La zona más tranquila de Santa Gloria es el
centro de la ciudad, donde se encuentra el cuartel del
C.A.E.. El centro se encuentra sobre una elevación del
terreno, de manera que desde los miradores de esta
parte puede verse el resto de Santa Gloria. En frente del
cuartel, hay una pequeña plaza de cemento negro. A su
alrededor hay un mirador de piedra de construcción
romana restaurado, reforzado y asegurado con una
barandilla metálica moderna. A lo largo del mirador
crecen varios robles que proporcionan una fresca y
agradable sombra y junto a ellos unos bancos de piedra
en los que sentarse y contemplar el paisaje.
Ya a últimas horas de la tarde, cuando la luz del
sol ya se ha vuelto naranja, Marta se encuentra apoyada
en el mirador junto a uno de los robles. Ella es una
chica de veintiún años, con el pelo liso y corto hasta el
cuello. Tiene los ojos negros y la mirada tranquila, la
nariz muy ligeramente curvada hacia abajo y los
pómulos salpicados por unas pocas pecas que se
disimulan en su piel morena hasta que miras muy de
cerca. Viste una chaqueta marrón, una camiseta negra,
vaqueros azules y botas de montaña también
marrones.
Marta dirige su mirada un poco más abajo,
siguiendo la línea de pared de roca natural, y a unos
doscientos metros frente a la posición de ella, donde
hay un pequeño parque construido sobre un saliente de
piedra. El parque está bordeado por una valla metálica
de seguridad en los lados que dan directamente a la
parte exterior. Se accede por una escalera de piedra y
dentro hay una canasta de baloncesto, algunos
columpios y varios bancos. Unos críos de unos siete u
ocho años juegan al balón mientras sus madres vigilan
desde los bancos.
Los padres de Marta murieron el 2 de mayo de
2003, durante el ataque a la ciudad. Ella había sido una
más de las niñas huérfanas que habían tenido que
quedar en la calle a los dieciséis años. Al principio había
sido muy duro, al igual que para todo el mundo que se
veía en esa situación, pero cuando lo pensaba,
consideraba que a ella no le había ido del todo mal. Tras
haber pasado casi medio año malviviendo con el sueldo
de una limpiadora con apenas un par de clientes, había
encontrado trabajo en una heladería.
Allí, había conocido a Tim, su novio. Tim
trabajaba realizando carteles publicitarios por encargo,
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LOS DIABLOS DEL CIELO
Ciencia FicciónEn la ciudad de Santa Gloria están ocurriendo sucesos extraños. Misteriosas criaturas son vistas durante la noche. La clave de todo parece estar oculta en las investigaciones llevadas a cabo por la empresa InGenius. El Cuerpo de Agentes Especiales (...