#13

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En clase de Arte estamos haciendo puntillismo. Es una técnica pictórica
en la que la imagen creada está formada por puntos pequeñísimos. Lo guay
es que los puntos solo se ven si te acercas mucho. Cuando miras el cuadro
de lejos, parece que lo hubieran pintado a la manera tradicional. El
puntillismo es una técnica muy difícil porque se invierte muchísimo
tiempo en hacer todos esos puntitos. Y usar los colores correctos en los
lugares adecuados es fundamental. si los colores no combinan, aunque sea
en una sección muy pequeña, se estropea el cuadro entero.
Como era de esperar, a Connor se le da genial el puntillismo.

—Se te da bien todo — le digo —. Yo soy un desastre.

—No, no lo eres —responde él, pero solo está tratando de ser amable.

Estoy intentando pintar una escena submarina, pero no funciona. Se
supone que mi pez ángel reina debería tener los ojos color amarillo
brillante y rayas azul eléctrico en el borde de la aleta y, en cambio, parece
que estoy intentado dibujar un huevo frito con beicon azul. Igual lo puedo
hacer pasar por puntillismo postmoderno.

—¿Estás seguro de que no soy un desastre? —pregunto.

—Completamente.

—Entonces, ¿qué se supone que es esto?

Deslizo mi obra de arte por la mesa hacia Connor.
Él le da la vuelta al folio y apenas le echa un vistazo antes de deslizarlo
de vuelta hacia mí.

—Un pez.

—¿Cómo lo has adivinado?

—Porque no se te da tan mal como piensas. Tiene buena pinta.

—¿En serio?

—Sí.

Todo el mundo dice que soy demasiado dura conmigo misma. Es parte
de ser tauro. Soy muy cabezota: siempre quiero hacer las cosas perfectas y
a veces no me doy cuenta de que ya están suficientemente bien.

—¿Qué te parece el mío? — me pregunta Sophie.

Se sienta con Connor y conmigo desde el día que Ryan se metió con ella, aunque es muy callada.

—¡Está muy bien! — le digo.

—Gracias — sonríe en dirección a la mesa.

A Sophie y Connor se les da esto mucho mejor que a mí. Llevo
mezclando azul y rojo durante diez minutos y aún no he conseguido
obtener el tono de morado que quiero.

—Quizá no existe —me digo a mí misma en voz alta.

—¿Qué? — pregunta Connor.

—El color que estoy intentando hacer. Quizá no existe.

—Creo que no te sigo.

—Me refiero a que... ¿se han inventado ya todos los colores? ¿O hay
colores que todavía no existen?

—Sigo perdido.

—A ver... ¿cómo... cómo se hacen los colores?

—¿Cómo se hacen?

—Sí.

—Pues con combinaciones de pigmentos.

—Bueno, ¿y de dónde salen los pigmentos?

—Creo que surgen de manera natural.

—¿Y por qué surgen de manera natural?

—Mmm...

Odio cuando no puedo sacarme de la cabeza este tipo de preguntas. Me
torturan hasta que consigo contestarlas. Lo peor de todo es que,
normalmente, no suelen tener respuestas claras. Como, por ejemplo, todo
lo relacionado con el destino. ¿Tenemos control sobre él o nuestras vidas
suceden como determina la suerte, independientemente de lo que
hagamos? Esa es la pregunta que más desearía responder, más que
cualquier otra en el mundo. Pero, probablemente, nunca lo consiga.

El  novio de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora