Marzo 8, 2010
Doy mi batalla para poder despertarme, me duele todo centímetro de mi cuerpo y me imposibilita siquiera pararme, así que es una tortura darme un baño. Rebusco mi botiquín que honestamente había olvidado que existía y me cambio las vendas, dejo en remojo las otras porque no soy capaz de lavarlas y salgo a la escuela con un sánduche en la mano.
Llego al edificio y logro mi misión diaria de pasar desapercibido. Corro hacia el casillero y trato de abrirlo torpemente sin que me ardieran las manos o me acalambraran toda la extremidad. Camino lento hacia el salón mientras escucho a todo el mundo hablando de su fin de semana.
"Ayer fuí a una fiesta en casa de Matt" "Guau, ¿en serio?" "Sí, fue espectacular".
Sonrío en mi mente.
"Yo me follé al más macho del instituto, después me consoló e hicimos el amor otra vez y al final me terminó salvando de un intento de suicidio, ¿y tú?"
Acabo de comer un sánduche y sigo con mucha hambre, voy a la cafetería y compro un paquete de papas y los como en el camino, suena el timpre y todos corren en estampida hacia los salones pero yo me tomo mi tiempo. Todo el pasillo está solo, mi profesor entra y me saluda. Hace un gesto que dice más o menos que si ya voy a entrar y le respondo con otro que significa "En un momento" para mí.
Veo que Zayn y sus amigazos están acorralando a un chico en una esquina, ardo en una furia y corro hacia ese grupito.
-¿Qué coño le piensan hacer?- digo.
Todos se voltean a enfretarme, Zayn es el último en mirar.
-A tí que te importa, maricón.- dice un tipo corpulento acercándose. Observo al chico que está completamente asustado, es el mismo que ayer se estaba mudando de casa, y confirmo lo bueno que está.
-¿Por qué no van a perseguir pelotas y lo dejan en paz?- replico.
Uno de los cuatro tipos me agarra del cuello de la camisa y me pega a la pared.
-Cállate, comepollas.
-Déjame la tuya.- digo sonriendo, con tono retador.
-Dejen a este idiota.- susurra Zayn. -Vámonos de aquí.
-No dejaré a este pendejo sin su merecido.
-Me encargo yo después.- dice.
Y me tira al piso.
Se pierden en el pasillo, aquel chico que estaba temblando me da su mano para levantarme, la recibo con gusto.
-Gracias.- susurra.
-No es nada.- digo sacudiéndome. -tienes que controlar a esos hijos de puta.
-Soy nuevo aquí.
-Eso lo sé.
-¿Cómo...?
-Somos vecinos-. digo esbozando una sonrisa. Él no se molesta en preguntarme algo más. Me extiende la mano y dice:
-Mi nombre es Louis.
-Mi nombre es Harry.- digo respondiéndole el saludo.
-Te conozco hace unos minutos, me salvaste de una paliza y ahora quiero que nos veamos en la cafetería, en el receso.
Guau, que chico tan agradable.
-Sería un placer- respondo.- me tengo que ir, ya empezó mi clase de Literatura.
-Nos vemos.
Y se va con su maletín hacía otro salón, supongo que Filosofía.
...
El profesor me llama para entregar el maldito informe, no encontraba una razón justificada de mi odio pero lo odiaba, en serio.
-¿Ha visto a su compañero?- pregunta el profesor.
-No.- miento.
Y me siento a recibir la clase común y corriente.
Me pregunto cómo me castigará ahora Zayn.
Ojalá sea con una follada que me deje en silla de ruedas.