Esta semana estamos haciendo cerámica en clase de Arte. Se me dafatal.Y, claro, a Connor se le da estupendamente. Se queda de pie junto a mitorno para observarme sufrir.
-Intenta no apretar tanto - me dice.
Estoy envolviendo con las manos un bulto de arcilla mientras le doy vueltas al torno. Mi capacidad de coordinación mano-pie parece seriamente dañada hoy: cada vez que trato de que el torno vaya más lento, presiono el pedal con más fuerza. Y sí, ya he aceptado que mi talento artístico se reduce a pintar carteles.
Aprieto demasiado la arcilla. Me rebosa entre las manos y se desmorona sobre el torno.
-Oh, vaya - dice Connor en tono meloso. Un alivio instantáneo para el estrés-. Inténtalo otra vez.
Me encanta Connor. Tiene un efecto calmante sobre mí en momentos de crisis. El año pasado también estábamos juntos en clase de Arte. No es que yo quisiera volver a cursar la asignatura, pero tenemos que hacer una optativa artística durante al menos tres años. Cada vez que me atasco con un proyecto, Connor corre a socorrerme, calmado y solícito. A él nunca le preocupan las cosas que a los demás nos desquician. Quizá sea porque es canadiense. Se mudó el primer año de instituto desde Montreal. Todavía tiene un acento raro y usa palabras que nos resultan extrañas. Hubo un día que estaba hablando de chándales y no me estaba enterando de nada de lo que me estaba contando. Estaba intentando decirme algo de sus pantalones.
-¿Tus qué? - le preguntaba yo.
-él:
-Me he olvidado los joggings.
-yo:
-¿Te refieres a los pantalones del chándal?
Pero Connor no entendía de qué le estaba hablando. Vuelvo a hacer un pegote con la arcilla y lo dejo caer en el torno. Esta arcilla necesita saber quién manda aquí.
-Presiona el pedal solo un poquito - me aconseja Connor.
-Ya, ya. Eso intento.
-Veamos.
Lo intento de nuevo. Esta vez, no espachurro la taza que estoy intentando modelar.
-¿Está quedando bien, eh?
-Sí, ¿eh?
Esa es otra de las cosas que me gustan de Connor. Siempre se ríe cuando imitamos sus muletillas canadienses, como cuando dice «eh» después de cada frase. Junto los dedos y envuelvo la arcilla con las manos. Luego, presiono la parte superior lentamente con los pulgares.
-Un poco más deprisa es mejor.
Piso suavemente el pedal con el pie. Noto cómo el torno empieza a ir a la velocidad que yo quiero. Parece que le estoy pillando el tranquillo. Separo un poco los pulgares hacia los lados, aún haciendo fuerza en la parte superior del pegote. A medida que la arcilla gira, el lugar en el que
presiono con los pulgares se ensancha. Ya se empieza a vislumbrar el
interior de la taza.
Cuando, al día siguiente, la arcilla parece una taza de verdad, me
emociono muchísimo. La llevo a nuestra mesa y se la enseño a Connor.
-¡Mira lo que he hecho! -alardeo.
-¡Eres la mejor! - me dice él.
Está barnizando su pieza. Cuando terminemos de barnizarlas, las
meteremos en el horno. Mañana estarán listas para que nos las llevemos a
casa.
-¿Cómo has hecho eso? -pregunto.
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El novio de mi mejor amiga
Teen FictionLani es tauro y tiene los pies muy en la tierra mientras que Erin es una leo alocada e impulsiva. Lani es una chica independiente, Erin siempre va rodeada por una camarilla de seguidoras. Sus gustos, empezando por los ingredientes de la pizza y, pas...