Sigue.

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Marzo 1, 2010:

El día empieza casi nublado, con gotas de gris en las nubes que representaban una llovizna cercana,  voy a la ducha y tardo lo menos posible- odiaba las mañanas- salgo sin desayunar y voy hacia la escuela que se encontraba aproximadamente a diez calles.

Iba al colegio por no dejar, quizá porque sólo necesitaba dos años para graduarme con el mejor promedio- así conseguiría una beca- y estudiaría Literatura y Humanidades. Vivo solo, mis padres no están y obviamente soy hijo único, siento innecesario decir la historia en la cual narro una tragedia así que la dejo a imaginación. Camino con mi reproductor tratando de no escuchar al mundo exterior que habla sin saber.

"So if you love me, won't you let me know" decía Chris Martin al compás de muchas guitarras y una batería enfurecida, Violet Hill era una de mis canciones favoritas, demostraba que el mundo seguía igual de déspota que todos, me fascinaba.

Llego a la entrada dando brincos por las escaleras, evitando cualquier contacto visual con estudiantes que cotillean acerca de sus maravillosas vidas, tiro la maleta al casillero y con la puertecita abierta, veo un cuerpo parado frente a mí.

Pantalones negros apretadísimos marca Zara, completos de taches en la zona de los bolsillos. Converse negros como su cabello y prescindí un olor a cigarrilo que recorría todo el ambiente. Cerré la gabetilla y lo miré a los ojos, sonríe pícaro.

Me fascina describirlo. Era el chico por el cual toda mujer abriría sus piernas, cabello negro como su alma, barba de varíos días que crecía en sus propias direcciones, un pequeño collar colgado en su pecho con forma de patineta de skate adornaba con frialdad sus clavículas que se marcaban cada vez que sonreía en mi cara, tenía un tatuaje de calavera en la parte lateral de su pecho. -lo sabía porque me gustaba espiarlo cuando tenía clase de natación- y unas expansiones pequeñas en sus orejas, negras.

-¿Qué haces aquí, muñeco?- dice mirándome con desdén y sarcasmo-

"Yo soy tu muñeco, úsame".

-Tengo clase de literatura.- respondo temblando.

-Déjame darte tu primera lección.- dice -¿Sabes cómo mataron a Santiago Nasar?

-No.- miento.

-Apuñalado en la puerta de su casa.

-¿Y?

Me arrepiento de mi comentario, lanza un golpe a mi estómago y me deja arrastrándome en mi casillero, con gotitas de sangre en mi boca reseca.

Espero cinco minutos para recoger aire y corro hacia el aula.

Tomo asiento en la primer fila del costado del salón, un puesto que ya tiene marcado mi nombre. Abro los libros y hago memoria sobre todo los trabajos que teníamos para el día. "Un resumen de un libro, oh y el profesor nos dejaría un taller en parejas", pienso mientras recuesto mi cabeza a la pared y desconecto el iPod.

Él profesor entra al mismo tiempo que alguien del cual nunca pensé encontrármelo, por lo menos en el resto del día.

-Gracias por darme la clase hoy, profesor.- dijo Zayn buscando algún pupitre.

-No se preocupe, tome asiento por favor.- replica mientras veo como su cuerpo se ubica unos tres asientos más atrás que yo. 

La clase pasa igual, sin cambios -Aunque para mi opinión, nunca aburrida- casi todos los compañeros estaban distrayéndose tirándose papelitos y notas estúpidas. "Si elegiste la jodida clase, será mejor que le pongas el jodido cuidado" pensaba mientras tomaba apunte acerca de cualquier idea que el profesor dictase.

-Tenemos para hoy planeado un trabajo en parejas.- recuerda el licenciado.

Con mi silencio afirmo lo que el profesor quiere expresar.

Dice las parejas tomando cualquier orden y yo no presto el cuidado necesario, esperando mi nombre y el de mi desafortunado compañero.

-Señor Styles.- habla. -Se ubicará con su compañero Malik.

¿En serio?

Trago saliva y agacho la cabeza asintiendo tímidamente, mis manos temblaban lo suficiente como para no tener la capacidad de sostener el lápiz. Suena el timpre para cambio de clase y soy el primero en salir del aula.

Corro hacia los váters con la maleta en hombros, trato de entrar pero una mano impide mi paso y me observa con soberbia y lucidez.

-Por tu culpa nunca más pediré clases de reemplazo.

Me callo sólo por cortesía.

-Me impresiona que nunca hables en clase, más te vale que el trabajo te quede impecable y creible.- dice rápidamente tratando de irse.

-No haré esto sólo.- le escupo liberándome de un peso en los pulmones. 

-¿Qué?- pregunta.- No doy tan idiota.

-Si no te pasaras toda la clase comportándote como una mierda quizá entenderías más.

Se queda callado mirándome fíjamente, penetrándome con sus inmensos ojos miel.

-Dentro de dos días, en tu casa. -balbucea pegándome a la pared, compartiendo el mismo calor corporal. -¿Entendido, pringado?

"Si me lo dijeras sin camisa y besándome el cuello, lo entendería mejor".

-Sí. gimo mientras me tira al suelo y se desaparece en medio de los pasillos vacíos.

"Moriré o viviré, lo sabré en dos días" Pienso mientras corro hacia la segunda clase.

Del amor y otros demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora