Capítulo 6. "Negra"

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A ver si adivinan qué cosa es negra( ͡° ͜ʖ ͡°) aHRE

La gente me felicitaba por el dibujo que les tiré a las Poputas, quienes no paraban de decir que no eran lesbianas, que sólo eran mejores amigas, que sólo sopapeaban papirolas, etcétera. Pero bueno, yo tampoco estoy segura de que lo sean, pero dan esa impresión, carajo. En todos los recreos de la manito saltando como taraditas... Pero la puta madre, que nadie las crió para que sean tan huecas, mierda. A no ser...

La verdad no era tanta gente la que me felicitó. Sólo fue la mayoría del salón y algún que otro por el recreo, que supuestamente habían visto el dibujo en internet. ¿Cómo llegó a internet en menos de una hora? Ni idea. Me hubiese encantado darles una patada en medio del orto a todos y cada uno de ellos, pero sólo estaba concentrada en Rubén y en su nueva muñequera.

Antes, en el brazo izquierdo tenía cinco, y en el otro cuatro, una parte del antebrazo, cerca del codo, la tenía libre. Ahora no; otra muñequera negra. Fea e insípida. Contrastando completamente con la vida y color del pasto donde estaba sentado y el árbol donde estaba apoyado. Como cada recreo, sólo se sentó ahí, a dibujar graffitis o a escuchar música.

SABEN QUÉ MÁS ES NEGRA E INSÍPIDA? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA bueno, mejor me calmo.

Esa era una de las cosas que más me gustan de él, al menos de las pocas que llegué a conocer; es muy solitario. Lo conozco hace casi dos semanas, y puedo apostar mi vida a que si pudiera, estaría solo la mayor parte del día. Se parece bastante a mí, la verdad. Si bien puedo ser muy simpática y todo eso, amo con el alma estar sola, y hacer lo que me gusta. Escuchar música, dibujar, leer, tomar café, dormir..., soy de las personas que creen que las mejores cosas de la vida se disfrutan a solas o con una persona como máximo.

O tal vez él y yo somos unos antisociales del sorete, que también es posible, sí.

—¿Cómo se te ha ocurrido aquel dibujo?— me preguntó una chica al lado, golpeando mi espalda. Sin dejar de mirar a Rubén, fruncí el ceño.

—No se me ocurrió a mí— dije sin pensarlo. Noté que alguna gente que me había felicitado a mí miraba también a Rubén y cuchicheaban, y me pareció algo bastante raro, porque él no fue quien hizo el dibujo, pero me acuerdo que el primer papel se lo tiraron a él y se me pasó.

La mina parecía asombrada —¿Qué? Pues ¿quién ha sido? No me digas que ha sido el rarito porque muero aquí mismo ¿vale?— dijo con un tono de voz que me hizo acordar pero mal a las chetas de Argentina. De las pobres con gusto de rica, que se colan el pantalón hasta las axilas mínimo, se sacan fotos sacando culo que casi se les rompe la columna y con pico de pato, siempre las odié. Se creen pistola pero son manga de pelotudas, todas capaces de tragarse siete porongas al mismo tiempo.

En Argentina todas esas putitas repiten "¿Posta?"  u "Osea..." cada tres segundos de conversación. Acá, repiten "¿Vale?" cada vez que terminan una oración. No me acuerdo como les dicen acá, pero las odio por igual a todas.

La miré como diciendo "decí eso otra vez y te arranco las siliconas" —Sí, fue él. Yo sólo lo dibujé, pero el de la idea fue él ¿algún problema?

Rió sin humor —No puedo creer que ese antisocial tenga sentido del humor.

Tuve ganas de cagarla a palos, muchas, pero no lo hice por varios motivos. No puedo hacer que piense otra cosa sobre Rubén, ese es tema suyo, por mucho que me duela, y soy extranjera. El mínimo disturbio que provoque me sacan de España a patadas en el orto.

Para no hacer cagadas, sólo respiré profundamente, conté hasta mil como siempre, y fui caminando hasta estar al lado de Rubén, donde me senté con las piernas cruzadas. Él me miró raro durante un ratito, algo que me mejoró el humor. No pregunten por qué, porque ni idea.

Suicidio. (ElRubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora