KM.

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Pasaban los días y sentía que me enamoraba. A parte de la distancia, ahora éramos conscientes de que tendría que pasar alrededor de seis meses hasta vernos.

Era ameno al principio, pero el tiempo pasa y pesa y costaba más, yo siempre pensando "queda mucho" y él siempre diciéndome: tranquila, pasará rápido. Pero yo, al igual que él, sabíamos que no pasaría rápido.

Y eso pasó, cada vez se me hacían los días más lentos y largos, no pasaban en el calendario. Me sentía 60% ilusionada y 40% desesperada. Sabía que este esfuerzo, tendría recompensa y que en unos meses nos veríamos pero el tiempo nos desesperaba.

Y la gente pensaba que éramos unos exagerados o que simplemente era una tontería estar así, pero nosotros no pensábamos igual. Calificaban como raros por no aprovechar el momento con la primera persona que pasara por enfrente nuestro. Ya sabéis, adolescentes crueles. 

Al menos éramos exactamente conscientes de lo que queríamos y de lo que realmente nos hacía feliz.

Tenerlo tan lejos era un problema para vernos, sí, pero no para querernos de la forma más sincera, fiel y verdadera.


Distancias Equivocadas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora