Cap. 4 - L.

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Cerró los ojos, cansados, y durmió lo que quedaba de viaje, pensando en cómo podría ayudar al detective, y también, como sería su apariencia, la única vez que escuchó la voz de L, fue con modulador de voz. Al estar durante tantos años aislado y solo con el contacto de Watari, se lo imagina escuálido, el típico empollón con gafas, aparatos y chalecos de punto. Pero, también pensaba que, si Beyond se pasó sus últimos años en Wammy's vistiendo de manera simple, adoptando el mismo estilo del detective, no tiene que estar tan mal como pensaba.

- Yena, ya hemos llegado a Japón.

Abrió los ojos y vio a Watari sonriendole, le resultaba raro que, aunque el anciano no la conocía en persona se comportaba con ella como si fuera su nieta, con demasiada amabilidad y confianza. Nadie en el orfanato era tan alegre como él, todos eran serios y fríos, como ella. El por qué, estando rodeados de niños superdotados, hace que el ambiente no sea tan cálido e infantil, no negaba que había niños que sí lo eran, pero, la mayoría estaban más fijos en sus cosas que en jugar en cualquier otra tontería a la que estan acostumbrados los demás niños.

Bajó los últimos escalones del avión, cogió la malets y siguió a Watari hasta otra limusina que los esperaban. El camino fue corto, en comparación con el del avión, le ofrecieron un vaso de café, el cual aceptó encantada, poniéndole seis azucarillos, Yena amaba el dulce, al igual que su hermano y al igual que L, aunque eso ella no lo sabía todavía. Llegaron, al fin, frente a un hotel en el que bajaron con más prisa a la que Yena estaba acostumbrada, subieron por el ascensor hasta una de las plantas más altas, donde pararon frente a una de las cuatro puertas de un largo pasillo, lo que revelaba que eran departamentos lo suficientemente grandres como para llamarlas suites. Watari pegó en la puerta en la que estaban y luego la abrió, dejando ver el amplió salón que en estos momentos se hallaba vacío.

- Puedes sentarte donde quieras Yena yo iré a buscar a L. - le dijo con una sonrisa, como siempre. Él se adentró en una de las habitaciones mientras Yena se sentaba en el sofá grande junto al sillón.

L esperaba en una de las habitaciones donde tenía grandes acumulaciones de papeles y montones de monitores conectados a su portátil. Escuchó como pegaban a la puerta exterior y luego como se abriá haciendo saber al detective que Watari ya había llegado junto con la chica de Wammy's House. También oyó como le decía con calma que se sentara para después dirigirse a donde él se encontraba, la puerta de su habitación se abrió abriendo paso al anciano que siempre se encontraba a su lado.

- Ya está aquí, L.

L giró su cabeza para mirar, con su inexpresiva cara, al hombre que se encontraba parado en su puerta. Se levantó con pesadez y camino encorvado detrás de Watari hasta llegar al salón, donde vio una cabellera rubia, la chica de encontraba de espaldas, por lo que no pudo dislumbrar si era tan enigmática como en la foto, tan atractiva, o simplemente era ella, pues, en Inglaterra hay muchas rubias. Con calma, se sentó en el sillón, con su habitual postura, junto a la chica y Watari fue a la cocina ha preparar uno de sus típicos carritos llenos de dulces para él y su invitada. Cuando la observó por primera vez en persona vio que era más hermosa que en la foto, el cabello dorado cayendo por sus hombros y el flequillo tapando su frente y parte de unos mechones rebeldes tapaban parcialmente su rostro, unos ojos azules oscuros como abismos, ópacos, largas pestañas doradas las cuales se enrollaban en las puntas dándole un toque "kawaii", nariz pequeña y fina, labios gruesos y carnosos, leves pecas sobre sus mejillas, casi imperceptibles a ojos estúpidos, y una estilizada forma de la mandíbula, que hacía resaltar la belleza, feminidad y madurez de esta. De un todo de piel entre pálida y dorada, como si el sol mismo la enfocara solo a ella, era delgada, aunque llevara ropa ancha, se veía a leguas que era delgada y con buena figura, sus manos eran pequeñas y sus dedos eran finos y largos, con uñas largas, limadas a la perfección, redondeando las puntas, y un preciso esmaltado en color cobre. La posición en la que estaba sentada le parecía interesante a la vez que simple, las piernas cruzadas cual indio, mientras una mano estaba entre estas y otra la llevaba a su boca, colocando tres dedos sobre su labio inferior y ladeaba la cabeza. Era simplemente perfecta a ojos de cualquier hombre, y él, al ser un hombre, también se incluía el mismo a esa interminable lista.

- Supongo que ya sabrás quién soy. - le dijo con voz neutral.

Yena lo miraba atentamente, era increíble lo joven que se veía, no debía pasar de los veinticinco años, el pelo negro largo y despeinado que tapaba en parte su rostro, ojos grises con unas muy dilatadas pupilas que los hacía verse en negro, unas ojeras oscuras marcadas bajo sus ojos, que le favorecían a su toque misterioso y puede que un poco desquiciado, aunque cuerdo, nariz también pequeña y unos labios finos. Su piel era extremadamente pálida, casi tanto como la nieve que cae en diciembre en el patio del orfanato, era delgado y llevaba la misma ropa que llevaba su mejor amigo en sus últimis momentos en Wammy's, y debía admitir, que aunque Beyond halla querido parecerse a L, solo lo igualaba en la ropa y corte de pelo, pues, Beyond al fin de cuentas, era tan él que ninguna obsesión por alguien le haría parecerde tanto a este, y L, a él simplemente le favorecían todos sus rasgos, desde sus muy abiertos ojos, sus dilatadísimas pupilas, sus profundas ojeras, y su peluciar forma de sentarse. Beyond no se acercaba ni de lejos al detective, el cual lo superaba con pasos agigantados.

- Bien. - le dijo este. - Como te habrá dicho Watari, quiero que me ayudes en el caso que estoy llevando. El Caso Kira. Supongo que ya habrás oído de él.

Yena asintió solo una vez, si había oído hablar de Kira, era el asesino de asesinos y criminales, todo el mundo hablaba de él, todo el mundo lo conocía. Bueno, conocían lo que hacía, pues, su identidad hasta hoy es una incógnita, un misterio, y allí entra L. Pero no sabe por qué entra ella en esa investigación. ¿Qué querrá en verdad el detective? Ella no era más que una pobre huérfana muda.

- Watari me dijo que no hablas, y puedo ver que eso es verdad, lo que no me dijo es la razón. - mintió, pues ya sabía la razón. - Pero seguro que al fin de cuentas lo adivinaré.

Yena lo mirabamos anonadada, el simple hecho de que se preocupe por su problema la sorprendía, no mucha gente se preocupaba por ello, solo su hermano y Matt. L estaba sonriendole con una cara de apariencia inocente mientras la miraba con su escéptica mirada, analizando cada parte de ella. Y lo más, por decirlo de una manera que no suene repetitiva o complicada, la analizaba tal y como ella lo analizaba a él. Desde luego, Yena no podía quejarse ya que tendría un atractivo, a la par que inquientante, compañero en su visita a Japón. ¿Era tan importante para L el Caso Kira como para volver a su lugar de origen? Si a ella le afrecieran la oportunidad de volver a Eslovenia se negaría, ni se tomaría unos días para pensarselo, aunque fuese su hogar, donde creció. Ella no quería volver a pisar la tierra donde vio aquel tormento de aquellos días pasados.

- Bien, Yena, como veo que de hablar poco, ten. - dijo mientras le ofrecía una libreta de notas. - Tiene ochenta hojas, pero si te hace falta más no dudes en pedírmelo.

Volvió a asentir una sola vez, mientras Watari llegaba a la sala con un carro llenos de dulces, ella observó como L se relamió los labios ligeramente y cogía un pastel de fresas y nada, junto a un café y le añadía innumerables terrones de azúcar, ella cogió uno de los paquetes de galletas que allí había junto a otro café, siguiendo el proceso del detective de ponerle varios terrones, lo hizo sonriendo, L si tenía una adicción. Los dulces. No solo uno, todos cuantos pudiera comer y pudiera desear. Yena tenía la ligera sospecha de que se llevaría bien con L, aunque nunca se sabe. La vida toma caminos diferentes pasado las dificultades, y ella, para L, quizás sea un mero entretenimiento mientras seguía con el Caso Kira, o otro pequeño misterio que resolver si se cansaba del otro, Yena no lo sabía, y en el fondo, quería que no fueran ninguna de las dos y que si le pudiera ayudar en algo al joven detective que se encontraba sentado en el sillón de al lado suyo. Que no pudiera hablar no le sería un impedimento, unque no fuera sumamente lista, lo ayudaría, al fin y al cabo, pudo entrar en Wammy's, ¿no?

Bueno, he tardado un siglo y lo se. Pero aquí esta el capítulo cuatro. L en multimedia.

Lonely (L Lawliet Fanfic). PAUSADA TEMPORALMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora