Parte sin título 2

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Escuela Militar

Como puede ser que ahora todo lo que me rodea sea tan hostil, siempre he sido el último en todo, no soy nada más que un chico débil del que todos se burlan, la oscuridad me rodea y se cierra en mi entorno.

Recorro los pasillos del que ahora será mi hogar, por un largo tiempo, todos me miran, me siento como un insecto, ¿por qué yo siempre soy víctima de crueldad y de burlas? Todos, hasta las mujeres se burlan siempre de mi. No he tenido nunca ni un solo amigo, por lo menos hasta que llego ella, la única que me brindo una sonrisa. Es el recuerdo que más adoro y guardo, siempre lo recordaré, ya que he sido alejado de mi única fuente de alegría.

La he tenido que dejar atrás por algún tiempo, espero que no me olvide, se que ella no me ama ni le gusto de la forma que a mí me gustaría, ¿pero que puedo hacer yo?, por lo menos nunca me trato mal, aun cuando los demás se burlaban de mi, ella estaba presente y siempre me protegía.

Pero lo que en verdad me molesta es que yo nunca la pude salvar cuando ella estaba en problemas, siempre fui débil, pero yo me haré más fuerte y será mi turno de protegerla.

Y renaceré, pero aun me falta valor, cualidad la que no poseo. Sigo caminando hasta que me detengo frente a una puerta, pido permiso para entrar, casi de inmediato recibo la respuesta para que pase, dirijo mi mirada hacia un hombre el cual es el director de la academia militar.

Kentin Arias bienvenido a la academia militar- me dijo con una voz fuerte y autoritaria- su padre Giles ya me ha advertido de usted y de la razón por la que está aquí.

O no me pregunto que le habrá dicho mi padre a él.

Está bien no le hizo nada malo a la joven pero tampoco hay que dejarse intimidar por una chica, aquí usted aprenderá a ser un hombre- me miro a los ojos - espero que cuando salga de aquí, que no quede nada de su yo antiguo.

Y sin más me dio la llave y la dirección de mi habitación. Cuando me dirigía hacia ella noto como salía ruido de lo que parecería una pelea. Al abrir la puerta pude ver cómo es que dos chicos estaban peleando, yo me quede paralizado del miedo, parece que abre gritado o hecho ruido porque dirigieron su mirada hacia mí, y de inmediato dejaron de pelear y se acercaron, me miraron de arriba hacia abajo.

¿Eres nuevo no? -El que pregunto eso era un chico de cabello negro, ojos azules, además de ser muy alto- no te asustes no somos malos.

Es cierto aunque el es muy bruto a veces, por cierto mi nombre es Esteban- me decía él, de ojos castaños y cabello de color rubio.

Como te atreves a llamarme bruto, rubio oxigenado, a por cierto mi nombre es Mateo, un placer conocerte, ¿Cuál es tu nombre?- me pregunto.

Y-Yo soy Ken- dije muy nervioso, además de que ellos me intimidaban sin darse cuenta pero sus simples presencias me ponen los pelos de punta- un gusto conocerlos.

Bueno tranquilo no te aremos nada, que estas apunto de desmallarte- decía Esteban con burla - pareces un gelatina humana.

Yo simplemente me dirigí a mi lugar para acomodar mis cosas, y en una de esas se salen de mi maleta la fotografía de Sucrette, en la cual estábamos los dos comiendo una de mis galletas favoritas. La foto cae a sus pies.

Con que ella es tu novia he- dijo Mateo, con picardía- muy bien escondido lo tenias, aunque es muy linda.

Si y dinos eres o no su novio- yo simplemente me sonroje ante la idea de que ella y yo fuéramos novios- N-no no somos novios, ella no gusta de mi.

A bueno- y me entrego la foto. La guarde en mi billetera.

A la mañana siguiente...

Me dirigí a la cafetería en donde había una cola inmensa, cuando ya estaba cerca de ser mi turno, unos chicos me empujaron de la fila. Yo acostumbrado a ello me hice a un lado y volví al final de la fila.

Escuela MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora