Capítulo V: No soy nadie.

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-Donde vas?-Me dice Lexia sorprendiéndome en medio del salón. Veo como Jaiden sube las escaleras de dos en dos. Y cierro los ojos frustrada por no haberle alcanzado antes de que se fuera.

Abría estado bien hablar un rato con él, aunque es un maleducado.

-Ha ningún sitio, me había parecido ver a una amiga de Seattle.

-Si quieres la buscamos juntas.

-No, no hace falta, creo que solo estoy desvariando.

-Claro.-Se ríe de mi-Bueno, que tal si... ¿¡Harry!?

-Dios Lexia, te he visto antes pero no te he reconocido.-dice el tal Harry- Cuanto hace que no nos vemos? Dos años?

-Seguro que mas!-Mi mejor amiga sonríe, se le esta cayendo la baba con este rubio de ojos color caramelo.

***

Ha pasado ya media hora. Treinta malditos minutos escuchando la conversación entre "Romeo y Julieta", no paran de tontear como dos tortolitos, pero me alegro por ella, nunca le había visto con los ojos tan brillantes como ahora.

-Vamos a dar un paseo?

-Vale.-Contesta ella.

Él la coge de la mano y se la lleva. Antes de salir del salón me guiña un ojo y ríe con picardía.

Desvío la vista a las largas escaleras y recuerdo porque estoy en mitad del salón.

Me abro paso entre la multitud y subo al segundo piso. Hay muchas puertas, así que lo voy a tener difícil para encontrarle.

Todavía no se porque estoy haciendo esto, solo siento un impulso. Como un imán que me atrae hacia este chico; tengo la mente nublada. "Alison, ¿enserio vas a abrir todas las puertas para hablar unos minutos con él?".

Antes de que me de cuenta ya estoy abriendo la primera. Esta oscura y no soy lo suficiente valiente como para entrar.

Abro la segunda, detrás ay una chica vomitando en el váter.

-Estas bien?

La pobre se gira con la cara pálida.

-Si...-Me dice con voz ronca.

La dejo sola y me voy a por la siguiente.

Suspiro y pongo la mano en el pomo. Empiezo a girarlo, pero la puerta se abre antes de que yo lo haga.

Doy un paso hacia atrás y entre las luces distingo a un hombre muy alto. A medida que se acerca, veo que tiene los brazos tatuados, desde las muñecas hasta los hombros. Es él.

Se pone la camiseta blanca y cierra la puerta.

-Rubia, me dejas pasar o que?

- No soy rubia.

Entre cierra los ojos para fijarse mejor en mi y después los vuelve a abrir.

-Hostia si tú eres la renacuaja metomentodo de ayer.

Pongo los ojos en blanco.

-Mira si eres el idiota de ayer. Que haces aquí?

-Ya empezamos... Eso te lo tendría que preguntar yo a ti no?

-Si, pero no me lo has preguntado.

Su boca se curva hacia arriba pero sus ojos siguen sin mostrar ninguna emoción.

Entonces noto como alguien me coge por detrás. Intento liberarme pero no puedo. Giro la cabeza para ver quien es pero no le veo la cara. Que esta pasando aquí?

A continuación caigo al suelo y paro el golpe con las palmas de mis manos. Miro a mi izquierda y veo a un tío pelirrojo. Esta estirado a mi lado, desmallado.

Intento incorporarme.

-Gracias por ayudarme.

-No te he ayudado, este tío me cae como el culo y he aprovechado el momento.

-Eres estúpido?! Me podría haber partido las muñecas!

-Venga ya, no seas quejica.

Se me ponen las mejillas rojas de la rabia.

-Vete a casa.-Eso me hace pensar que se preocupa de mi pero, ¿porque se iba a preocupar de una extraña?

-No me digas lo que tengo que hacer!

-Las crías no pintan nada aquí.

Como puede ser que lo odie tanto en menos de 24 horas?

Shaila sale de la habitación y le abraza la cintura, mirándome con superioridad.

-Quien es esta?

-Nadie.-Contesta él.

Ella vuelve ha abrir la puerta y se lo lleva consigo. Él se gira por última vez.

Me he quedado inmóvil allí.

Se apoya en la puerta.

-Enserio, vete.

Y cierra la puerta. Sigo pasmada mirando la madera oscura. Toda la rabia ha desaparecido y siento un nudo en la garganta. Estoy...dolida?

¡Holaa! Solo os quiero dar las gracias por estas 100 primeras visitas, y si tenéis alguna duda podéis preguntarla en los comentarios.

Mil gracias, Sara.



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