí me ha enseñado algo y a ella no.

—¿Por qué no me lo cuentas? — me pregunta.

—Porque no hay nada que...

—Ay, dios. ¿Te ha dicho algo malo de mí? ¿Por eso no me lo quieres contar?

—¡Que no! ¡Es que no hay nada que contar!

—¿Me lo juras?

—Sí. Si me hubiera contado algo de ti, por supuesto que te lo diría.

—Pero, ¿no debería haberte contado algo a estas alturas? ¿No habláis de mí?

—A veces. Pero pasan más cosas en el mundo, Erin, por si no te habías enterado.

—Sí, llevas razón. Estoy exagerando. Tengo que relajarme.

Cuando estás en medio de una situación así, a veces es difícil darte cuenta de cómo son las cosas en realidad. Erin no ve lo que yo; ella piensa que su destino es estar con Jason, que están construyendo una relación sólida que durará mucho tiempo y que él siente lo mismo por ella. Pero yo lo veo de otra manera; a mí me parece que Jason está pasándoselo bien con Erin, aunque no va demasiado en serio.

No dudo que Erin le guste, pero sí dudo que le guste tanto como Erin querría. Estoy intentando con todas mis fuerzas ignorar lo que veo. Hay ciertas verdades que no puedes compartir con tu mejor amiga.

N\A

OTROOOO CAPITULOOOO, espero que les guste, no olviden dejar sus comentarios y votos se las quiere.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2018 ⏰

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El  novio de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora