Perdoname (Steo) [Theo x Stiles]

Capítulo IV

Apenas Stiles había cortado la llamada dejo salir un suspiro algo frustrado por las cosas que estaban pasando ¿Por qué pensaba que quería matarlo? Era al único que no le había hecho daño después de todo, bueno al menos no físicamente aunque tampoco es como que pudiera remediar el daño psicológico que había causado en el castaño después de todas sus acciones egoístas por conseguir el poder que creía ansiar hace unas semanas.

«Ve al instituto en una hora. Voy a estar esperándote para que hagas lo que tengas que hacer, ya no voy a esconderme más. Termina lo que empezaste Raeken». Esas habían sido las palabras exactas de parte de Stiles quien lo había citado para reunirse.

—Terminar lo que empecé... Stiles, ya lo hice, pero no sé si ahora es lo que realmente quiero o lo que fuera correcto. Tal vez lo he arruina pero... no quiero dejar de intentarlo. ¿Cómo podría rendirme cuando siento esto tan fuerte en mi pecho? —murmuro para sí mismo con frustración. En una hora volvería a ver al chico al que había estado buscando por semanas, horas, noches completas con desesperación de que alguien pudiera arrebatárselo para siempre. La única persona que realmente le importaba en ese preciso momento, la persona que él había conseguido vaciar por su egoísmo estúpido, y ahora lo veía, se arrepentía de todo lo que le había causado a Stiles, todo lo que le había arrebatado y que tal vez jamás podría volver a entregar—. Lo siento, Stiles.

Levantándose de su patético lamento camino hacia la mesita de noche donde cogió las llaves de la camioneta para encaminarse hacia el primer piso donde las quimeras esperaban sentadas en los sillones de aquella casa la cual habían escogido como guarida, la casa que una vez fue la que el líder de las quimeras uso para fingir que tenía una familia para sus malévolos planes y donde había llevado a Stiles un par de veces en el tiempo que habían iniciado lo que podría haberse considerado un romance normal entre dos adolescente de diecisiete años. Theo lo sabía incluso sin verlos, parecían agotados después de tanto buscar, Hayden estaba sentada con Liam el cual se volteo a mirarlo con cierta tristeza en los ojos azules de cachorro. ¿Es que acaso le estaba compadeciendo? No, aquellos ojos ocultaban más que compasión y de alguna manera Hayden sabía esa respuesta y lo había estado ocultando de él ¿por qué no lo había notado? ¿Sabrían ellos donde estuvo Stiles todo este tiempo?. Le molestaba que sus betas le ocultaran cosas pero no tenía tiempo que perder en ese momento ni preocuparse por aquellas tonterías menores.

—Vuelvo en un rato. Podéis descansar por ahora. —Ordeno con voz gruesa y cansada antes de comenzar a caminar hacia la puerta principal mientras trataba de que no se notara su impaciencia y ansiedad por llegar rápidamente y poder ver a Stiles, quería estrecharlo en sus brazos, sentirlo, besarle como una vez lo había hecho antes de que las cosas se complicaran. Aun recordaba como se había sentido la primera vez que sus labios se unieron él uno con él otro. Había querido hacerlo desde hace un tiempo y en medio de una discusión se aprovecho para reclamar esos labios color carmín como suyos. Maldita boca perfecta de Stiles, en ese momento se dio cuenta lo mucho que Stiles trataba de luchar con sus propias emociones de odio y desconfianza entregándose al pecado que produjo aquel beso entre tanto sus lenguas se acariciaban fundiéndose en un baile de pasión desesperada y salvaje, profundo y necesitados. Stiles lo había hecho sentir todo esa noche, al principio solo era su As para conseguir la confianza de Scott y la manada por lo cual había estado siguiéndole a lo cual el castaño llamaba "acoso" pero después del tiempo que compartieron simplemente había pasado a ser todo para él, sonaba estúpido que su propio plan fuera boicoteado por sus propios sentimientos y terminara enamorado del adolescente una vez más como cuando habían sido unos niños en aquel ático de la casa del chico de piel pálida. Nunca imagino que sus sentimientos podrían volver una vez más después de años sin verlo, no, incluso estado lejos siempre había recordado aquellos ojos de Bambi que le encantaron hasta cuarto grado cuando su hermana murió y sus padres decidieran llevárselo de Beacon Hills.