Capítulo 18 - Inevitable

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Christopher P. O. V:

Mi cabeza daba vueltas, ninguna parte de mi cuerpo tenía fuerzas, pero a pesar de todo mi conciencia se concentraba solo en ella.

— ¿Dulce? —exclamé al ver la molesta luz de la mañana.

Una voz preocupada y algo ronca se escuchaba a lo lejos, por lo que supuse que era Germán.

— Soy Germán, tu amigo Ger-mán... —me lo confirmó, diciendo sus últimas palabras asentadas, sintiéndome como un idiota enamorado.

— ¿Dónde está Dul? —pregunté sin siquiera saludar.

— Párate primero y después te explico.

¿Explicarme qué?

No tuve tiempo de preguntar, ya Germán caminaba hacia la cocina en busca de un café supongo, eso siempre me ayudaba con los mareos, pero no aliviaba el enamoramiento.

Mi estómago no quería resibir ningún tipo de alimento, ni quiera un mísero café. Sin embargo, tomé unos sorbos para convencer a Germán de que me contara la historia que no recuerdo presenciar.

— Ya me siento mejor, ¿qué pasa con Dul? —dejé el café en la mesa, y escuché un leve suspiro de mi amigo, didando de darme la respuesta a mi pregunta.

— Karen... —comenzó— Karem me dijo que Dul no está nada bien, no quiere ir a trabajar, no habla y no sale del departamento. Necesitas hablar con ella...

— Ya lo sé... —suspiré al imaginarla de tal manera, casí al igual que yo— pero no se que hacer, apagó el celular y no sé si deba... —me interrumpió.

— ¡No seas idiota! —gritó obvio— Claro que debes ir por ella.

Tiene razón.

Idiota.

El miedo puede hacer muchas cosas, pero no voy a permitir que destroce mi relación con Dul.

Sé que ella me va a rechazar, me va a ignorar, no va a querer verme la cara de idiota que pongo cuando contemplo sus ojos. Pero no voy a rendirme tan fácilmente, por primera vez voy a actuar sin que alguien me haga enteder que ella es lo mejor qur me ha pasado en la vida.

Se lo que tengo que hacer.

— Préstame tu teléfono. —digo casi en un susurro.

— ¿Qué? —pregunta Germán sin escucharme.

— ¡Préstame tu teléfono! —grito exaltado, levantándome de mi asiento.
German: que?

Dulce María P. O. V:

— ¡Dul, vamos! Solo cone un poco, dentro de 20 minutos tienes que ir a la tienda. —me suplicó Karen.

No contesté, solo seguí mirando al vacío, regañándome a mi misma por seguir pensando en cada segundo con Ucker, pero eso no bastaba, era imposible controlar los recuerdos.

Pero el sonido ensordecedor del teléfono llamó nuestra atención.

— Bueno... —atendió Karen su teléfono— ¿Germán?... —lo mencionó con ilusión y pasaron unos segundos, haciéndome saber que una de las palabras de Germán que no podia escuchar, desapareció el brillo de sus ojos— Se puede saber ¿qué demonios pasó con Natalia?

Al escuchar su nombre, dejé de prestarle a atención a la conversación.

Escuchar su nombre revolvía todos mis sentimientos, y mis pensamientos.

No lo debo volver a ver.

Un sin fin de cosas siguen en ti...

¡Basta ya!

I'll Be There For You (Vondy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora