Capítulo 4

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Noto que alguien me sacude. Abro los ojos lentamente. Veo a Susana a pocos centímetros de mí.

-¡Arriba dormilona! ¡Por fin es sábado! ¡Dos días sin uniforme! ¡A disfrutar! -exclama, emocionada.

¿Es sábado? ¿Ya? Me levanto de la cama y voy hacia el armario. ¿Qué me pongo? Estamos en septiembre, pero hace calor. Opto por unas medias negras y unos shorts. También cogo la camiseta verde. Voy al baño y cierro la puerta. Me visto. Estoy ridículo. Salgo del baño.

-¿Qué tal estoy? -le pregunto a Susana.

-Perfecta -dice.

-Tú si que estás perfecta -le digo.

Lleva unos shorts y una camiseta roja muy ajustada. Unas sandalias blancas completan el atuendo. Cogo unos tenis y me los pongo.

Salimos de la habitación y vamos a desayunar. Después de desayunar, como aún no hemos empezado los exámenes, tenemos tiempo libre todo el día. Vamos a nuestra habitación.

-¿Qué hacemos? -le pregunto.

-Vamos al patio a que nos de el aire, ¿vale? -me propone Susana.

Salimos de la habitación y vamos al patio. El aire me da en las piernas. Noto algo extraño al llevar las piernas tan desnudas.

Damos un paseo por el internado. Una hora después, volvemos a nuestra habitación. Me tumbo en la cama y media hora después me pongo a estudiar hasta la hora de comer.

Comemos merluza. Después de comer vamos a nuestra habitación a relajarnos. Me tumbo en la cama y me quedo mirando los shorts. No me acostumbro a ellos.

-¿Quieres hacer un pase de modelos? -me propone Susana.

-Vale, ¿quién empieza? -le pregunto.

-Empieza tú. Espera que busco algo para que te pongas -dice.

Se levanta y abre el armario. Empieza cogiendo unos vaqueros largos ajustados, una camiseta negra y un abrigo blanco bastante grueso que no había visto antes, aunque tengo que admitir que es bastante bonito. Duda un momento.

-¿Qué número calzas? -me pregunta.

-Cuarenta -respondo.

-¡Perfecto! Como yo -exclama cogiendo unas botas altas.

Cojo toda ropa que ha elegido y voy al baño a cambiarme. Me visto y me calzó Las botas me llegan por las rodillas. Por último, me pongo el abrigo que, aunque me cueste admitirlo, me queda genial. Salgo del baño para que Susana me vea.

-Guau, estás guapísima... -me dice, sonriendo.

Me río. Vuelvo al baño a cambiarme.
Salgo del baño y voy al armario para elegir la ropa que se pondrá Susana. Elijo un vestido rosa y unos tacones. Está guapísima.

Durante esa tarde, lo único que hacemos es probarnos ropa. Los dos nos ponemos toda la ropa del armario. Alguna me queda bastante bien, aunque me veo algo ridículo con ropa femenina. Aún me he acostumbrado totalmente.

Después del pase de modelos nos duchamos. Cuando nos hemos duchado los dos vamos a cenar a la cafetería. Después volvemos a la habitación, nos ponemos los camisones y dormimos.

Chico en un internado femeninoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora