6. Secuestro

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Adam está agachado frente a la ventana rota

del dormitorio de Marta y Tim, mirando

detenidamente los cristales.

-¡¿Pero qué estás haciendo?! - Marta está sentada al

borde de la cama, muy nerviosa, con la cara empapada

de lágrimas y el camisón medio caído. - Si intentas

averiguar qué es lo que pasó aquí, ya te lo he dicho. ¡Ese

monstruo entró por la ventana y se llevó a Tim! ¡¿Por

qué no estás ahí fuera buscándolo?!

- Tranquila, cielo, sé lo que estoy haciendo. Ya hay

patrullas ahí fuera buscándole. Yo estoy buscando

muestras que haya podido dejar el bicho que dices que

se lo llevó.

- No es que yo diga que se lo llevara... ¡Es que se lo llevó!

Oye, sé que suena increíble y absurdo, pero te juro por

Dios que eso fue lo que pasó. Entró rompiendo la

ventana, tenía la piel verdosa, alas como de murciélago,

la cola larga, las orejas enormes y de punta, unas garras

larguísimas y un montón de dientes. Era delgado y... y...

Marta no deja de gesticular mientras intenta

describir al monstruo. A Adam esa descripción le

resulta muy familiar. Intenta tranquizarla.

- Vale, vale. Oye, yo no he dicho que no te crea, pero

cálmate. No ganaremos nada si te da un ataque de

nervios ahora. Procura tranquilizarte y pensar. Intenta

recordar algo que pueda ayudarme a descubrir de

dónde vino.

- ¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Ha venido un

monstruo y se ha llevado a Tim! ¡¿Cómo voy a

calmarme?! Y lo que es más, ¡¿cómo puedes estar tú tan

tranquilo?! ¿Sabes lo que es? ¡¿Sabes lo que es esa

cosa?!

- No tengo ni idea, ¿cómo quieres que lo sepa?.

Adam responde dándole la espalda a Marta,

mirando aún los fragmentos de cristal en el suelo. Saca

de su abrigo una linterna de luz fluorescente.

- Marta, por favor, apaga la luz.

Sin levantarse de la cama, Marta estira el

cuerpo y le da al interruptor de la luz que hay junto a la

cama. Adam enciende la luz fluorescente y mueve la

linterna lentamente sobre los cristales del suelo. Un par

de ellos muestran en sus bordes una ligera marca de lo

que parece un líquido reseco.

-Premio.- Susurra Adam.

Entonces, saca una bolsa de plástico para

pruebas y, con la mano cubierta por su guante de calle,

LOS DIABLOS DEL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora