Dallas.

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Ya era diciembre, en noviembre no había pasado nada importante entre nosotros, yo era su mejor amiga y él era mi mejor amigo. Notaba un cambio en él, se molestaba cuando quedaba con amigos. Yo, ingeniosa empecé a pensar que tal vez si que sentía un 1% por mí.

Él y yo teníamos posibilidad de ser algo más con lo cual, no estaba todo perdido.

Pasaban los meses, cada vez sentíamos más confianza el uno en el otro, habían más preocupaciones y aparecían inseguridades. No olvido que cada día más ganas de vernos, con lo que, empecé a proponer el pasar unas vacaciones en la Isla. Mis padres lo pensaron y aceptaron.

Esas posibles vacaciones nos permitieron abrirnos el uno al uno y comprender que mis sentimientos efectivamente, eran recíprocos.





Distancias Equivocadas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora