-¡Papá! -gritaba desesperada Eleanor- ¡despierta, por favor!
En cambio hombre que se encontraba en el suelo, ignoraba por completo sus súplicas, pues seguía sin inmutarse.
Tenía pulso, Eleanor se lo había tomado hace unos momentos. Pero solo con ver a su padre, sangrando y allí en el suelo sin hacer movimiento ninguno, las lágrimas amenazaban con hacer presencia.
"No, no le daré el placer a ese demonio"
De repente la imagen de una persona cruzó la mente de Eleanor velozmente: Charlotte.
Rapidamente se levantó -pues se encontraba de cuclillas- y se dirigió a grandes zancadas hacia la habitación de Charlotte.
Agarró la manilla para abrir la puerta con violencia dispuesta a enfrentar a quien sea. Aunque comenzó a dudar; no estaba segura de que mereciera la pena enfrentar a cualquiera por la rubia.
Decidida abrió la puerta. Oscuridad. Alargó su mano hasta el interruptor y pulso en este.
Charlotte se encontraba en su cama, durmiendo plácidamente. Tenía sus casco puestos -razón por la cual no se había enterado de aquel estropicio-
Eleanor barajó la idea si despertar a la rubia o no. Decidió despertarla, pues le parecía injusto cargar ella con todo, al fin y al cabo era su madre la que estaba a merced de un demonio.
Se acercó con ruidosos pasos hacia Charlotte y comenzó a zarandearla.
-Charlotte -dijo su nombre- despierta pequeña princesita.
-Uhm -se quejó Lottie- déjame -dijo con voz adormilada.
-Venga, Charlotte -volvió a intentarlo- hay una sorpresa para ti -optó por decir.
-¿Qué sorpresa? -preguntó sin abrir los ojos.
-Tú mamá desapareció -dijo Eleanor.
Uno, dos, tres... Charlotte se posicionó en la cama, sobresaltando a Eleanor.
-¿Qué? -preguntó la rubia mirando a Eleanor.
-Sorpresa -dijo Eleanor levantando sus manos y abriendo las palmas con una sonrisa nerviosa.
-¿Me estás vacilando? -preguntó Charlotte de mala gana.
-No, yo jamás bromearía con algo así -contestó Eleanor con voz de niña buena.
-¿Dónde está mi madre? -preguntó Charlotte apartando las sábanas.
-¿Sabes lo que significa la palabra desaparecida?
Charlotte ignoró su comentario y se dirigió a la habitación de su madre.
Eleanor se sintió culpable, pues la rubia estaba unida a su madre y ella le había dado la noticia de una manera poco sotisficada.
Se dirigió al igual que su hermanastra hacia la habitación. Charlotte abrió los ojos al encontrar tal estropicio. A diferencia de Eleanor que abrió los ojos como platos, al no encontrar con la mirada a su padre, que minutoa antes se encontraba en el suelo.
-¿Papá? -gritó Eleanor- ¿Papá? -volvió a gritar esta vez elevando más la voz.
-¿Mamá? -gritó de la misma manera Charlotte.
-Mierda, se lo ha llevado -murmuró Eleanor echando su cabello hacia atrás frustrada.
-¿Q-Quién? -tartamudeó la rubia a causa de los nervios.
-El malnacido de Abbadon -contestó sin perder la oportunidad de faltarle el respeto.
-¿Quién es ese? -preguntó frunciendo el ceño.
-Un... demonio -contestó Eleanor suavemente, como si aquéllo fuera lo más normal del mundo.
-Ah... Muy bien -contestó Charlotte.
Silencio.
"Aquí viene. Tres, dos, uno..."
-¿¡ME TOMAS POR UNA ESTÚPIDA?! -gritó llena de ira.
-¡NO ME GRITES! -contestó Eleanor- ¡SI QUIERES CREERME BIEN, SI NO, PUES TAMBIÉN!
-¡¿Dónde está mi madre?! -gritó Charlotte esta vez con un tono de voz menos elevado.
-¡Que no lo sé! -gritó Eleanor de igual manera.
-Sois insoportables -dijo una voz femenina a espaldas de ambas chicas.
Se giraron para observar a una mujer esbelta y de invidiable figura.
Su cabello rojo como la sangre caía hasta sus hombros, acabando con grandes rizos.
Sus ojos verdes las observaba con un extraño brillo en ellos.
Sus labios formaban una fina línea; estaba molesta, se veía a leguas.-¿Y tú quien eres? -preguntó Charlotte.
-¿Tú...? -repitió la mujer- será mejor que controles tu vocabulario conmigo.
"¿A qué me recuerda esto?" pensó Eleanor recordando aquel de más de un percance con Abbadon.
-¿Dónde está mi padre? -preguntó Eleanor. Interrumpiendo lo que iba a decir su hermanastra, pues no haría más que empeorar la situación.
-Oh, tú eres esa chica que le ha plantado cara a Abbadom -comentó con una sonrisa maliciosa- no conocí humana más estúpida.
-¿Dónde está? -preguntó entre dientes dando un paso hacia delante, ignorando su insulto.
-Vaya, vaya. Agallas -la mujer rió- tu querido padre, está en mi territorio -contestó llamando territorio a aquel lugar donde ella residía cuando se encontraba en la mansión.
Aunque la verdad era, que nada era su territorio, sino de Abbadon. Este le permitía residir allí en ocasiones, claro está, dando algo a cambio.
-¿Qué?
-Tu padre es ahora mío, linda -dijo haciendo pequeños rulos en su rojo cabello- al igual que su madre le pertenece a Abbadon.
-¿Mi madre...? , ¿dónde está?, quiero verla -exigió la rubia.
-Tranquila, la verás cuando Abbadon te lleva con él. Os tratará muy bien -voló su mirada a Eleanor- de ti no puedo decir lo mismo.
Eleanor le lanzó una mirada envenenada.
La mujer rió- Me voy, no quiero que me hagáis daño -dijo con burla.
-¡No!, ¡espera! -gritó Eleanor. Aunque ya era demasiado tarde, la mujer había desaparecido.
Eleanor se colocó de rodillas en el suelo.
Esto no iba a quedar así. No iba a esperar a que aquel demonio viniera a por ella. Y menos aún dejaría a su padre a merced de esa mujer.
Buscaría a su padre, salvaría a su padre... Cueste lo que cueste.-----------------------
NOTA:
Wolaas!, ¿qué tal?. Ya está aquí el noveno capítulo *-*.¡Espero que os guste!
¡Mujer misteriosa en multimedia!
Besos <3
Att: Bunny.
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Pasión Mortal
FantasyUn desencadenante, una maldición, una generación de mujeres malditas, una chica sin su sangre, un demonio, UN DESTINO MORTAL.