El sueño

5 0 0
                                    

Llego a mi casa, seguía con la estúpida sonrisa en mi cara (no me la podía sacar); era hora de cenar y me siento en la mesa con mis padres.
Estábamos comiendo y como habitualmente hacen me preguntaron sobre mi día y como me había ido, les contesté que estuvo muy bien a pesar del examen de historia de esta mañana y que me había ido mejor de lo que pensaba, se alegraron demasiado y siguieron con su charla hasta que terminamos de comer.
Subo a mi habitación, me saco la ropa, me ducho y luego me echo en mi cama, no podía conciliar el sueño por estar pensando en Renee y qué es lo que haría si la volvería a ver, porque admito que la reacción que tuve hoy no fue la que yo hubiese esperado.
Ahí me ves, caminando con armadura, rogando que aparezca alguien que me haga volver a creer en el amor, pero no lo hay y no lo habrá... Ese era mi pensamiento, mientras andaba sin rumbo fijo por el parque, me sentía vacío, todos creían que lo había superado, pero aunque tal vez eso fuera cierto, porque era eso lo que quería demostrar, todavía conservaba un poco de dolor en las noches tristes, en los días nublados, volvían a los recuerdos de aquella vez en la que era feliz y no me daba cuenta, eso era todo lo que tenía ahora, dolor y soledad.
Me senté en uno de los banquillos en la esquina, junto a un rosal, tenía la mirada fija en el suelo que no noté que ella se había sentado a mi lado y estaba hablándome, me senté erguido para poder ver quien era la que estaba a mi lado y cuando la miré supe que era ella, era Renee, estaba sonriendo, preguntándome por qué estaba así.
Al principio fue raro, lo único que podía pensar era que como me conocía y por qué estaba ahí, pero le respondí.
Le hablé de lo que había pasado hace un año, de como me sentía, de como les hacía creer a los demás que estaba bien y de como yo también quería creerlo, pero también de como eso era lo que más me costaba, el hacerme el fuerte en esas situaciones porque no podía permitirme sentirme así, no disfrutar de la vida sabiendo que es lo más lindo que existe, le conté todo, y ella escuchó pacientemente hasta que acabé.
Me miró y me dio un abrazo, se lo devolví con el mayor cariño que le pude dar en esos momentos y fue hermoso, solo pensaba en sus brazos, en como latía su corazón y en lo que sabía que quería transmitirme, un mensaje sin palabras en donde me decía que todo iba a estar bien y que ella entendía.
No me quería separar pero tuve que hacerlo porque ella ya había bajado sus brazos dando por terminado el abrazo, le di las gracias y ella me sonrió, hablamos un rato más hasta que se paró y me dijo que ya se tenía que ir, nos despedimos y me quedé ahí, con una sensación de felicidad pura.
La encontré me repetía, encontré a la chica que estuve esperando.
Desperté sobresaltado, había sido solo un sueño, pero fue el mejor sueño que pude tener en mucho tiempo.
Miré mi reloj, faltaban 10 minutos para que comiencen las clases así que me apure en llegar, no les conté a mis amigos el sueño, no quería que nadie se enterase, pero ellos sabían que aquel repentino cambio de humor se debía a Renee, lo único que hacían era molestarme, era divertido, así funcionaba nuestra amistad.
Terminaron las clases y nos fuimos a la casa de Alex que era a la vuelta del colegio en dirección norte.
Su casa era de solo un piso, su cuarto estaba ubicado al fondo y tenía una puerta que daba al patio trasero, nos sentamos en la mesa de afuera y comenzamos a charlar, les comenté que seguía teniendo la pulsera de Renee y que tenía que hacer algo para devolvérsela, le dije a Santiago que se la de él pero no lo aceptó.
Amigo, tienes que entregársela, así podrán entablar amistad y ver que sucede luego -me dijo, con una sonrisa pícara en su cara-
Ya, de acuerdo, pero ayudenme; ¡Por supuesto! -gritaron los dos- y se pusieron a idear el mejor plan del mundo (así lo llamaban).
Al final quedaron en que Santiago le iba a hablar para que se encuentren en el parque y que iría Felipe con él, luego Santiago los presentaría y se iba a excusar diciendo que iba a comprar de comer para los tres y los iba a dejar solos para que así Felipe le dijera lo de la pulsera y hablaran.
Era lo mejor que se les ocurrió en toda la tarde y como nadie se opuso, quedaron en que la próxima vez que Renee fuera a la casa de Santiago, se llevaría a cabo el plan.
No tuvieron que esperar demasiado, en dos días Renee iría a su casa, había llegado el momento.

Sueños de un Corazón FicticioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora