Parte sin título 4

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  Últimamente he dejado de ser aquel chico temeroso e inseguro, este lugar cambia a un hombre, siento que me hundo cada día más en las sombras.

  Poco a poco voy siendo más seguro de mí mismo, las clases de combate ya las voy dominando, pero aún me falta por vencer a un compañero, aquel que rompió mi bien más preciado, cuyo nombre es Gastón, quien siempre está intentando hacerme la vida un calvario.

  Estaba metidos en mis pensamientos cuando de camino hacia mi habitación me encuentro con mis amigos, ambos me estaban mirando fijamente, me sentía un poco incómodo.

-Ya es hora de un cambio- decía Esteban- no puedes seguir con ese peinado además de que tienes el cabello muy largo- ambos se acercaban a mí, mientras yo retrocedía a cada paso que ellos daban.

-No te nos escaparas- grito Mateo, de pronto he sido atado a una silla- ahora veras el nuevo look que te daremos.

  No puede ser yo no quiero que toquen mi cabello, además ¿Qué tiene de malo mi apariencia? Si bien había crecido de estatura, además de que mis músculos se habían desarrollado lo suficiente como para alardear de ellos, lo único que no había cambiado en mí era el cabello el cual seguía con el mismo corte.

  Bueno pensándolo mejor me convendría un cambio.

  Y así paso un rato hasta que ellos terminaron. Lentamente me gire hacía el espejo, me quedé asombrado la verdad es que el cambio no estaba nada mal ya que me enmarcaba el rostro, he de decir que ellos hicieron un buen trabajo.

-Nada mal chicos me impresionaron- dije con una sonrisa.

-Ahora si cuando vuelvas a tu antiguo instituto aquella chica de la que tanto hablabas no dejara de mirarte- yo ante las palabras de Esteban solo sonreí esperando con impaciencia mi regreso- además de que podrás tomar revancha a aquellos chicos que abusaron de ti- cada vez esperaba con más ansias terminar todo esto.

  Una vez terminada nuestra conversación me dirigía a entrenarme un rato, para sacar las tenciones.

  Vi una bolsa de boxeo desocupada. Que ironía, y recordar que no hace mucho me aterraba la simple idea de ver un pelea y ahora estoy aquí ansioso de participar en un combate cuerpo a cuerpo, la adrenalina corre por mis venas, cada vez mis golpes se vuelven más fuertes.

  Dejo a un lado la bolsa de box y comienzo a dar vueltas a la cancha del patio, de pronto las nubes hacen acto de aparición, al principio no les hago caso hasta que empieza a caer gotas de agua, no me importa yo sigo corriendo. Pero mientras corría a mi mente acude un recuerdo de mi infancia.

  Flash back

  Estaba corriendo por el parque cerca de la escuela primaria, tenía 7 años y recuerdo que estaba huyendo de unos chicos que me había quitado mi dinero, cuando de repente empieza a llover con gran intensidad.

  Yo me escondí en la calesita pero lo que no me esperaba es que al entrar chocaría contra algo o mejor dicho alguien.

  Temeroso intente alejarme pero algo me detuvo y fue una voz muy dulce.

-estas bien, estas todo mojado- ella se acercó a mí y seco mí cara con un pañuelo suyo- hola mi nombre es Sucrette.

  Quede deslumbrado por la sonrisa que me mostro.

-Soy Kentin- dije tímidamente.

- Que lindo nombre pero ¿puedo llamarte Ken en vez de Kentin?- era muy graciosa la cara que ella me puso- por cierto que lindos ojos tienes, el verde es mi color favorito.

  Yo simplemente me sonroje. No sabía que hacer cada vez me ponía más y más rojo. Empecé tartamudear cada vez más.

 Fin de flash back.

 Desde ese día no me separaba de ella, bueno en ese entonces ya sabía que estaba enamorado de ella, al principio solo quería ser su amigo y verla sonreír, pero conforme avanzaba el tiempo me volví egoísta la quería para mí solo. No quería compartirla con otros.

  ¿Qué are? no sé cómo la enfrentare cuando éste al frente de ella. Hay algo que ha crecido dentro de mi conforme pasa el tiempo y es que ahora no solo quiero que ella me dé su amor, quiero que ella se entregue a mí en cuerpo y alma.

  Pare de correr ya que si seguía bajo la lluvia me enfermaría. Me dirigía a las duchas cuando en el camino me encontré con Gaston.

-Tu y yo tenemos algo que terminar- ¡por fin! pensé ahora tendría algo de acción- no creas que te iras así como así no sin antes recibir tu merecido.

  Ignore sus palabras y me puse en posición de ataque.

  El se dirigía hacía mí dircto a golpearme, yo me corrí, le agarre del brazo torciendolo para posteriormente liberarlo y darle un golpe en la quijada, pero aun no me desquitaba lo suficiente, no le di ni un respiro, lo agarre de la cabeza y lo jale hacia abajo para que su rostro se estrellara con mi rodilla. Con esos simples movimientos lo derribe.

  Después de todo estos largos entrenamientos dieron sus frutos. Lo deje tirado en el suelo.

  Y seguí mi camino hacía las duchas.

  Una vez terminado el día me acosté a dormir muy satisfecho con los últimos acontecimientos.

  Al día siguiente...

  E de decir que hoy será un gran día ya que hoy iremos de excursión o más bien a un entrenamiento al aire libre donde nos dejaran con algunos víveres y nuestro instinto de supervivencia.

  Al principio estaba algo nervioso. Pero casi de inmediato se fue sentimiento para ser remplazado por la emoción y la adrenalina.

  Empezaron a formarse distintos grupos. Pasaríamos aquí toda una semana, y los que se interponga en nuestro camino sin dudas lo superare.

  A partir de hoy comienza la cuenta regresiva solo espero ser uno de los que más aguante.


Escuela MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora