La USB

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Karla no pudo dejar de sonreír como tonta desde que se subió a su Camaro, incluso llegó a la oficina con esa sonrisa de "lo hice, lo hice" que llamó la atención de sus compañeros.

-¿Y ahora tú, qué traes?-le preguntó Sol en cuanto tomó asiento en su lugar.

-Ah, la vida es hermosa, ¿no crees?-le respondió, dejando sus cosas sobre el escritorio.

-Debo decir que no te veía esa sonrisa desde que salías con Ernesto. ¿Es acaso que un chico guapo ya entró en tu radar?

-Iugh, cállate-Karla se estremeció al escuchar el nombre del chico con el que estuvo saliendo apenas hacía 6 meses atrás y prácticamente se pasaba día y noche pegado en la puerta de la agencia trayéndole rosas, chocolates y regalos que hacían reír a sus compañeros, pues llegaba a ser casi obsesivo-nada, yo sé mi cuento. Sol se encogió de hombros y siguió tecleando. Karla se concentró en terminar rápido lo que tenía qué hacer y entró a junta de 11 a 1, pero en todo ese tiempo Rogelio no salió de su mente, por lo que después de comer y volver a su lugar buscó al chico en google.

Argentino, 24 años, había jugado en River Plate y tenía un hermano mellizo, Ramiro. Hum. No le había mentido cuando le dijo que no seguía el futbol de Argentina, a decir verdad, a pesar de vivir en una ciudad que transpiraba futbol ella se sentía orgullosa cuando distinguía a los entrenadores de Tigres y Rayados y sabía decir en qué equipo jugaba el Chicharito Hernández, su futbolista (muy guapo por cierto) favorito. Nunca le había interesado el futbol de otro país. Al menos no hasta ahora.

-Karly-ese era Héctor, uno de sus jefes-necesito que revises este brief y lo mandes seccionado mañana a las oficinas de DF en cuanto llegues aquí, ¿correcto?-Héctor, alto, ojos verdes y melena rubia, delgado pero musculoso, el sueño de todas las chicas de la agencia...y gay declarado. Una lástima que él ya estuviera "ocupado".

-Claro, Héc-le sonrió.

-Si lo haces bien, posiblemente el cliente te recompense con un viaje.

-¡¿Un viaje?!-preguntó ella, emocionada.

-Tienen un evento en Londres en un mes y nos dieron boletos. Tal vez esos dos boletos de avión tengan tu nombre y el de tu novio, ¿cómo se llama? ¿Eduardo? ¿Erick?

-Ernesto-intervino Russo, su compañero de a lado, mientras Sol y Héc reían.

-¡Oigan ya bájenle!-pidió Karla, uniéndose a sus risas-ten por seguro que esos boletos tienen mi nombre, y el de mi gato, quizás-Héctor le sonrió y desapareció de la oficina. Esto era lo bueno de su trabajo: las empresas grandes sí sabían cómo incentivarte a trabajar.

(...)

Decidió que después de la travesura que le había hecho en la mañana Rogelio se merecía una compensación, así que llegó al supermercado a comprar lo que le faltaba para preparar pizza y algo de pasta.

Cuando entró al apartamento, lo primero que le llamó la atención fue el ruido del televisor. También el ver una computadora de escritorio montada a un lado del mueble de la pantalla, la computadora que había pedido el sábado anterior. Y a Rogelio sentado sobre el sofá, haciendo zapping en la pantalla y recibiéndola con el ';)' que ella había dibujado por la mañana pegado en la cabeza.

Karla empezó a reír, mientras se acercaba a quitárselo.

-Te preguntaría por qué reís, pero es más que obvio-espetó Rogelio, enderezándose y girando la cabeza un poco para mirarla-no sabía que sos tan infantil.

-Admite que te alegré la mañana-le dijo la chica, enseñándole la lengua. Él meneó la cabeza, pero no pudo ocultar su sonrisa y le arrebató el post it de la mano-¿llegó hoy?-señaló el ordenador.

¿Y tú quién eres? (Rogelio Funes Mori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora