Posesiva.

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Zohar.

Siempre han dicho que los seres del más allá somos un poco posesivos, sádicos y extraños, bueno, pues tienen razón, algunos somos así, casi al borde de la demencia. Esta chica tenía algo impactante en medio de su belleza, tenía en la mirada algo que la caracterizaba, algo que me atraía, sentía el deseo de ir corriendo tras ella y no dejarla ir nunca, nunca, en el sentido de que quería que fuera mía, así fuera en contra de su voluntad, la necesitaba, pero también sentía el deber de protegerla, y aunque mis deseos fueran que ella fuera de mi propiedad, sabía que ella debía elegir y cual fuera su decisión yo estaría siempre con ella aun si no pudiera verme. ¿Que es esto? Recién la vi y ya pienso en pasar su vida amándola. Pero, debo dar el primer paso, debo conocerla y sorprendentemente la vida, la muerte o lo que sea esto, me esta dando la oportunidad.

Entonces, temprano en la mañana salí al instituto donde la había encontrado la tarde anterior, con la esperanza de verla de nuevo, parecía que ella había logrado verme y esto me emocionaba mucho pues significaba que era especial, que tenía algo que las demás no. Pero por otro lado si es que de verdad podía verme más allá de las sombras, no sería muy bueno que me viera, pues vería mi apariencia "física" qué de muerta, no es que resulte muy agradable, más bien parecería un disfraz de halloween y en últimas ella se asustaría al ver un demonio. Por supuesto, no quería lastimarla de ningún modo, también tenía que decidirme por la propuesta de Alar, y cada que pasaba un segundo estaba más segura de que aceptaría, más por aquella chica que por cualquier otra cosa. Cuando llegue al instituto tuve que esperar varios minutos antes de ver algún estudiante por ahí, de pronto todo estuvo lleno de movimiento y ruido, llego ella, en una camioneta que parecía de unos cuatro meses o nueva, al parecer la mujer que iba en el volante era su madre, una mujer de unos 36 años, bastante arreglada y cuidada, de cabello rubio teñido, ojos verdes, mirada alegre y una sonrisa de amor y ternura hacia ella, que parecía ser su hija, bastante diferentes, pero ambas muy hermosas. La chica dio un beso a la mujer, fingió una sonrisa y bajo del auto, cuando estuvo caminando hacia la entrada del instituto bajo la mirada, se puso sus audífonos y en unos cuantos segundos desapareció por la gigante puerta del edificio, me decidí a seguirla y observarla, saber si valía la pena vivir por ella, saber si ella era lo que necesitaba para aclarar mi decisión, y así lo hice, atravesé las paredes del lugar mientras la miraba, entró a un salón y allí estuve viéndola, prestaba atención en ciertos momentos pero en otros parecía que se dejaba llevar por su imaginación, solo dijo unas cuantas palabras, cinco, si pudiera contarlas, movía su lápiz como si estuviera escribiendo pero en realidad solo miraba el cuaderno, no se veía muy feliz, parecía completamente ausente y de pronto se conectaba y yo solo podía pensar en que estaría imaginando, sus gestos daban de vez en cuando sonrisas picaronas, que me encantaban y me contagiaban, realmente empezaba a desear saber que había en su mente, me fascinaba. Hasta cuando salió de nuevo y se encontró con una muchacha que al parecer tenía la misma edad, por lo que escuche se llamaba Karen, era alta, de contextura gruesa muy bien cuidada, llevaba el cabello largo, rubio y rizado, vestía con un jean corto negro, unos converse morados y saco color rosa menta. Las dos se sentaron al aire libre y yo me puse en frente de la puerta de una casita al lado del instituto a observarla, cuando en un momento vi que estaba viendo fijamente hacia donde yo estaba ¿Que estaba viendo? ¿podía verme? ¿Que estaría pensando? Ella me señaló, podía verme pero su amiga no, corrí hacia el instituto y parecía que ella estaba un poco confundida, yo me paralice, no sabía que hacer, y creo que el entrar por la ventana no fue algo muy racional de mi parte, ella empezó a comportarse extraño, y tenía razones para hacerlo, entonces varias personas empezaron a mirarla, se paró y vi como me miraba entre confusión y nubes en los ojos, se desvaneció, su amiga pego un pequeño grito e intento cogerla, pero su cabeza dio contra el suelo y entonces sentí electricidad en el estómago, algo que hace mucho tiempo no sentía, sentí nervios casi humanos y quise correr a ayudarla pero no podía hacerlo. Mi maldita naturaleza era esa, dañar todo, todo lo que quería.

La Joven Del Libro RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora