Perdoname (Steo) [Theo x Stiles]

Capitulo V

Todo el trayecto fue completamente en silenció y no es que el hombre lobo no se esforzara o quisiera que las cosas se mantuvieran de ese modo, más bien Stiles era quien se negaba si quiera a dirigirle la palabra. Theo seguía tratando de averiguar donde había estado estas últimas semanas, incluso había hecho mención de su extraño olor a encierro y humedad a lo que ni si quiera se molesto en contestar con un sonido. Si Theo quería obtener respuestas no iba a dárselas o al menos así estaba pensando en actuar el castaño, establecería su ley de hielo contra la quimera para que este entendiera que pese a que estaba yendo con él no tenía la más mínima intención de confiar en su persona, Theo no merecía respuestas y él iba a mantenerse en esa posición incluso si lo torturaban. Pero eso no quería decir que Stiles no quisiera tener respuestas de parte de él, como por ejemplo ¿Qué era lo que deseaban los Dread doctor? ¿A que le temía tanto la quimera? ¿Por qué... por qué había preferido el poder antes que a él? incluso si la última pregunta había sido contestada Stiles no se encontraba aun conforme con aquella tan poco contundente contestación de parte de Theo.

-Stiles, sé que es difícil para ti ahora mismo. Pero necesito que cooperes conmigo para que podamos resolver esta situación. Juntos -dijo ya cansado el rubio sin desviar la mirada de la carretera entre tanto Stiles bien sabía hacía donde se dirigían. La casa del hombre lobo, conocía el camino puesto que lo había seguido en reiteradas ocasiones a ese lugar para averiguar qué era lo que iba mal con el chico lo cual Scott y el resto de la manada en su ocasión tomaron como un acoso personal y obsesivo de parte del castaño. Pero también, había sido un lugar donde habían compartido momentos que quisiera olvidar para siempre. Sus puños se apretaron con fuerza por el repentino enojo al ver que su mente reavivaba los recuerdos; sabía que Theo podría reconocer su cambio de humor gracias a sus instintos de hombre lobo puesto que el humano no era muy bueno ocultando del todo sus emociones-. Lo siento, no insistiré si es lo que te molesta. Lo principal es que estas bien. A salvo conmigo-le dedico una media sonrisa la cual Stiles quiso arrancar de esa bonita cara para siempre. Odiaba la sonrisa del hombre lobo y era por la simple razón de que alguna vez le había encantado la forma en que se la dedicaba solamente a él.

-Sí puedes llamar estar a salvo meterte a la fosa del lobo. -Dijo rodando sus ojos mientras soltaba un bufido a las palabras del contrario-. Solo quédate callado, no tengo interés en mantener una conversación contigo. Al menos por ahora no es necesario. -Gruño volviendo al silenció que incluso si con otras personas le incomodaba en este momento y junto a Theo era lo mejor que podría pasarle e internamente agradecía que Theo dejara su insistencia en tratar de averiguar cosas sobre él. Al menos podía mantenerse centrado en la nada por unos momentos antes de que todo empeorara.

No tardaron mucho en llegar a la guarida del diablo, bueno, tal vez Stiles exageraba al llamarla así pero para él la quimera había sido prácticamente eso, un demonio que arrasó con todo lo bueno que conoció alguna vez. Stiles vio bajar al rubio de la camioneta, pero él no se movió del asiento del copiloto ni por un segundo «¿Y ahora qué?» se pregunto a si mismo, no entendía el motivo exacto por el cual había aceptado estar en el mismo lugar que Theo Raeken. Sus pensamientos se contradecían en su cabeza en si debería estar huyendo a penas el rubio se distrayera o simplemente quedarse allí y escuchar las mentiras que terminaría escuchando. Mordió su propio labio con fuerza por la ansiedad, de no saber que era lo que sucedería ahora mismo, de no tener idea si estaba en el lugar correcto, no tenía manada, no tenía a su padre, no tenía nada y aun así se sentía completamente aterrado de estar cerca del hombre que le aseguraba que todo estaría bien, incluso si Theo le dijo que lo quería protegerlo ¿Cómo creer en él cuando asesino a su mejor amigo y a su padre? Un sonido suave de la puerta del coche abriéndose hizo que sus pensamientos se disiparan rápidamente encontrándose con aquellos ojos azules observándole con pesar, tristeza, como si aquello le doliera más que nada en este planeta «No me mires así» pensó el castaño sintiéndose culpable por tratar al otro de aquella manera tan fría, no deseaba esa mirada porque por un momento su determinación vacilaba y deseaba acoger en sus brazos al hombre lobo y decirle que realmente no lo odiaba después de todo lo que había hecho, pero estaría mintiendo. No lo odiaba, pero lo suyo se había desplomado tan rápido como había si quiera comenzado.