La cena fue muy callada, muy tranquila y eso no me gustaba para nada, Deus no paraba de teclear la pantalla de su celular y sonreír, Luke apenas comía y los demás nos miraban. Todos terminamos de cenar y ayudé a Juliet a lavar los platos, mientras hacíamos eso decidimos hablar un poco sobre Luke, ambos notamos que estaba triste y queríamos cambiar eso. Nuestro hijo es prácticamente su vida, depende de él su felicidad y aunque peleen él lo ama con toda su vida.
Luego de conversar volvimos a la sala, nadie hablaba, todo en silencio, esto no podía seguir así.
-Luke, Deus, vamos a casa, tenemos que hablar los tres- Dije con un tono algo furioso-
-No quiero- Deus contestó y eso realmente me enojó-
No dije nada más y tomé a Deus del brazo para llevarlo hacia el auto, Luke nos siguió y nos fuimos. El camino se basó en peleas y gritos por parte de nuestro hijo, tuve que callar a ambos para no llegar a tener un accidente por distracción. Al llegar me bajé furioso del auto y nos adentramos a la casa, acto seguido, fuimos hacia la habitación de Deus.
-Bien, Deus, estamos cansados de tu comportamiento- Traté de sonar calmado- Haces que tu papá se sienta mal y culpable, ¿crees qué eso está b...-
-¡Bien! ¡Entiendo, soy una mierda y lo único que hago es lastimar a todos!- Su voz se quebró y me partió el corazón, no hablé- ¿Saben qué? Me voy de esta casa, no quiero tener padres que odian como soy- Sacó de su armario lo que parecían ser dos maletas ya cargadas y salió de la habitación-
-Deus, no dije que eras una mierda- Grité-
-Michael, calmate por favor- Luke sollozaba-
-¡No me calmo una mierda!-
-Michael, por f...-
-¡Te dije que no!-
No sé como, no sé en qué momento mi mano había golpeado su rostro. De un minuto a otro Luke lloraba, Deus me gritaba y trataba de consolarlo.
Y ahí es cuando me di cuenta, que la mierda era yo.
