Bueno, ya han pasado más de 6 meses desde que llegamos a los E.E.U.U., actualmente vivo en Las Vegas, a la que se le llama la ciudad del Pecado, no sé porque, si vender droga no es pecado, en ninguna escritura Santa lo he leído. En fin, cada quién con su propia cruz. Sin embargo, mi mamá y mi hermano viven en California por decisión mía.
He fundado mi propio cartel, y no tiene nombre de pendejadas ni estupideces, le puse un nombre bien varonil, y de fuerza; "El Cartel del Pecado" así nos vamos entendiendo mejor con la bella comunidad de Las Vegas.
Ayer, yo estaba en el Madison Square Garden, había un concierto, y estaba cantando el mismo Andréu Gotelli, obviamente yo estaba en primera fila, deleitando el concierto. Terminando el concierto, llamé al organizador, Pablo, ya que yo quería conocer al cantante. Se puede decir que Pablo es uno de mis mejores clientes de mercancías.
Llamando
- ¿Aló? Pablo, ¿cómo estás? Aquí habla tu amigo, Javier
- Hola Javier, ¿cómo estás? ¿A qué debo tu llamada? Je, je
- Nada, Pablo, quiero conocer a Andréu, ¿se podrá?
- No sé, es difícil
- Eso mismo te responderé si me pides algo, ¿sabes?
- ¿Sabes?... déjame ver, te llamo en dos minutos-
Cuelga
En ese instante recordé la bella melodía que había cantado el Sr. Gotelli. Era un personaje de la música Opera sobre el escenario sin duda alguna.
Suena el teléfono a los 30 segundos
- ¿Aló?
- Javier, ¡está listo! Usted pase tras los bastidores
- Entendido, gracias
Cuelga
Me acerque a los bastidores, y se cumplía mi anhelo, llegue a conocer al aclamado Andréu Gotelli. Mientras me acercaba al camerino, un oficial de seguridad me detuvo.
- ¿Usted es?
- Soy amigo de Pablo, ¿me da permiso?
Debo admitir que era un oficial muy alto y corpulento, de piel oscura y sin cabello. Me miró fijamente a los ojos como si fuera a comer mi alma por dentro. Después de unos segundos en suspenso, me abrió la puerta del camerino para que yo siguiera adelante.
- ¿Hola? ¿Usted es amigo de Pablo?
Lo miré y me detuve, era como ver al mismísimo Miguel Ángel de la música en carne y hueso.
- Eh, disculpa, sí... ¡soy un gran admirador tuyo! – dije de manera tímida.
- Pasa adelante, cuéntame... ¿te gustaría un autógrafo o una foto conmigo?
Me quedaba viendo su camerino, era como el de un Rey. Sillones de piel, prendas de oro, asistentes, entre otras cosas de lujo. En eso me interrumpe y me dice:
- Disculpa, estoy de apuro... tengo un vuelo en unos minutos.
- Sí, disculpa... ¿Me regalas una foto?
En ese momento, él se levanta de su majestuoso asiento y se pone al lado mío. Intenté sacar mi teléfono lo más apresuradamente y menos torpe posible para dárselo a un asistente que estaba con nosotros ahí y qué nos tomara la foto.
- ¡Sonrían! – decía el asistente.
Me tomé una foto con él, y eso fue todo... se despidió de mí con la excusa que ya tenía que irse.
Seguido, pedí un taxi para ir a mi apartamento, el cual queda en la Tremph Tower. A decir verdad, tengo un apartamento muy lujoso. No tanto como un rey, pero sí como un rico soltero.
Inmediatamente cuando llegué, el portero del edificio me dijo que un amigo fue a dejarme un "regalo" y que esperaba arriba.
A decir verdad, yo esperaba una mujer en mi cama, pero no fue así. Cuando abrí la puerta de mi apartamento, en el suelo había al parecer una carta de invitación con mi nombre. Inmediatamente la recogí y al abrir el sobre, era una invitación para un sex club de mi amigo Luis.
Luis Canayas ha sido mi amigo desde que llegué a Las Vegas, es puertorriqueño y es dueño de un sex club llamado "Tasajo" que queda por aquí en Nevada.
La carta decía:
"Estimado Javier, sabes que te aprecio mucho mi compadre, necesito que me ayudes con una tanda de chicas lindas en mi club, tú sabes que siempre tienes tu habitación acá. Llega esta noche. Luis"
Eran las 6:00 p.m. y el club de mi amigo quedaba a 45 minutos con el tráfico que podía haber. Así que me fui del apartamento y me dirigí al estacionamiento del edificio para subirme a mi coche (un Porsche rojo) y me fui directamente al club de Luis.
Cuando llegué, observé que estaba el carro de Luis afuera del club. Era una señal muy buena.
-Que paso Luis, ¿cómo andas?
-Bien Javier, aquí te tengo una chica... -Venga pues ja, ja – dije ansiosamente.
En ese momento, llamó a Laura, una alemana de 28 años bien hermosa, me la lleve al cuarto de huéspedes que estaba asignado para mí.
Mientras abría la puerta, ella entró sola sin que yo la guiara. Empezó a analizar la habitación y yo mientras tanto me senté en la cama.
- ¿Quieres empezar ya? – preguntó Laura.
-No lo sé, ¿te sientes lista? – pregunté mientras le instaba a sentarse a mi lado.
Ella se sentó a mi lado y nos empezamos a besar de una manera sensual y provocativa. De repente, se puso de pie en su forma inmaculada y única. Su cabello rubio caía hasta la mitad de su espalda, sus ojos color esmeralda pinchaban los míos mientras recorrían su cuerpo varias veces. Apenas podía mantener la calma mientras estaba sentado allí. En ese momento, mi pene palpitaba dolorosamente detrás de mis jeans y juro que podía sentirme casi jodido en ese lugar solo con mirarla. No tenía idea del efecto que podía tener ella en mí en ese momento.
Segundos después, me puse de pie y me acerqué a su rostro... y tras un caluroso beso, le fui quitando la camisa mientras que ella me desabrochó el pantalón dando a la simple vista: mi miembro erecto escondido detrás de mi ropa interior; después yo le quite el brasier dejando a la vista sus senos rosados, eran copa B. Empecé a chupar un pezón con tanta hambre y ella empezaba a masturbarme adentro de mi ropa interior. Sin tanta prisa me quité el pantalón con la camisa, y todo lo que me estorbara. Ella también lo hizo con sus prendas de ropa. La levanté entre mis brazos y de beso en beso la llevé a la cama de una vez, la acosté y ella se colocó en una posición de perrito. Dejando a la vista de frente su retaguardia de color rosado con blanco. Yo sin tanta demora me apresuré a ponerme justo detrás de ella. Mi corazón palpitaba a mil... de repente de un beso apasionado intercambiado, la escena se convirtió en una película pornográfica. Estábamos haciendo el amor y en caso de que no... el amor nos estaba haciendo.
Horas después
Ahí estaba yo: agotado, desnudo, alegre y con una mujer hermosa a mi lado.
- ¿Te gustaría salir conmigo este fin?
- Ja, ja, ja – ella se río
- ¿Por qué te ríes? – pregunté en forma seria.
Ella se levantó de la cama y mientras ella se vestía me dio un sermón que no me esperaba
-Mira Javier, sé qué esperas más de mí. Pero esta es mi vida y la verdad no quisiera nada contigo – decía mientras se colocaba el brasier.
Me quedé estático con esas palabras mientras ella se retiraba de la habitación.
Y de nuevo estaba yo ahí: agotado, desnudo, triste y en soledad sobre la cama. Simplemente era otro alfil en mi vida más. Extrañaba tanto a mi novia María, lastima que fue un precio a pagar que cobraron en mi bello México.
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Sexo Sin Limites
AcakJavier Sanchez, mexicano, sexo adicto, narcotraficante y narcisista compulsivo. Intenta llevar una vida tranquila en E.E.U.U. después de escapar de México tras ser perseguido por uno de los carteles más poderosos del territorio mexicano. Después de...