7

125 15 12
                                    


Un estrepitoso ruido me despertó de un sobresalto, haciéndome sentir mareada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un estrepitoso ruido me despertó de un sobresalto, haciéndome sentir mareada. Abrí los ojos, con lentitud, giré mi cabeza hacia la izquierda. A través de la ventana sin cortinas, podía observar un día bastante soleado.

Presioné el puente de mi nariz, con el índice y el pulgar, y me prometí que golpearía a Valentín en cuanto se me presentara la oportunidad. ¿Por qué había tenido que sedarme de nuevo? ¿No alcanzaba ya con todas las emociones? Me sentía como una muñeca de trapo, completamente débil ante el mundo.

De repente, recordé el sonido que me había despertado y que, al parecer, provenía de otra habitación, o, quizás desde la planta baja. Podía jurar que me encontraba en una casa de dos pisos, ya que, desde la ventana, podía observar la copa de los árboles.

Me levanté cautelosa, con el malhumor fluyendo por mi cuerpo. Descalza, me dirigí a la puerta, la cual estaba entreabierta, y miré en dirección al pasillo que se abría paso frente a mí.

Sigilosa, me deslicé hacia el exterior, procurando hacer el menor ruido posible, y observé las escaleras, antes de encaminarme hacia allí. Todo se veía desierto.

Podría haber sido él, pero ¿y si no era así?

Una vez junto a la escalinata, posé mis pies al último peldaño de madera envejecida, y me dispuse a descender, rogando que las tablas no hicieran el menor sonido bajo mi peso, ya que, de lo contrario, delataría mi presencia.

Mientras descendía, percibí un nuevo sonido, proveniente de lo que, al parecer, era la cocina. Avancé con tiento, observando con cuidado todos los detalles a mi alrededor. Fruncí el ceño, extrañada, ¿por qué estaba abierta la puerta principal?

Cuando me encontraba bajando los últimos escalones, la envejecida madera me traicionó y crujió bajo mis pies desnudos. Con agilidad, me giré hacia mi derecha, descubriendo una especie de bate, el cual tomé sin pensármelo dos veces y me acerqué a la puerta. Fuera, pude ver que el coche continuaba estacionado, pero con las puertas abiertas y varios elementos desperdigados a su alrededor.

Cada cosa que veía, desde que había despertado, no dejaba de envolverme en una sensación de desasosiego y extrañeza, sin embargo, no me congelé hasta que oí una sonora respiración en la cocina. No cabía duda de que, fuera quien fuese, había oído el crujido de las escaleras.

Con mi corazón latiendo desbocado, levanté mi improvisada arma, al advertir unos pasos lentos, mientras que, un sonido proveniente del exterior me puso aún más en alerta.

La delgada sombra que se proyectaba en el suelo, gracias a la luz proveniente de alguna ventana de la cocina, me hizo contar cada segundo, hasta que la tuve suficientemente cerca y asesté el golpe, sin pensarlo. Sorpresivamente, logré mi cometido, sin embargo, mi asombro se vio intensificado al comprobar que, quien estaba en la cocina y ahora yacía hincado en el suelo, no era otro que Val.

Lucha Eterna. Fuego Y Agua 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora